
Consecuencias. El uso en exceso de estos dispositivos está vinculado con mayores niveles de ansiedad, irritabilidad y cambios en el estado de ánimo.
En la era digital, el acceso a dispositivos electrónicos como tablets y celulares se ha convertido en parte de la vida cotidiana de los niños. Aunque estos dispositivos pueden ser herramientas útiles para el aprendizaje y el entretenimiento, su uso excesivo conlleva riesgos que pueden afectar su desarrollo físico, emocional y social.
Y es que pasar demasiado tiempo frente a una pantalla puede causar fatiga visual, dolores de cabeza y trastornos del sueño debido a la exposición prolongada a la luz azul. Además, la falta de actividad física puede derivar en problemas posturales, obesidad y sedentarismo, afectando su bienestar general.
Entre los principales riesgos del uso excesivo de dispositivos destaca la afectación en la capacidad de atención y concentración, ya que el contenido digital suele ser altamente estimulante y de consumo rápido.
También se ha vinculado con mayores niveles de ansiedad, irritabilidad y cambios en el estado de ánimo, especialmente cuando los niños dependen de los dispositivos para entretenerse o calmarse.
Otra consecuencia en la dificultad que genera en las habilidades sociales, pues el tiempo prolongado frente a las pantallas puede reducir la interacción cara a cara con familiares y amigos, limitando el desarrollo de habilidades sociales esenciales como la empatía, la comunicación verbal y la resolución de conflictos. Esto puede afectar su capacidad para relacionarse en entornos escolares y familiares.
Por ello, para evitar estos riesgos, los expertos recomiendan establecer límites de tiempo de uso según la edad del niño, así como fomentar actividades al aire libre y juegos sin pantallas.
También es necesario supervisar el contenido y promover plataformas educativas, y sobre todo, crear momentos libres de dispositivos, como durante las comidas o antes de dormir.