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¡Mamma mia! El arte de cocinar al estilo italiano (sin prenderle fuego a la cocina)

¡Mamma mia! El arte de cocinar al estilo italiano (sin prenderle fuego a la cocina)

¡Mamma mia! El arte de cocinar al estilo italiano (sin prenderle fuego a la cocina)

VANESSA BARDÁN PUENTE

¿Quieres cocinar como en Italia sin tener que mudarte a la Toscana? Te enseño cómo hacerlo con pasión, ingredientes frescos y la cantidad justa de estilo mediterráneo.

La base de todo: ajo, aceite de oliva y actitud. Los italianos cocinan con tres cosas esenciales: ajo, aceite de oliva extra virgen y la convicción de que su receta es la mejor del mundo.

¿La clave? Sofríe el ajo hasta que perfume el alma y huela a hogar.

"¡Che bella salsa!" La salsa se cuece a fuego lento... como los enojos familiares. Nada de apuros. Una buena salsa italiana se hace con paciencia, tomates que sepan a sol y una cuchara de madera que haya pasado por tres generaciones. "¡Mamma mia!" Si no la tienes, al menos pon música italiana y finge que la tienes en tus manos.

La Pasta al dente o nada. La pasta no solo es comida, es amor que hierve, es ese invento celestial que demuestra que la harina, el agua y el ingenio italiano han conquistado al mundo, "¡Mamma mia!". Cocinar pasta "al dente" no es una sugerencia, es una ley no escrita. El Spaghetti, es Ideal para salsa de tomate, albóndigas, y momentos donde necesitas sentir que la vida aún tiene estructura. Penne, es ese tubo corto y práctico, perfecta para salsas espesas que se meten en su interior (como tus emociones bien guardadas). Fusilli (los tornillitos) El alma fiestera de la pasta. Siempre está en las ensaladas y nunca los toman en serio. El Fettuccine. Ancha, suave, envolvente. Es como una bufanda de carbohidratos, Con crema y champiñones te puede hacer llorar de alegría. Ravioli. Pastas rellenas con sorpresas: como la vida, nunca sabes si te toca de espinaca o ricotta. ¡Mmmm! La Lasagna, multicapas, intensas, necesita horno y paciencia. No la prepares por hambre... prepárala por amor. No importa cómo te sientas, siempre hay una pasta para ti. Solo hay que hervir agua y el alma regresa al cuerpo.

Y claro un chorrito de vino para la receta... y otro para ti. El vino italiano es como un amante apasionado: intenso, diverso y a veces te deja con dolor de cabeza... pero siempre quieres volver a verlo. El vino italiano no se bebe, se vive. Es como una ópera en copa: empieza suave, se pone intenso... y al final te hace aplaudir aunque estés sola en la cocina, cada copa trae consigo una historia de sol y tierra Los italianos cocinan con vino, pero no especifican si es para la comida o para la cocinera. Así que: uno para el risotto, uno para ti. "¡Salute!"

"Chi ha toccato il Parmigiano?!" El queso va al final. Y no, no es cualquier queso. El queso parmesano, ese polvo de oro culinario que le da sentido a la vida y a la pasta. El verdadero parmesano viene de Italia, específicamente de regiones como Parma, Reggio Emilia o Módena. Si viene en un frasco plástico con tapa verde y no necesita refrigeración, ese no es parmesano, es aserrín con complejo de superioridad. ¿Cómo disfrutar del buen Parmigiano? Rallado al momento sobre pasta, ensaladas o sopa. En trozos con miel, higos o un buen vino tinto (para sentirte como en una terraza de la Toscana). O con cuchillo y soledad, porque sí, se puede comer como snack elegante mientras filosofas sobre tus relaciones. "¡Mamma mia!"

El postre es dulce, el espresso es fuerte, y el amor... lo pones tú. Termina con un tiramisú o una simple panna cotta. Pero lo importante es que pongas amor en el plato, y "¡Mamma mia!"

Ojo: El "¡Mamma mia!" es válido para cuando se te quema algo o queda perfecto. Cocinar al estilo italiano no es solo una técnica: es una actitud ante la vida. Es decir "hoy cocino lento, pero vivo sabroso". Cocinar y beber un buen vino en la cocina no es solo una actividad... es una ceremonia de amor propio, rebeldía elegante y alquimia mediterránea, cocinar con una copa en la mano, desinhibe a la chef te sientes como si fueras la protagonista de tu propia película italiana, versión intensa y sensorial.

Así que ¡manos a la obra! pon música italiana, francesa o la que te haga mover los hombros con elegancia borracha. Descálzate o ponte tus pantuflas que no juzgan y bailan contigo aunque haya salsa en el piso. Cocina con las manos, con el corazón y sin cronómetro. Prueba todo. Baila. Grita "¡Mamma mia!" si hace falta. No importa si terminas con la pasta un poco pasada o la cebolla mal cortada... si brindaste contigo misma, la receta salió perfecta.

Escrito en: Cariñoterapia "¡Mamma, italiano, vino, pasta

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