
Secularización. Se busca promover la pérdida de la influencia de lo religioso en la vida pública.
En un contexto en el que los derechos humanos enfrentan nuevos retos, discursos de intolerancia e intentos de imponer visiones únicas sobre la vida pública, la defensa del Estado laico es un compromiso compartido.
Así se estableció durante la inauguración de la 9a. Semana Internacional de la Cultura Laica: "Derechos humanos y Estado laico: retos actuales", evento que por primera vez salió de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para tener como sede la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), gracias a la gestión del director de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas (Fader y Cipol), Alan Arroyo.
Se trata de un espacio académico de reflexión interdisciplinaria en el que participan ponentes nacionales e internacionales para hablar sobre laicidad, secularización, fenómeno religioso, derecho constitucional y derechos humanos.
"Hoy más que nunca es necesario reivindicar que la laicidad no divide; por el contrario, nos une, porque establece un marco de neutralidad, respeto y convivencias plurales, donde todas las voces pueden coexistir. La laicidad significa reconocimiento, libertad y la posibilidad de que cada persona viva sin miedo a ser silenciada por sus creencias o por su falta de ellas", se mencionó durante el evento de inauguración, al que asistió el rector de la UJED, Ramón García Rivera.
Asimismo, se hizo referencia a que, "ante los embates constantes y abiertos a las libertades, la reflexión y el diálogo deben servir como diques contra la intolerancia".
Y es que, en América Latina, durante los últimos años, la pluralidad de expresiones se ha puesto en riesgo a partir de la intolerancia por interpretaciones eclesiales o dogmatismos.
"Gracias al principio de la laicidad, se resguarda la libertad de conciencia, la libertad religiosa, la igualdad de la ley, así como el derecho de cada persona a desarrollar su proyecto de vida. La laicidad nos recuerda que el Estado debe ser garante de la diversidad, no juez de las creencias, constructor de la inclusión, no reproductor de desigualdades", mencionaron los ponentes.