
Eduardo Mendoza recibe la presea 'Carlos Fuentes' de Silvia Lemus, la viuda del autor, en la inauguración del área literaria en la FIL de Guadalajara.
Eduardo Mendoza, Premio Cervantes 2016 y Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025, presentó un retrato literario e histórico de Barcelona, ciudad Invitada de Honor de la FIL Guadalajara. Recordó la ciudad que ha marcado su obra: una Barcelona llena de proezas y derrotas, pero también transformada por un turismo que la desborda y la reinventa.
En la inauguración del Salón Literario Carlos Fuentes, donde recibió la Medalla homónima, Mendoza destacó que Barcelona es "una ciudad literaria, muy literaria". Desde su fundación hasta su presencia en el Quijote, repasó su historia: los pueblos que la habitaron, su esplendor medieval, su industrialización y su influencia artística.
También evocó la Barcelona del franquismo, la que él conoció: "oscura, de hambre, de enfermedad y de miedo", marcada por la sombra de la Guerra Civil. Señaló que, aunque gran parte de la literatura de ese tiempo se escribió en el exilio, sí floreció una industria de tebeos y cuentos infantiles que influyó en su generación.
Mendoza recordó la llamada época dorada de Barcelona como capital literaria latinoamericana, donde convivió con autores como García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Donoso o Cabrera Infante. Sin embargo, centró su mensaje en Barcelona como protagonista literaria: "La ciudad ya no es telón de fondo, es la verdadera protagonista".
El autor habló del giro que vivió Barcelona en tiempos recientes, cuando empezó a atraer visitantes hasta convertirse en una ciudad diseñada para el turismo. "Antes les tirábamos piedras; ahora nos complace recibirlos", ironizó, aunque advirtió los inconvenientes que trae este modelo.