La alpinista coahuilense Karla Wheelock, primera latinoamericana en alcanzar la cumbre del Monte Everest, estuvo en Durango para ofrecer la conferencia ?Rompiendo paradigmas? en el marco del Día del Desafío.
Esta exposición forma parte de la Gira de la Responsabilidad para el Éxito promovida por la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, en coordinación con el Instituto Municipal del Deporte (Inmude).
El evento estuvo encabezado por el director del Inmude, Agni Otto García, y Martha Terrazas, encargada de Programas de Responsabilidad Social de la firma cervecera, así como algunos miembros del Cabildo.
La alpinista, quien ha ascendido a más de ocho mil metros sobre el nivel del mar, expuso que la altura de la montaña no fue obstáculo para que una mujer normal como ella pudiera alcanzar la cima. Aseguró que cada persona tiene sus propios Everest y que sólo con trabajo y convencimiento se pueden alcanzar las metas.
Compartió con los presentes en los jardines aledaños al Monumento a los Tres Durangos, en el Parque Guadiana, que cada quien define sus metas, sus cumbres y dijo que hazañas como ésta hacen que personas normales en algún momento dado decidan rebasar los límites que se tienen, los cuales muchas veces son autoimpuestos.
Explicó que fue una niña normal, que practicó deportes comunes como el tenis, el basquetbol y el atletismo, hasta que escaló su primer cerrito en Saltillo.
Dijo que su primera montaña de nieve escalada fue el Popocatépetl (cinco mil, 452 metros), aquí en México. Fuera del país su primer punto de partida fue la montaña argentina Aconcagua (seis mil 962 metros).
Dijo que en este lugar fue su primera lucha ante límites que deseaban imponerle, ya que la querían dejar vigilando el equipaje de los montañistas. Señaló que tuvo que romper un paradigma, que era convencer al resto de escaladores que ella lo que de verdad quería era ascender a la cima andina.
Apuntó que hay 14 montañas de más de ocho mil metros en el mundo, donde luego de siete mil metros se le conoce como la zona de la muerte, ya que a partir de esa distancia el oxígeno es sumamente escaso (únicamente un tercio del normal al nivel del mar)y empieza a mermar al organismo, ya que al no haber el suficiente, empieza a recogerlo de los órganos. ?Te va consumiendo?, asentó.
Dijo que a partir de ahí empieza a obrar mayormente la fortaleza mental para acostumbrar a tu cuerpo a aprovechar el poco oxígeno que hay en esas alturas.
Aseveró que en otros deportes únicamente se puede quedar eliminado o fuera de las medallas, pero en el alpinismo los errores se pueden pagar con la vida o bien con dolorosas heridas.
Apuntó que se debe tener voluntad de acero para subir a esas alturas donde se tiene un promedio de ?25°C y vientos a 240 kilómetros por hora, además se tienen problemas incluso para digerir.
Señaló que pese a contar en las alturas con el equipo más sofisticado, como son los teléfonos satelitales, lap tops, paneles solares, es casi imposible dar un paso más, que es un costo mental grandísimo.
Ejemplificó cuando cerca de la cima una cuerda que se le olvidó a un compañero, teniendo que descender por la prueba. Reconoció que el enojo fue enorme, pero luego de reflexionarlo comprendió que pese a tener todo un mundo de tecnología de comunicación, falló algo tan simple como es la comunicación con un compañero, por lo que tuvo que romper un paradigma.
Basó su convicción en lo dicho por el jefe del primer equipo que logró ascender a la cima del Everest, John Hunt: ?No hay altitud, ni profundidad que el espíritu humano no pueda alcanzar?.
Informó que el monte nepalí, de ocho mil 848 metros sobre el nivel del mar, lo escaló hasta alcanzar su cumbre el 27 de mayo de 1988.
Dijo que hay momentos en que todo pudo haberse venido abajo y regresar sin haber alcanzado la cumbre de alguna montaña, pero el apoyo que se le da en México la hacen brindar el máximo, ya que si bien existen apoyos fuertes como el de la cervecera, hay gentes que la han respaldado hasta con 20 ó 50 pesos, por lo que el compromiso se redobla.
Deporte riesgoso y caro
La alpinista Karla Wheelock señaló que definitivamente el alpinismo es un deporte caro e indicó que las expediciones más costosas son en el monte Everest y en la Antártica, por su inaccesibilidad.
Dijo que en el caso del Everest se tiene que pagar casi por todo, incluso por entrar al parque nepalí donde se encuentra la montaña más famosa del mundo.
Expuso que en números redondos el costo por una expedición a una montaña ocho mil es de unos 60 mil dólares.
Señaló que el mayor costo físico que ha pagado en sus aventuras en las cumbres del mundo es la amputación de cuatro falanges en el pie izquierdo.
Apuntó que ahora sus dos montañas preferidas son sus hijos y en este momento se desempeña encabezando excursiones en el país. Apuntó que esperará hasta el 2008 para atacar otra cumbre, pero no quiso adelantar nada hasta que el objetivo esté firme, lo mismo que el patrocinio.