La primera vez que vi un jardín zen estaba en la sala de espera de un consultorio médico. Comencé a trazar líneas, a montar composiciones con piedras y arena. El tiempo de espera, se había diluido. Sin buscarlo, había encontrado mi pequeño objeto liberador de estrés.
Desde entonces tengo curiosidad por los rituales u objetos que usa la gente para liberarse temporalmente del estrés. Aquí hay algunos de ellos:
Lima de uñas. Hay chicas que cuando están furiosas y no pueden explotar, sacan su lima de uñas "de bolsillo". Se arreglan las manos con tal dedicación y ensimismamiento que uno puede fijarse cómo las arrugas de la cara van desapareciendo.
Plástico de bolitas. Este es un recurso clásico, utilizado hasta por los guionistas de series cómicas para mostrar que el personaje está pasando por una especie de ataque -reprimido- de ansiedad o cólera. Y es cierto, ¿quién no ha gozado con la sensación liberadora de reventar pelotitas?
Rompecabezas, puzzles, pasatiempos. Estos pasatiempos (incluidos los jueguitos del celular), además de mantener en forma al cerebro, hacen que éste ocupe zonas distintas a aquellas donde se generan preocupaciones.
Pelotita de esponja. Es bastante común entre los hombres de negocios, pero también entre las mujeres que conducen largos trayectos y llevan niños a bordo.
Artefactos de automasaje. Son los favoritos de los geeks. Pregunten a su alrededor, seguramente hay alguien que tiene uno de estos juguetitos en el cajón del escritorio. Los hay de madera, de plástico, motorizados, con rueditas, rodillos o picos. Hay uno que parece una araña de metal, tiene patas curvas y delgadas con punta redondeada, sirven para estimular la circulación de la sangre en el cuero cabelludo.
Cuaderno de bolsillo. Funge como agenda, diario, libreta de notas, borradores, dibujos y, por supuesto, pensamientos de desahogo.