
Menos muertos visibles… más ausentes invisibles
Las cifras oficiales dicen que los homicidios dolosos bajan en México. El gobierno presume una reducción significativa en el promedio diario de asesinatos y se apoya en gráficas, comparativos anuales a conveniencia y conferencias matutinas para instalar una idea clara: la violencia letal está contenida.
El dato, en sí mismo, puede ser correcto. Menos cuerpos con impactos de bala aparecen en las estadísticas. Menos carpetas clasificadas como homicidio doloso. Menos notas rojas en ciertas regiones.
El problema es lo que no aparece en esa narrativa.
Porque mientras los homicidios bajan, las desapariciones no. Y ese contraste no es accidental: es estructural.
México parece estar aprendiendo a desplazar los asesinatos de una categoría penal incómoda -el homicidio- hacia una mucho más opaca, lenta y políticamente manejable: la desaparición. Un desaparecido no altera la estadística diaria. No exige escena del crimen. No obliga a cerrar un caso. No genera la misma presión mediática.
Un desaparecido es una ausencia que se puede estirar en el tiempo.
Del sexenio de Felipe Calderón al día de hoy, México acumula 120,185 personas desaparecidas. Una cifra que, de acuerdo con colectivos y organizaciones civiles, excede cualquier otra experiencia de violencia, conflicto armado o régimen autoritario en América Latina. Y, aun así, esa cifra convive sin problema con discursos triunfalistas sobre seguridad.
La explicación oficial suele ser técnica: registros imperfectos, ausencias voluntarias, rezagos, dificultades de clasificación. Pero cuando el Registro Nacional de Personas Desaparecidas es inconsistente, cuando no se puede determinar con claridad cuántos casos involucran a autoridades o a criminales con su tolerancia, el problema deja de ser técnico. Se vuelve político y la ascendencia estadística debería ser un escándalo.
- Felipe Calderón: 16,983 desapariciones en seis años.
- Enrique Peña Nieto: 32,502 desapariciones en seis años.
- AMLO: 53,505 desapariciones en cinco años y 10 meses.
- Claudia Sheinbaum: 17,192 desapariciones en casi 15 meses. De seguir a este mismo ritmo, su sexenio acumulará una cifra cercana a 71,000 desaparecidos.
La impunidad termina de cerrar el circuito. Entre 2017 y enero de 2025, menos del 1% de los casos de desaparición derivaron en una condena. No es una falla del sistema de justicia: es su diseño real. Un sistema que no investiga no sanciona y no disuade.
La crisis forense lo confirma. Más de 72 mil cuerpos sin identificar. Muchas, muchísimas fosas clandestinas. Restos humanos acumulados durante casi veinte años. Un país que reduce homicidios en el papel, pero que no puede devolver nombres a sus muertos ni respuestas a sus familias.
Por eso el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU abrió un procedimiento contra México bajo el artículo 34 de la Convención. No porque falten leyes o diagnósticos, sino porque existen indicios razonables de que la desaparición forzada ocurre de manera generalizada o sistemática en un entorno donde el Estado simplemente no interrumpe el mecanismo.
La reducción de homicidios seguramente es real. Pero si ocurre al mismo tiempo que crecen las desapariciones, no habla de paz: habla de eficiencia para borrar personas.
Y mientras celebramos gráficas a la baja, hay un sistema que sigue funcionando con absoluta normalidad: desaparecer personas, diluir responsabilidades y convertir el miedo en una herramienta silenciosa de control.
Menos muertos visibles... más ausentes invisibles.
Eso no cancela la violencia. Cancela la verdad.
Mientras se celebran descensos estadísticos en homicidios, en Zapopan, Jalisco -a pocos minutos del mundialista Estadio Akron- se han localizado cientos de bolsas con restos humanos en fosas clandestinas halladas de manera reiterada desde 2022. La cifra ha sido documentada por colectivos de búsqueda y reconocida oficialmente por el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. No es una anomalía ni un episodio del pasado. Es el recordatorio incómodo de que, aun cuando los homicidios "bajan", los cuerpos no dejan de aparecer: solo lo hacen fragmentados, embolsados y fuera de la estadística conveniente.