
Mirador
Llegó sin anunciarse y me dijo sin más:
-Soy el color rojo.
No necesitaba decirlo: era rojo.
Después de saludarlo le pregunté en qué podía servirle. Respondió en tono imperativo:
-Escriba usted que soy el color más importante.
-No puedo hacer tal cosa -opuse-. Ciertamente el rojo es el color más importante para la rosa y para las revoluciones, pero el azul es el color más importante para el cielo, el verde el más importante para la selva, el anaranjado el más importante para la naranja y el café el más importante para el café. Todos los colores son igualmente importantes. También el blanco y el negro, que al parecer no son colores, tienen importancia.
Noté que el rojo se molestó, porque se puso colorado. Sin decir más tomó el camino. El azul del cielo se iba poniendo gris; las hojas de los árboles cambiaban su verde por ocres, amarillos y marrones; el horizonte cobraba tonos morados y de color rosáceo. Ah, y también rojos.
¡Hasta mañana!...