
Trump y Putin marcan distancia con un saludo peculiar en Alaska | VIDEO
En la reciente cumbre internacional celebrada en Alaska, el saludo entre Donald Trump y Vladimir Putin acaparó reflectores. Más allá del protocolo, el gesto del presidente estadounidense a su homólogo ruso abrió la puerta a interpretaciones que van desde un intento de mostrar camaradería hasta una estrategia calculada de diferenciación en el escenario diplomático.
El saludo que todo el mundo está viendo
El encuentro, cargado de expectativas, dejó claro que la relación entre ambas potencias sigue siendo un terreno complejo. Trump, fiel a su estilo disruptivo, no optó por el clásico apretón de manos frío y formal, sino que decidió añadir una palmada, un detalle que muchos leyeron como una mezcla de ironía y reconocimiento. La reacción de Putin fue más sobria, limitándose a aceptar el gesto sin mostrar demasiada emoción.
En un contexto donde la relación entre Washington y Moscú se debate entre la cooperación estratégica y la desconfianza histórica, cada movimiento cuenta. Para algunos analistas, el aplauso de Trump buscó romper la rigidez diplomática y presentarse como un líder capaz de dominar la escena con espontaneidad.
Más allá de la anécdota, el momento refleja cómo la política internacional también se juega en pequeños gestos. Trump continúa apostando por un estilo mediático, consciente de que cada imagen puede convertirse en titular y moldear percepciones. Putin, en cambio, mantiene la narrativa de la firmeza, sin dejar que la gestualidad altere su postura.
El saludo en Alaska se convierte así en una muestra más de cómo la diplomacia actual ya no solo depende de acuerdos firmados o comunicados oficiales, sino también de los gestos que alimentan la conversación pública.
La realidad es que el gesto ya quedó registrado como un episodio más en la compleja relación entre Washington y Moscú, un vínculo donde cada señal pública, por pequeña que parezca, puede modificar percepciones y abrir debates en el tablero internacional.