
¿Qué viene en 2026?
Prácticamente se acabó el 2025. Si hacemos un corte de caja, fue definitivamente muy ajetreado en materia electoral, ya que tuvimos la elección de personas juzgadoras, tanto a nivel federal como local, y en el caso específico de Durango, renovamos los 39 Ayuntamientos.
2026 será muy peculiar, ya que no será un año electoral como los que estamos acostumbrados, permitiendo dar un respiro rumbo a las elecciones intermedias de 2027; sin embargo, hay 2 hechos que tendrán lugar: la inminente reforma electoral, que podría transformar el sistema electoral, y la elección en el vecino estado de Coahuila.
En el caso de Coahuila, donde únicamente se estará renovando su Congreso local, será la oportunidad de mantener viva la maquinaria electoral, y servirá como un termómetro político clave, ya que será la última oportunidad de medir fuerzas y afinar estructuras antes del crucial proceso de 2027. En pocas palabras, dará pistas sobre la vigencia de las alianzas opositoras y el alcance real de Morena en el norte del país. Dado que es la única elección relevante del año, los reflectores se centrarán en si el elector coahuilense premia o castiga a los partidos que gobiernan el estado.
El 2026 también se perfila como el año de la gran reingeniería político-electoral en México. Bajo el impulso de la reforma que la Presidenta de México enviará al Congreso en enero, la discusión nacional se podría centrar en consolidar un modelo más austero y centralizado, bajo la premisa de simplificar el aparato democrático, poniendo bajo la lupa el federalismo electoral, el financiamiento público a los partidos, las diputaciones plurinominales y la reelección. Si bien es cierto, todavía es muy prematuro hablar de propuestas concretas, es casi un hecho que el Congreso priorizará esta labor durante los primeros meses del próximo año
Sin embargo, 2026 servirá principalmente como un año de reorganización partidista; mientras Coahuila va a las urnas, los partidos usarán el año para preparar sus estructuras rumbo a la "madre de todas las batallas intermedias" en 2027, donde se jugará el control de la Cámara de Diputados, la segunda etapa de la elección del Poder Judicial y, por supuesto, una gran cantidad de cargos locales, incluyendo 15 gubernaturas.
La "megaconcurrencia" de 2027 será una aduana muy importante para la actual administración federal, ya que la renovación de las 500 curules pondrá a prueba el desgaste natural del poder tras tres años de gobierno y definirá si el oficialismo mantiene el control legislativo o si la oposición logra construir un dique de contención.
A esto se le suma que prácticamente la mitad de México tendrá la renovación de sus gubernaturas: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, y por si esto fuera poco, también está la segunda etapa de la elección judicial.
2025 nos dejó el precedente de la elección judicial y municipal; el 2026 será la bisagra, un año de aparente respiro que estará dominado por una reforma electoral profunda que busca transformar el sistema electoral.
X @omarortegasoria