
País de mentiras
A principios de este siglo XXI, Sara Sefchovich, una destacada investigadora de la UNAM, publicó un libro titulado "País de mentiras", en el que incluía el subtítulo "La distancia entre el discurso y la realidad en la cultura mexicana". En el libro en mención, la autora hace un recuento del discurso gubernamental en distintos ámbitos durante la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, precisamente durante la época de la llamada transición democrática, en el que, argumenta, citando datos, las mentiras que fueron la base del discurso, que, sin embargo, estaba totalmente alejado de la realidad del país y la que vivíamos los mexicanos, esta última "realidad" documentada por organismos no gubernamentales, académicos, activistas y ciudadanos.
Aunque los gobiernos de la llamada transición democrática generaron cambios institucionales para garantizar el ejercicio de derechos, sin embargo, como argumenta la Dra. Sefchovich, fueron también gobiernos que no ofrecieron resultados a los ciudadanos en una amplia variedad de temas: pobreza, derechos humanos, educación, inclusión, violencia de género, y un largo etcétera.
Todos estos déficits forman parte del ánimo social que permitió un cambio de régimen a partir del año 2018 y que, como se anunció desde ese año, tiene como objetivo la destrucción institucional de los cambios realizados en las tres décadas previas, llamadas por el régimen actual como el período neoliberal. Estos cambios significaron avances en materia electoral, derechos humanos y transparencia, por citar los principales, los cuales fueron, probablemente, lo único rescatable de la transición democrática del país. Con la destrucción institucional que está en marcha lo que tenemos ahora es un régimen de partido dominante con cada vez menos posibilidades reales para el ejercicio de derechos por parte de los ciudadanos.
Lo que acabamos de ver en la sesión del INE en la que se dictó la validez de la elección judicial refleja lo rápido que estamos transitando al modelo autoritario que basa su discurso en mentiras, justo de la misma manera en que lo hacía el régimen de partido único que dominó la mayor parte del siglo pasado y como también lo hicieron los gobiernos de la transición democrática, de acuerdo a la Dra. Sefchovich.
El régimen actual nos dice que la realidad no importa; lo que importa es su discurso y ahora, como hace cinco décadas, la mayoría en las cúpulas de los órganos electorales están al servicio del régimen y su misión institucional, ya que al ser mayoría hablan por sus instituciones, es convalidar el discurso oficial.
En la sesión del INE que se consideró válida la elección judicial, cinco integrantes del Consejo General del INE consideraron que, de acuerdo con su criterio, las irregularidades que se presentaron en dicha elección, con prácticas que uno de los consejeros llamó "profundamente antidemocráticas", principalmente la inducción al voto con el uso de "acordeones", presumiblemente generó un escenario de inequidad y el posible uso de recursos prohibidos para beneficiar a quienes aparecieron en estos "acordeones". Aun con estos posicionamientos en contra, la mayoría de seis integrantes del Consejo General del INA validó la elección judicial.
El discurso oficial: la elección judicial fue un éxito; trece millones de personas eligieron a las personas que impartirán justicia. La realidad: existen indicios de que los ciudadanos que participaron fueron presumiblemente inducidos al voto mediante la distribución generalizada de "acordeones" con candidatas y candidatos pre seleccionados por quienes los elaboraron y distribuyeron.
Una vez que se contabilizaron los votos y se validó el triunfo de las personas referidas en los "acordeones", es muy posible suponer que la elección que hicieron los ciudadanos fue inducida. Lamentablemente para el régimen, la estadística no forma parte del discurso. Alrededor de un 90% de las personas preseleccionadas en las decenas de "acordeones" fueron elegidas para los principales cargos del Poder Judicial. Muchos "acordeones" con las mismas personas pre seleccionadas. Es estadísticamente imposible que una elección con las características de la elección judicial tuviera ese resultado, si hubiera sido una elección libre.
Volvemos al régimen de partido único, de instituciones alineadas, de personajes que con voz solemne prometen, en nombre de la institución, que las prácticas del pasado no serán toleradas, pero evitan hablar de los intereses de quienes preseleccionaron, realizaron y distribuyeron los "acordeones", que bien pueden convertirse en la imagen que representa la erosión de las instituciones de la transición democrática que en el pasado reciente sirvieron de contrapeso al poder.
Cuando escribió "País de mentiras" hace casi dos décadas, Sara Sefchovich imaginó que, lamentablemente, las mentiras de los gobiernos continuarían independientemente de quien ocupara la silla presidencial, pero tal vez no imaginó que volverían a tener la importancia que tenían en el discurso político del viejo régimen.
Una frase suya en País de mentiras, parafraseando a otro autor, es profética de lo que vivimos en el México actual; la cito a continuación: "Por eso podemos decir, parafraseando a Jose Joaquín Blanco, que entre nosotros podrán pasar aperturas democráticas, crisis, devaluaciones, siglos, dinastías, cosmos y cosmogonías... pero nuestros funcionarios seguirán impune, graciosa, sofisticada, soberanamente inventando sus mentiras."
X: @jesusmenav