
El arte mentiroso (tercera y última parte)
CORTESÍA
Una de las críticas al arte más importantes en la historia de la filosofía la realizó Platón en su libro X de La República con argumentos como el siguiente: "El que hace fantasmas, es decir, el imitador, no conoce más que la apariencia de las cosas y en modo alguno lo que ellas tienen de real [...] Con justa razón, pues, le condenamos (al poeta) y lo incluimos en la misma clase que al pintor. Tiene de común con este no componer más que obras que carecen de valor parangonadas con la verdad...".
Debemos recordar que para Platón el conocimiento de lo verdadero depende de la capacidad intuitiva de la razón (Noesis) , el acceso al Mundo de las Ideas solo es alcanzado por la intelección y no a través de la experiencia sensible, que sería el ámbito de lo artístico, en resumen: todo lo producido por el artista sería una copia de la copia de la realidad y, por lo tanto, alejado de lo real.
Si bien es cierto que en diferentes momentos se puede observar al fundador de la Academia abordar el tema de la belleza en varios de sus diálogos, es evidente que tal concepto y su relación con el arte no se presenta como necesaria, en efecto, para los antiguos griegos, arte y belleza son dos conceptos que se analizaron por separado. Mientras que Platón condenará al arte por su carácter ilusorio con respecto a la realidad, su alumno Aristóteles encontrará relaciones entre conocimiento y arte; el Estagirita emprende, principalmente en su Poética, una reflexión profunda acerca de la Tragedia pero con elementos que pueden aplicarse a otras formas de arte como la pintura y la escultura en donde sobresale el concepto de imitación (mímesis), el cual cumple una función fundamental: la imitación de los actos humanos y de la apariencia de las cosas que supone un ejercicio de observación y análisis que conduce, de manera natural, a la obtención de conocimiento, de principios universales; dicha universalidad le confiere al arte una cercanía con la ciencia, pero, como vimos anteriormente, Aristóteles distingue sus respectivos campos de acción: arte y ciencia siguen reglas pero su ámbito es distinto, la ciencia se ocupa de la existencia y el arte de la creación (Analytica posteriora).
A diferencia de lo que normalmente se piensa, el concepto de imitación en Platón y Aristóteles tiene sus respectivos enfoques y, de manera especial, en su relación con la realidad; si bien es cierto que, para ambos, la mímesis es fundamental en el arte, para el primero dicha actividad se reduce a una imitación fiel de la realidad, mientras que para el segundo representa también un proceso creativo apoyado en la naturaleza.
Lo paradójico en Platón surge cuando, sorprendentemente, encontramos en el libro VII de la misma República la exposición de su teoría del conocimiento apoyada en su célebre alegoría de la caverna, en efecto, el recurso pedagógico que Platón ha utilizado para dar explicación a las distintas etapas por las que el hombre va accediendo a lo verdadero es una herramienta característica de la creación artística: la alegoría, incluso, en el mismo texto define su exposición como "pintura alegórica".
Entendida como la figuración de conceptos abstractos con fines didácticos, la alegoría, junto a la metáfora, representan recursos retóricos que facilitan el conocimiento a través de una modalidad estética; Platón despliega constantemente en su filosofía una metodología basada en tales principios, el mismo es un artista, un poeta cuando ejerce su talento literario en la creación de sus Diálogos; su teoría del conocimiento se vio favorecida al incorporar imágenes y símbolos, metáforas continuadas, es decir, alegorías.
En su deseo por ilustrar el camino hacia lo verdadero, no pudo renunciar a la ficción, para mostrar la verdad se valió de lo falso, de lo aparente, de una imitación creativa, o como nos recordaría Picasso 24 siglos después: del arte mentiroso.