¿Cómo se aprende a ser una verdadera mujer?

La sociedad contemporánea no quiere saber realmente quién es la mujer y busca deformar su esencia desde que nace.

¿Qué aprende una mujer hoy en día de la sociedad? A falsificarse, a esconder sus verdaderos sentimientos, a cuidar sus propias opiniones, a enmascarar sus pensamientos.

Esto se ha vuelto un lío entre hombres y mujeres, mientras al hombre se le pide contactar con su lado femenino la mujer se ha dado a la tarea de contactar su lado masculino ¡poniendo de cabeza toda la ecuación!

El hombre que no puede sentir, es porque ha anulado su aspecto femenino, la mujer que tiene una actitud muy receptiva, pero nada activa, ha anulado su yang, su hombre interno. Mientras tanto, las mujeres hoy en día quieren tener hombres que aún no se inventan y los hombres siguen anhelando un tipo de mujer casi en peligro de extinción, el hombre necesita ser necesitado y la mujer se quiere sentir protegida, ¡vaya broma! yo me pregunto: ¿cómo se sentirán los hombres ahora que la mujer es más independiente? ¿hemos evolucionado o involucionado? las mujeres hemos quedado atrapadas en tantas obligaciones y luego nos quejamos de que ya no hay hombres, obviamente los estamos extinguiendo con nuestra propia actitud, dentro de poco creo que seremos capaces de auto reproducirnos, ¿eso es lo que queremos? ¿neta?

En esta construcción de lo femenino no estamos solas, no hay camino que no haya sido ya andado por las mujeres que vivieron antes, no caminas sola, nuestras ancestras ya han estado aquí antes que tú, así que no caminas sola, sus viajes, sus vidas, sus historias, permanecen para guiar nuestro camino, escucha a las mujeres que han caminado antes que tú y no te perderás.

Las mujeres desde siempre, nos hemos reunido unas con otras, siempre hemos sabido de redes, de tramas, de círculos, de mándalas y corazones abiertos.

La mujer y la naturaleza somos creadoras, por lo tanto, nuestra moral se basa en el respeto por la vida. Maravillosas mujeres nos han abierto el camino, nos han inspirado, han dejado sus huellas y su sabiduría para nuestro andar, ellas nos recuerdan que, la familia y la calidez del hogar solo puede ser construidas sobre la base de la sensibilidad de una mujer.

Sucede que, a veces, tus órganos femeninos te gritan enfermándose, solo cuando me acepto como mujer haciendo contacto con mi feminidad descubriendo la sutileza de mi género, se pueden mantener saludables, si desde esa sutileza asumes tu poder femenino, creativo, intuitivo, no tendrás que competir jamás con un hombre. Sana la relación con tu linaje femenino, reconcíliate con tu madre, abuelas y con todas las mujeres de la humanidad, solo una mujer que ha tomado a su madre tiene la libertad de ser ella misma.

El nuevo modelo femenino no está centrado solo en la pareja y los hijos, está centrado principalmente en crear una vida integra y coherente con lo que se quiere y se necesita y sabe mirar en equilibrio a los demás.

Si sabes cómo utilizar lo masculino y lo femenino en ti, podrás entender cómo funciona mejor tu vida.

Comencemos por sanar nuestra propia herida, para que una mujer mejore o cambie su realidad, su estado de salud, primero tiene que cambiar sus creencias sobre lo que es posible, no te olvides de ello y acciona, recobra tu rol de mujer desde tus prioridades existenciales, conectar con lo femenino activa y desarrolla nuestra madre interior, así es como aprendemos a maternar la vida de manera consciente guiando, cobijando, creando, sosteniendo y nutriendo todo aquello que amamos.

Sin sensibilidad, receptividad y fertilidad no sería posible la vida, sin la ternura, la calma, la pausa. Aprendamos a integrar lo femenino, a disfrutarlo, a pasearlo orgullosamente, a vivirlo siendo un todo con lo masculino, a lograr existir juntos sin tener necesidad de defendernos o luchar, ser tal como somos simplemente es la tarea necesaria para sanar a nivel planetario, lo femenino no es un género, es la dimensión más poderosa creadora de vida, celebremos lo femenino en todos y cada uno de nosotros como la nota que equilibra el masculino desbordado.