
Recurren en Durango a la Virgen por la paz y la reconstrucción del tejido social
La Virgen de Guadalupe no solamente es importante para los mexicanos sino para los latinoamericanos, ya que es una figura presente en los momentos más difíciles de la historia.
Al enfatizar lo anterior, el párroco del Santuario de Guadalupe, Raymundo Santillán Villa, refirió que María representa el amor materno de Dios.
“Dios es padre de la humanidad y entonces cuando él ve que sus hijos están divididos, destrozados, él llega a través de mamá María, porque María es el amor maternal de Dios. Ya que Dios tiene amor paterno y amor materno, pero María encarna el amor materno de Dios”.
“Viene a ver a sus hijos que están peleados, que están divididos, que están en guerra y entonces, qué bonito que después de 10 años de la conquista en 1531, María aparezca como esa madre que viene a reconciliar a un pueblo que se ha unido en dos culturas y que están en dificultad por la unión, por el encuentro. Entonces, ella aparece como una medianera de la paz, como una medianera de la comunión, de la unidad”, destacó.
Y en la actualidad también se recurre a ella para que traiga paz, como se ha observado entre las principales peticiones que hacen los fieles.
“Pues es la paz, todo, la paz que estamos perdiendo por la desintegración familiar. Hemos perdido la figura paterna y sobre todo hemos perdido la figura materna, porque cuando uno pierde la figura materna, se acaba el referente de la vida y se acaba el referente de los valores y de las costumbres. Decía San Agustín: la fe se chupa de la mamá, los valores se chupan de la mamá. Entonces, si la mamá falla, falla la familia. El hombre sabemos que tiene su rol, pero la mamá es ternura, es esencia, es acompañamiento, es compasión, es corrección”.
“Si nuestra sociedad está una crisis, hay que verificar la figura materna y paterna porque todo tiene su origen ahí”, destacó.
Agregó que al estar por primera vez como párroco del Santuario de Durango, quedó sorprendido por la afluencia y devoción del pueblo duranguense. Y resaltó que, después de la pandemia, ya se empieza a ver un resurgir de las personas en la fe cristiana y guadalupana. “Es una esperanza de que podamos recomponer nuestros tejidos sociales a la luz de la fe”, indicó.