
La tríada obscura de Donald Trump
Donald Trump ha construido una marca personal poderosa, él es una combinación de ambición intensa, necesidad de reconocimiento y una profunda conexión con el poder y la autoridad, tiene una necesidad de liderazgo, deseo de estatus público, está orientado hacia la afirmación personal y la búsqueda de éxito. Su energía parece estar dirigida hacia la conquista de metas y la consolidación de su imagen pública, con una fuerte motivación interna y una visión del mundo centrada en la autoafirmación y el logro personal.
La personalidad de Donald Trump tiene un lado bastante oscuro y cruel, muestra características asociadas al Narcisismo: Una percepción grandiosa de sí mismo, necesidad constante de admiración y falta de empatía hacia los demás. Maquiavelismo: Tendencia a manipular y explotar a otros para beneficio personal. La Psicopatía: Comportamiento impulsivo, insensible y carente de remordimiento. Su retórica es violenta y deshumanizante Trump ha utilizado este tipo de lenguaje, fomentando divisiones y tensiones sociales.
Su conducta sexual ha sido inapropiada, desde la década de 1970, al menos 25 mujeres han acusado a Trump de acoso y agresión y estas acusaciones han sido ampliamente documentadas.
Durante su administración, se implementó una política que resultó en la separación de niños migrantes de sus padres en la frontera entre EE. UU. y México. Esta medida fue ampliamente criticada por organizaciones de derechos humanos y de la sociedad civil.
Sus decisiones políticas y personales priorizan intereses propios sobre el bienestar colectivo y han generado controversia pública, aborda las relaciones y acuerdos enfocándose en lo que puede ganar o lograr. Trump fue acusado de utilizar su posición para beneficio personal, como el aceptar un jet de $400 millones de Qatar.
El estilo de liderazgo de Donald Trump se caracteriza por una combinación de autoritarismo y una comunicación directa, agresiva, polarizante, sin filtros y que a menudo desafía lo políticamente correcto. Este hombre naranja no necesita GPS siempre encuentra el camino de regreso al centro de atención, aunque sea por la ruta equivocada.
Ejerce un control firme sobre su administración, tomando decisiones rápidas y, en ocasiones, impulsivas, basadas en su intuición, centraliza el poder y la toma de decisiones.
Su política exterior se basa en el principio de "América Primero", promoviendo el nacionalismo y el proteccionismo. Esto se traduce en la retirada de acuerdos internacionales y un enfoque unilateral en las relaciones exteriores. Prometió hacer América grande otra vez, pero parece que primero quiso probar con su ego.
Trump es impredecible, lo que mantiene a aliados y adversarios en constante incertidumbre. Desafía las normas tradicionales rompe con lo convencional. Apela a emociones humanas como el orgullo y la pertenencia.
Su liderazgo ha generado divisiones y controversias tanto a nivel nacional como internacional. La desaprobación hacia Donald Trump va en aumento tanto entre votantes independientes como dentro de su propio partido, la combinación de políticas económicas impopulares, decisiones controvertidas y preocupaciones sobre su capacidad para liderar han contribuido a un aumento en su desaprobación.
Dicen que con la edad viene la sabiduría pero en su caso solo llegó la terquedad y algunas teorías conspirativas de regalo, su estabilidad mental es tan firme como su bronceado, superficial, artificial y propenso a deshacerse con cualquier pregunta seria... A sus 78 años nos está demostrando que su salud mental no le ayuda para desempeñar eficazmente el cargo de presidente, aunque él ya se autodiagnóstico como "un genio muy estable", solo que olvidó avisarle a la realidad... ha mostrado signos de demencia, rasgos de narcisismo ha propuesto ideas inusuales, como anexar Canadá o reabrir Alcatraz, lo que ha llevado a algunos a cuestionar su estabilidad mental que es como sus tweets: desordenada impulsiva y en permanente campaña...
En fin tiempos de locos, hoy en día tenemos ideas fantasiosas sobre el éxito o sobre ser ególatramente importante, tenemos figuras de mucho poder, pero con muy poquita conciencia y casi ninguna calidad humana, estamos atravesando por una crisis de valores y del sentido ético. Y sí, Trump sí quiere un alto el fuego... Quiere poder decir: "Terminé la guerra". Sabemos que aspira a un Premio Nobel de la Paz...