El español más mexicano

Es complicado encontrar en el día a día personas que simpaticen, abracen y hagan propio un proyecto que no es el suyo.

Es más difícil aun, esperar que aquel "extraño" defienda con ahínco y fe, todo aquello aprendido en su nuevo equipo de trabajo.

Eso y más ha hecho Abraham Mendieta: dejar todo en su ciudad de origen al otro lado del atlántico, para venir a México a subirse a un barco ideológico que como digo, no era suyo, pero que, con el correr de los días lo ha adoptado de tal manera, que mucha de la realidad política actual de nuestro país necesita verse por fuerza a través de los ojos de este joven politólogo español que muy a su estilo; frontal, retador, y desinhibido diariamente nos enfrenta ante la pregunta medular del cambio: ¿De qué lado de la historia quieres estar?.

Y es que no se puede aspirar al cambio ni a la transformación mientras no se tenga definido el lugar en el que queremos estar y la postura que debemos defender. Abraham lo ha dejado claro no solo en el viejo continente donde dio sus primeros pasos en la comunicación política, sino que ahora en México, desde el rol que desempeña, no hay día que sus opiniones no levanten ámpula entre diversos actores políticos que se dicen ofendidos porque un extranjero opine de política.

Sin embargo, estoy cierto que estas quejas de quienes sistemáticamente se empeñan en conservar sus privilegios o en continuar con sus amañadas prácticas no son más que un distractor para evitar que los reflectores se postren sobre ellos y en consecuencia se les dejen expuestas sus reputaciones dudosas.

Por donde se le vea, tiene más peso la opinión informada de Mendieta Rodríguez, que los dichos surgidos de las entrañas cambiantes de la clase política que lo critica, Abraham es un investigador especializado en el discurso político del nacionalismo y populismo en el Siglo XXI con estudios en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad Nacional Autónoma de México, por si lo anterior no fuese suficiente, creo que Abraham es uno de los pocos personajes que en tiempos recientes ha defendido como ninguno, la mexicanidad relacionada con el cambio y la transformación.

Ademas de defender a toda costa la idea de la necesidad de la transformación mexicana, Abraham ha puesto al descubierto partes no muy ocultas de nuestra sociedad que nunca más debemos ignorar: Por un lado la de un vetusto sistema político plagado de vicios y pasajes oscuros que durante años asfixió los anhelos de desarrollo y progreso de millones de personas y por otro, la energía de esas mismas personas buscando un instrumento catalizador para que su voz se escuche.

La semilla está plantada. Ante ambas situaciones todos estamos obligados a hacer la parte que nos toca; bien sea luchando para erradicar de una vez por todas las conductas rancias de actores y partidos que solo buscan su propio beneficio o contribuir con nuestras ideas y acciones para convertirnos en agentes del cambio.

Abraham nos pone a diario la muestra de lo que requiere el mexicano del siglo XXI, ya sea desde sus redes sociales o desde sus acertadas participaciones en los distintos medios de comunicación en los que colabora su mensaje es fuerte y claro: Alcemos la voz, luchemos por lo que nos corresponde y se nos ha negado.