Citlalli Hernández y sus batallas
Es muy cierto que nuestros nombres de pila además de darnos identidad y diferenciarnos de otros, agregan a nuestra personalidad rasgos y elementos que nos definen y nos proyectan. Aunque quizá quienes hayan elegido nuestro nombre no hubiesen estado buscando un significado en particular, es un hecho que conforme avanzamos en años, son nuestros nombres y apellidos los que nos hacen ganarnos un lugar en la sociedad a la que pertenecemos.
Citlalli Hernández Mora es una joven y talentosa política nacida en la década previa al cambio de este nuevo siglo a la que su nombre le encomendó una tarea: ser parte de la transformación. Citlalli es una palabra Náhuatl que de manera literal se traduce como "Estrella" sin embargo, es además una raíz etimológica relacionada con la ceremonia Azteca del Fuego nuevo que de acuerdo con los historiadores, se llevaba a cabo cada 52 años. Dicho de otra manera, Citlalli se puede interpretar como la Guerrera del Fuego Nuevo.
Citlalli Hernández fiel a su nombre, es en toda la extensión de la palabra una verdadera guerrera que pretende con sus creencias y posicionamientos ideológicos, abonarle a la renovación de la idiosincrasia y de la realidad mexicana.
Siendo todavía una adolescente decidió abrazar los postulados de la izquierda y apenas a mitad de sus veinte, se convirtió en diputada de la hoy ciudad de México.
No pasaría mucho tiempo cuando su combativa personalidad y su firmeza de ideas la llevarían al Senado de la República y desde ahí, continuaría con el impulso de una agenda legislativa de avanzada en defensa de los derechos humanos.
Su participación desde el Senado le ganó sin duda muchos adeptos, pero al mismo tiempo despertó la ira de grupos radicales y conservadores que llegaron al grado de provocar reacciones más extremas que culminaron en la perpetración de un frustrado ataque contra ella con un artefacto explosivo.
Citlalli tuvo y tiene claro que su batalla se tiene que dar desde la reconciliación, desde la suma de las voluntades, desde la construcción de la unidad en torno al objetivo primordial de acceder a un país más justo y generoso. Ante cada ataque, siempre ha tenido un argumento, ante la diatriba y el vituperio, ofrece respeto y tolerancia.
No por nada el año pasado se alzó con un holgado y arrollador triunfo como secretaria general del partido en el poder. Desde ahí su oferta sigue siendo fiel a sus principios: luchar por lo que se ha construido, reconciliar las diferencias y consolidar la unidad.
Aunque se dice fácil, la tarea es harto complicada de lograr en un país donde a pesar de los discursos la intolerancia, el clasismo, el machismo y hasta la pigmentocracia siguen siendo pan cotidiano y permean más de lo que creemos en los lugares desde donde se toman decisiones.
A pesar de todo, Citlalli sigue firme, comprometida con los derechos de las mujeres y la población vulnerable, convirtiéndose no solo en representante y voz de su generación, sino además en líder indiscutible de un movimiento progresista que conforme pasa el tiempo sigue ganando cada vez más adeptos.