Inseguridad, sembrado de cruces negras en las calles de Lerdo, bajos rendimientos de los atletas mexicanos en los Juegos Olímpicos y la caída de México en el estándar internacional de competitividad son temas serios, que merecen ser abordados con mucho conocimiento, profesionalismo y madurez, máxime cuando son abordados por los diputados, esos representantes populares que el voto del pueblo llevó a la más alta tribuna del estado; sin embargo, nada de eso sucede y las discusiones en que se enfrascan los legisladores caen en el más bajo nivel cuando son tomados esos temas (y otros) como elementos para el enfrentamiento, la diatriba y hasta la burla y el chascarrillo. Desgraciadamente ya se hizo costumbre la ligereza en el debate parlamentario y la prueba de ello se tuvo ayer en la sesión de la Comisión Permanente, donde se tuvo un verdadero show con dimes y diretes entre el diputado priista Ulises Adame de León y el panista Julio Castañeda, mientras que el diputado del PT Juan Cruz se desternillaba de la risa, lo mismo que varios reporteros y otros asistentes a la sesión “solemne”.
La informalidad dio inicio desde el momento que el presidente de la Gran Comisión, Jorge Herrera Delgado, enumera los temas que se van a tratar por parte de los legisladores, todos ellos como posicionamiento; tan pronto se mencionó “Resultados de los Juegos Olímpicos”, “Inseguridad” y “Cruces negras en Lerdo”, Juan Cruz soltó la risa, pero trató de ocultarlo tapando su boca con la mano. Se perdió toda la solemnidad.
El primer tema fue el de los Juegos Olímpicos, en donde se dio a conocer el paupérrimo rendimiento que tuvieron los atletas mexicanos, salvado el orgullo solamente por dos taekundoínes que trajeron medalla de oro, además de un bronce (mencionado por Juan Cruz). En este punto, Ulises Adame da cifras significativas que ubican a México en los últimos lugares de varias actividades, tanto económicas como deportivas, de competitividad, educativas y de desarrollo. Salva bien el tema.
Luego de algunos “entres” y señalamientos, cabe mencionar que el tema duro fue el relativo a las cruces negras que se plantaron en Lerdo; lo abordó primero el diputado Adán Soria, quien lo abordó como vulgarmente se dice “de refilón”, o sea que no era lo principal de su intervención, pero eso no fue óbice para que calificara a los panistas de siniestros, incoherentes políticos y absurdos que desarrollaron una maniobra sucia y politiquera. La respuesta no se hizo esperar; el PAN, en voz del diputado Julio Castañeda, se deslindó de la participación del PAN en ese evento, pero Ulises, el de San Juan de Guadalupe, andaba enardecido y gritó, les dijo que no se vale deslindarse de algo que está comprobado y dijo “hay que decirlo claro; el PAN es responsable”.
Vinieron luego argumentos, descalificaciones y hasta calificativos que se pueden considerar como insultos; poca calidad en el debate. Más bien, no hubo debate, pura descalificación y mientras todos esto sucedía, mientras se acusaba al diputado Ulises Adame de corrupto, Juan Cruz Martínez soplándole a la hoguera con interjecciones que alentaban el enojo de Ulises; o sea un verdadero ambiente de lavadero, de fila de las tortillas o tal vez del nivel al que no quiso entrarle Adame de León cuando dijo: “Respeto lo que dice el diputado Castañeda, pero no comento porque lo demás es un ‘chirinol’” y no se quiso convertir en un “chirinolero”.
Lástima, éstos son nuestros legisladores, nuestros flamantes diputados locales y representantes populares; ellos no tienen la culpa, los electores sí.