Las 59 Hummers que Elba Esther Gordillo le regaló a cada uno de los líderes de las secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es la prueba más contundente de que la alternancia del año 2000 únicamente fue de membrete, de partido político, mas no de personas, y mucho menos de prácticas políticas. Vicente Fox traicionó a quienes creyeron en el “cambio” puesto que desperdició la gran oportunidad de gobernar con honradez; Fox quiso pasar a la historia como un demócrata, y por el contrario, es el gran traidor de la democracia mexicana, pues ningún presidente llegó con tanta legitimidad como él a Los Pinos, y terminó siendo el operador del fraude electoral más grande de México.
Y qué decir de Felipe Calderón; la verdad, aunque desde su campaña presidencial se intuía que todos los mecanismos del poder (clero, empresarios, prensa, medios de comunicación electrónicos, el PAN, el PANAL, el software del PREP del IFE, etc.), estaban unidos para depositarlo en Palacio Nacional; sin embargo, su trayectoria parecía ser lo que podría sacarlo a flote en algún momento de crisis.
Felipe Calderón -se suponía entonces- era un animal político en el sentido estricto de la palabra; había sido líder juvenil del PAN, líder nacional de ese partido, fue muy joven candidato a la gubernatura de Michoacán, fue diputado federal y coordinador parlamentario, y por si fuera poco había sido capaz de casarse con una muchacha de la más rancia sociedad y además más grandota que él; pero oh! decepción, este muchacho ya instalado en la presidencia parece ser nuevo en cuestiones económicas, y lo que es peor, en cuestiones políticas.
Todos los programas que ha implementado su gobierno han sido consecuencia de una catástrofe, no de una planeación. Están los casos palpables de la seguridad pública, del aumento en los precios y la presunta escasez de algunos productos básicos del campo, y lo más reciente, el plan de cinco puntos que se sacó de la manga para hacer frente a la crisis económica.
Apenas en el mes de abril presentó al H. Congreso una iniciativa de reforma energética en la que propone violar la Constitución a través de la modificación a leyes secundarias, en la que desesperadamente en su texto de exposición de motivos dice que es necesario el capital privado para construir refinerías. Y la semana pasada anuncia con bombo y platillo que uno de los puntos de su plan anticrisis contempla la construcción de una refinería con el dinero de los excedentes petroleros de buena parte de este año.
Calderón ha perdido el poco peso que tenía, es el jefe del Poder Ejecutivo más limitado de la historia, pues de su iniciativa privatizadora sólo queda el cascarón, y esta semana se discutirá y probablemente se aprobará en el Senado. Calderón la mandó a la Cámara de Diputados para que ésta fuera cámara de origen, pero por el peso específico de Manlio Fabio Beltrones, se terminará discutiendo y aprobando en la sede de los representantes de la federación.
De manera que estamos ante un Poder Legislativo que luce más que el Ejecutivo, en un país en el que la representación política se elige con una simple mayoría relativa, y a través del sufragio directo de ciudadanos que votan por candidatos únicamente registrados bajo las siglas de un partido político, que irónicamente son las instituciones más antidemocráticas de este país. Ni modo, México mágico.