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Perdió la democracia

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Perdió la democracia

YOHAN URIBE

Tan falso es que quien perdió en el ejercicio de revocación de mandado fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, como que el resultado es un triunfo para la Cuarta Transformación; porque a pesar de contar en las urnas, con el respaldo de más de 15 millones de mexicanos, que no es poca cosa, se entiende que ese casi 18 por ciento del padrón electoral del país que participó, fueron militantes de la incipiente estructura de Morena, que como en cualquier ejercicio de partido, sea del color que sea, iban a respaldar a su líder.

Quien creo que perdió más fue la oposición. Por una parte los presidentes de los partidos con más estructura, PRI y PAN, al igual que algunos gobernadores de esos partidos, salieron a pedir a su militancia que no participara en el ejercicio democrático del pasado domingo, no está claro si por miedo o por estrategia, porque si estaban convencidos de la pérdida de popularidad del presidente, perdieron la oportunidad de decírselo en las urnas. Tal vez no quisieron marcar el precedente de un acto, que en caso de que regresaran al poder, permitiera que los ciudadanos los revocaran.

Nadie pensó en la democracia. Los altos funcionarios del Gobierno Federal se dedicaron a promover no la democracia participativa, sino sus futuras candidaturas. Otros, se desgastaron en pleitos con los consejeros del Instituto Nacional Electoral, quienes se victimizan cada vez que ven en riesgo los privilegios burocráticos de una institución en la que no creen sino en términos económicos y de poder.

En pocas palabras, el partido del presidente, que entiendo que no es lo mismo que la figura de López Obrador, se dedicó a realizar lo mismo que en sexenios anteriores hicieron PRI, PRD y PAN, a los que tanto critican.

Nunca en la historia reciente del país, la oposición fue tan mediocre. Tan pobre es el discurso de los líderes del PRI, Rubén Moreira; y del PAN, Jorge Romero; en el Congreso de la Unión, que lo único que logran es alejar más a sus partidos de la posibilidad de un triunfo sobre Morena. Y del mismo tenor están los presidentes de ambos partidos, Alejandro Moreno del tricolor, y Marko Cortés del blanquiazul, es como si los hubiera elegido el propio Andrés Manuel para no tener rivales inteligentes, con discurso y menos, con oficio político.

Es difícil especular el resultado de la consulta si hubiera participado al menos el 50 por ciento del padrón electoral. También existe una responsabilidad directa de la ciudadanía, que en lugar de informase sobre la importancia de este ejercicio, no para este sexenio, sino para el futuro de la democracia en el país, eligió dejarse llevar por la demagogia que polariza y abunda en las redes sociales, en lugar de una lectura que permitiera entender el tamaño del precedente de darle a la ciudadanía la posibilidad de remover a un presidente, del partido que sea.

Es evidente que la participación ciudadana sería baja, como cuando se realizan elecciones estatales, los llamados comicios huérfanos, donde solo se elige el congreso local, o a veces, presidentes municipales, por lo menos en Coahuila y Durango; se considera un logro cuando se alcanza un 40 por ciento de participación del padrón, eso en Coahuila, porque en Durango se han elegido representantes a cargos de elección popular con un 30 por ciento del padrón de esa entidad.

Lo cierto es que vemos tanto en el partido en el poder, como en la oposición, conclusiones vacías. Morena argumenta que ese mismo respaldo que recibió de su militancia se verá reflejado en las elecciones que están por realizarse este año; mientras que los demás partidos auguran un triunfo sobre el oficialismo, como resultado de la misma consulta popular, por la baja participación. Por lo que tienen razón algunos juristas que se preguntan ¿y quien está analizando el verdadero objetivo de un ejercicio de participación ciudadana?

Por lo pronto, habrá que seguir de cerca lo que pasa en las campañas políticas en Durango, donde tanto los candidatos a la gubernatura Marina Vitela, de Morena; y Esteban Villegas de la coalición PRI - PAN - PRD; así como a la mayoría de quienes aspiran a llegar a las presidencias municipales, no han dicho absolutamente nada en términos de proyecto de gobierno. Salvo las mismas descalificaciones que se suelen escuchar en tiempos electorales, aunadas a promesas que se quedan en el discurso y solo buscan convencer a quienes no tienen memoria.

@uyohan

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