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Editoriales

La elocuencia

JUAN DE LA BORBOLLA R.

La Elocuencia es la facultad de hablar o escribir de modo eficaz, para deleitar, conmover o persuadir.

La propia Real Academia de la Lengua Española, en su diccionario de donde tomamos esta definición, agrega otra acepción complementaria: Eficacia para persuadir o conmover que tienen las palabras, los gestos o ademanes y cualquier otra acción o cosa capaz de dar a entender algo con viveza. En el ámbito escolar son constantes las situaciones en las que el alumno, habiendo estudiado, tiene sin embargo malos resultados académicos en parte quizá porque se ha perdido el arte de la retórica en el proceso educativo formal.

Uno de los valores educativos que no pueden dejarse de lado en el proceso de la instrucción formal de cualquier niño o joven contemporáneo es el relativo al cultivo de la capacidad de darse a comprender en la manifestación de las ideas, bien sea de modo verbal o escrito.

Son famosos esos malos chistes que reflejan situaciones de la vida cotidiana, desarrollados en torno a alumnos incapaces de contestar preguntas de un examen, manejando el argumento de que efectivamente estudió muchas horas la materia y que por ende el conocimiento se tiene no sólo en la cabeza, sino inclusive en la punta de la lengua, pero no logra aflorar, no consigue ser expresado.

Este hecho no es un chiste, o una justificación a un estudio precario, es en muchísimos casos una triste realidad que provoca que muchos estudiantes se minusvaloren en sus capacidades, entren en un sentimiento de inferioridad respecto de sus compañeros y deserten de las aulas, cuando su problema no es ni de falta de capacidad intelectual, ni siquiera de poca voluntad para emprender los esfuerzos intelectuales, sino simplemente poca elocuencia.

El impacto de los medios audiovisuales de comunicación social ya no sÓlo en el uso del tiempo libre del niño y del joven, sino en la manera de adquirir conocimientos y desarrollar la socialización; la pérdida de muchos hábitos de lectura, la simplificación de muchos de los patrones de comunicación a través del hipertexto informatizado, aunados a otros factores y circunstancias propias de esta posmodernidad en que nos ha tocado vivir, están provocando que la capacidad expresiva de muchos de nuestros jóvenes tienda a ser pobre y difícil de conseguir.

Una persona que lee es más fácil que desarrolle habilidades de comunicación elocuente implícitas en ese hábito intelectual, simplemente por el hecho de que la lectura obliga a la reflexión crítica del fondo y la forma estilística de lo que se lee y eso a la larga va facilitando la creación de un estilo de expresión propio y cada vez más depurado. La lectura demanda también un esfuerzo de concentración intelectual, de introspección, de análisis y síntesis que no se requieren al sentarse delante de una pantalla para recibir simplemente los contenidos comunicacionales que brindan los medios audiovisuales.

Por ello el profesor en el aula en todos los niveles no debiera permitir que el alumno prescinda de los esfuerzos intelectuales que desarrolla el hábito de la lectura, para caer exclusivamente en los espejismos que nos presenta la moderna tecnología educativa informatizada o audiovisual, que sin duda alguna es magnífica para desarrollar muchas de las habilidades que demanda el mundo productivo e intelectual moderno, pero poco ayudan al cultivo de la elocuencia en el decir y escribir.

Escrito en: muchos, capacidad, comunicación, sino

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