
Trump, aranceles y el gato
De nueva cuenta, Donald Trump ha amenazado a nuestro país para imponerle un arancel, en esta ocasión, del 30%. Uno más, al cobre, del 50%. Sumado a esto, el lunes 14 de julio entró en vigor un arancel del 17% a la importación de tomate mexicano al vecino país del norte. En respuesta, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha enviado a una comitiva para negociar y ver la forma de que el daño para México sea el mínimo. Sin embargo, es ese amago constante de Trump con sus amenazas arancelarias lo que nos está causando daño para ahuyentar inversiones y golpear a nuestros exportadores.
El pasado sábado, Trump anunció, a través de una carta, dirigida a la mandataria mexicana, que impondrá nuevos aranceles del 30% contra México que entrarán en vigor a partir del 1 de agosto. "México me ha estado ayudando a hacer segura la frontera, PERO (así en mayúsculas) lo que ha hecho no es suficiente. México aún no ha detenido a los cárteles que intentan hacer de toda Norteamérica un patio de juegos del narcotráfico".
Este nuevo arancel es superior al anterior, del 25%, que impuso a productos mexicanos a principios de este año, aunque los productos que ingresan a Estados Unidos bajo el acuerdo del T-MEC están exentos. De momento no se ha explicado si esta nueva tarifa será de aplicación universal para todos los productos que México exporta o solo para los que no cumplan con las reglas de origen del T-MEC.
La perversa y poco racional estrategia del personaje de cabello amarillo consiste precisamente en amenazar con imponer aranceles, otorgar prórrogas para su aplicación y negociar para obtener de los demás países condiciones que le favorezcan de acuerdo a la agenda que tenga con cada nación.
Esta sombra permanente de amenaza arancelaria con la que ha cubierto a México le ha costado a nuestro país que se frenen inversiones nuevas, que empresas ya establecidas consideren emigrar a Estados Unidos y es un dolor de cabeza al sector exportador.
En Tijuana, por ejemplo, más de una decena de empresas maquiladoras, ubicadas en el Parque Industrial de la Mesa de Otay, han parado sus proyectos y han abierto sucursales del otro lado de la frontera para trasladar una parte de sus líneas de producción en caso de que la situación económica con el vecino país empeore por el tema arancelario. La compañía china más importante en la fabricación de vehículos eléctricos, BYD, desistió en su intención de construir una planta en México debido a las tensiones geopolíticas y la incertidumbre derivada de las políticas comerciales del presidente Trump.
El investigador de la Universidad Panamericana, Juan Carlos Baker, comparó en un artículo el efecto que provocan los amagos arancelarios de Trump con la llamada Paradoja del gato de Shrödinger, que es quizás el experimento mental más famoso y discutido en el campo de la física cuántica. En el experimento, existe un sistema compuesto por una caja cerrada que contiene un gato, una ampolla venenosa, un martillo y un dispositivo que contiene una partícula radiactiva con el 50% de probabilidades de desintegrarse. Si esto llegara a ocurrir, la partícula desintegrada provocaría que el martillo rompa la ampolla, el veneno se libere y el gato muera. La probabilidad de que el gato esté vivo o muerto es del 50% en ambos casos y la única forma de averiguar qué ha ocurrido es abriendo la caja. Antes de abrir la caja se dice que el gato está vivo y muerto al mismo tiempo.
Así los aranceles de Trump: están y no están en vigor al mismo tiempo. Mientras estamos en espera de ver a qué acuerdos se lleguen en las negociaciones, nuestra economía permanece encerrada en una caja de incertidumbre, como el gato del experimento.
Así las cosas.