
México en la encrucijada, seguridad nacional o pública
En este 2025, México se enfrenta a un escenario profundamente complejo. La economía nacional permanece estancada, la informalidad crece, la productividad está limitada y la inversión se ahuyenta ante la incertidumbre. A ello se suma una desigualdad estructural que impide la movilidad social y condena a millones a la pobreza permanente. "Mientras tanto, las instituciones internas se debilitan bajo la infiltración criminal, la embestida estadounidense crece y órganos clave de contrapeso democrático retroceden en su autonomía".
El país vive una inseguridad generalizada, alimentada por cárteles que dominan territorios y economías ilícitas. Se erosiona el tejido social, mientras una crisis ambiental y urbana compromete nuestros recursos vitales. La educación y la ciencia, que deberían ser motores de transformación, languidecen en el rezago. "La inteligencia estratégica no está presente para describir el caos y actuar con visión. Pese a todo, México aún tiene oportunidades viables para transformar su destino".
Una de ellas es "la relocalización global de cadenas de suministro". El llamado nearshoring es una gran oportunidad para atraer capital. Donde solo seremos competitivos si garantizamos certidumbre jurídica, infraestructura de calidad, seguridad y un Estado de Derecho sólido "y para ello se requiere inteligencia: identificar riesgos, anticipar escenarios y proteger activos clave".
Poseemos la ventaja de la transición energética y nuestra biodiversidad. Recursos como el litio y el potencial solar o eólico son activos estratégicos que no pueden quedar a merced de intereses externos ni de explotación opaca. "Requerimos planificación nacional basada en inteligencia seria y visión soberana".
Nuestro mayor activo es el bono demográfico. La juventud mexicana debe ser el motor de la innovación, rescatándolo de ser la presa del crimen organizado. "El Estado debe emplear inteligencia para neutralizar las redes de reclutamiento criminal y transformar el talento juvenil en una palanca de desarrollo".
Horizonte que solo será posible con una estrategia que articule Defensa para crear condiciones de seguridad 'Desarrollo para alcanzar el bienestar y Diplomacia, en un marco de cooperación interna, regional y global. Mecanismos como el T-MEC, la Alianza del Pacífico o la integración latinoamericana "deben fortalecerse con visión geoestratégica, sin improvisaciones".
Recuperando la Inteligencia Estratégica para la Seguridad Nacional que operaba el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), abandonada desde 2018: desmantelado y sustituido por un modelo enfocado exclusivamente en seguridad pública. "Resultando una peligrosa miopía que combate el delito sin éxito y sin prevenir las amenazas que comprometen la viabilidad del Estado".
La inteligencia para la Seguridad Pública y la Justicia, centrada en el corto plazo, es necesaria para enfrentar la violencia. Pero no es suficiente. No puede anticipar los efectos de una guerra comercial, el impacto geopolítico de un conflicto como los del Medio Oriente, la alianza incómoda con EUA, ni las consecuencias estructurales internas de la corrupción en aduanas. "Para ello se necesita otra inteligencia, más amplia y especializada".
La inteligencia estratégica es una disciplina compleja que analiza entornos cambiantes, identifica vulnerabilidades estructurales, formula escenarios y orienta decisiones de alto nivel. No es espionaje ni represión. Es planeación anticipada y conocimiento contextualizado para gobernar con eficacia. "Su esencia es la prospectiva, y su finalidad, la preservación del Estado".
Hoy México carece de esa brújula. Se toman decisiones en áreas clave sin análisis estratégico, sin previsión, sin información crítica. Esta ceguera estratégica afecta la defensa nacional, desarrollo económico, diplomacia y la gobernabilidad misma. "Y vivimos sus consecuencias por la descoordinación, reacciones tardías y políticas erráticas".
Urge reconstruir una política sistémica de seguridad nacional, basada en inteligencia estratégica civil, ética, interinstitucional y profesional. No se trata de crear un aparato oculto, sino de dotar al Estado de una herramienta moderna, legal, democrática y eficaz.
La seguridad nacional no puede limitarse a la violencia visible. También debe contemplar riesgos económicos, tecnológicos, sanitarios, ambientales y geopolíticos. Para ello, se deben integrar todas las inteligencias sectoriales 'militar, financiera, criminal, electoral y demás' en un sistema coordinado que genere análisis de alto nivel para los tomadores de decisiones.
Frente a la incertidumbre global y la debilidad interna, México necesita recuperar la capacidad de pensar estratégicamente. No se trata solo de defenderse, sino de construir un futuro posible. "El primer paso es aceptar que sin inteligencia estratégica, el país navega a ciegas".
Debemos recuperar la visión, responsabilidad y preparación, para que la inteligencia estratégica vuelva al lugar que le corresponde, "como guía para la transformación nacional, garante del interés público y herramienta indispensable para una política de Estado orientada al bienestar, la justicia y la soberanía".
* El autor de esta colaboración es General de División de Estado Mayor, Maestro en Seguridad y Defensa Nacionales y miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM.