Abel Revilla Ochoa: El caso del último duranguense condenado a muerte en Estados Unidos
El 6 de febrero de 2020, tras casi dos décadas de proceso judicial, el Estado de Texas ejecutó mediante inyección letal a Abel Revilla Ochoa, un ciudadano estadounidense nacido en Vicente Guerrero, Durango, en la Unidad Carcelaria de Huntsville. Ochoa se convirtió así en el único duranguense registrado en la historia moderna en recibir la pena capital en Estados Unidos, un dato que resalta tanto por su excepcionalidad como por las implicaciones diplomáticas y jurídicas que rodearon su caso.
El caso de Ochoa llamó la atención no solo por la sentencia, sino por el perfil del ejecutado; mexicano que logró conquistar el Sueño Americano, con vida estable en Dallas, padre de familia, salario ejemplar, vecino amistoso y miembro activo de su iglesia. La ejecución, casi 18 años después del crimen, reactivó preguntas sobre salud mental, consumo de drogas y los límites del sistema penal estadounidense.
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¿Cuál fue el crimen que cometió Abel Revilla Ochoa?
El domingo 4 de agosto de 2002, tras asistir a la iglesia con su familia, Abel pidió a su esposa Cecilia diez dólares para comprar crack, tras lo cual consumió la droga en el jardín trasero de su casa, mientras dentro estaban sus hijas Crystal (7 años) y Anahí (9 meses), su suegro Bartolo, y sus cuñadas Jaqueline y Alma. Al regresar al interior, y sin previo aviso, tomó una pistola calibre .38 guardada en el armario y disparó contra todos los presentes, matando a su esposa, a la bebé, a su suegro y a Jaqueline. A Crystal la asesinó de cuatro tiros mientras intentaba huir hacia la cocina.
La única sobreviviente fue Alma, quien logró escapar pese a estar herida y alertó a las autoridades, lo cual logró que Ochoa fuese detenido minutos después, mientras retiraba dinero de la cuenta de su esposa en un cajero automático. La escena del crimen fue descrita por los investigadores como una de las más devastadoras del año en Dallas, pues todos los cuerpos estaban distribuidos en distintas habitaciones, y la calma con la que se ejecutaron los disparos dejó claro que no se trataba de un acto impulsivo.

¿Por qué Revilla Ochoa cometió estos crímenes?
Durante el juicio, los peritos psiquiátricos y testigos cercanos coincidieron en que Abel Revilla Ochoa atravesaba una crisis emocional y física derivada de su adicción al crack. Había intentado dejar la droga semanas antes, pero sufría episodios de ansiedad, paranoia y depresión. Su esposa lo apoyaba en el proceso, pero el consumo del día del crimen, tras un periodo de abstinencia, habría detonado un estado de delirio. En su confesión, Ochoa declaró que “el diablo lo poseyó” y que no recordaba haber disparado contra su familia.
El juicio se celebró en Dallas en 2003. El jurado lo declaró culpable de asesinato capital y dictó la pena de muerte tras menos de diez minutos de deliberación. Los intentos de su defensa por alegar incapacidad mental no prosperaron, y los recursos posteriores fueron rechazados por tribunales estatales y federales. La ejecución se llevó a cabo el 6 de febrero de 2020. En sus últimas palabras, Ochoa pidió perdón a sus cuñadas sobrevivientes y agradeció a quienes lo habían perdonado, cerrando así uno de los casos más estremecedores en la historia penal reciente de Texas.
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