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“Papá... no me grites, tú no eres mi entrenador

Balompié infantil | Algo positivo, donde lo negativo es el padre técnico

“Hay que tratar al niño como un elemento que se está formando, evitando que el grado de competitividad sea tan alto que llegue a ahogar el carácter libre y espontáneo”

José Luis Reyes G. |

El Siglo de Durango

Aquel viejo adagio de que lo importante no es ganar sino participar, desde hace tiempo fue arrojado al cesto de la basura por la mayoría de los padres que tienen niños en el balompié infantil en esta Perla del Guadiana.

Quieren que sus hijos logren en una temporada lo que ellos no hicieron en toda su vida. Cuantas veces no se escucha decir mi hijo va ser futbolista como yo, la diversión del hijo se termina convirtiendo en un alucinación para el papá.

Esto se debe muchas veces por ignorancia de los jefes de familia o por el simple ego de que su vástago logre el título, que tenga actividad en el mejor equipo de la liga olvidándose por completo que los primeros años de su vida deportiva deben estar enfocados al aprendizaje de una manera que el rey del hogar disfrute, que no sea un martirio cada partido que dispute.

Es importe que el patriarca se preocupe por el buen desarrollo motriz del menudo practicante de soccer, que entienda que su descendiente va aprender el juego por el juego, que tiene el derecho a no ser campeón.

Basta con recorrer los campos Josy Romy, la Prepa, el Conade, la Forestal, para darse cuenta lo nocivo que resultan muchos progenitores que en ese momento se convierten en los mejores directores técnicos del mundo, los mejores críticos de arbitraje; lo peor es cuando convierten el rectángulo de acción en un mercado con tanta barbaridad que gritan, “¡que no te pase!”, “¡agárralo!” “¡tumbálo!”, “¡¡¡te hubieras caído!!!” y otras que no se pueden escribir por respeto a los lectores, pero hay otras veces que hasta en una arena de lucha libre se transforma los escenarios deportivos, esto sucede cuando su pasión los rebasa hasta llegar a la violencia física, esto por no soportar que el equipo de su hijo está siendo o fue vencido.

Encuestas señalan que de todos los chavales que comienzan a jugar al balompié, no más del tres o cuatro porciento llega a desenvolverse como futbolista profesional, es decir que un 96 o 97 porciento se queda en el camino, en mucho por las exigencias que reciben de su familia, a tal grado que para los 12 años, ya no quieren saber nada de lo que tenga que ver con un balón.

La incongruencia es que según los expertos, precisamente en esta edad es cuando se debe comenzar con el desarrollo y entrenamiento de las capacidades técnicas, tácticas, y neuromusculares con el fin de obtener un rendimiento óptimo o máximo, esto implica competencia regular, jerarquías, categorías, reglamentos.

Padre útil

Cómo ayudar

Aunque es bastante evidente que los padres son responsables de la educación de sus hijos y por ello también de educación deportiva, no todos los padres lo ponen en práctica e incluso cuando lo hacen, no siempre es de manera correcta.

1.- No presione a un niño para

lograr algo que esté más allá de su capacidad. Su hijo no práctica deporte para cumplir sus ambiciones, sino por su propio beneficio y diversión.

2.- Los niños aprenden a

través de la imitación. Dé un gran aplauso por un encuentro bien jugado, tanto por su equipo como por del oponente.

3.- Nunca cuestione en público

la opinión ó la honestidad del árbitro.

4.- Evite cualquier abuso verbal

o físico.

5.- Dé ejemplo mostrándose

amistoso con los padres de los oponentes.

6.- Reconozca el valor y la

importancia del entrenador. Él dedica su tiempo y su

esfuerzo a entrenar a su hijo en este deporte, a menudo de

forma voluntaria.

7.- Anime a su hijo a respetar

las reglas del deporte.

8.- Enseñe a su hijo que el

esfuerzo y la dedicación al equipo son más importantes que la victoria. Así el Resultado de

cada encuentro será aceptado sin decepciones innecesarias.

9.- Convierta el fracaso en

victoria enseñando a su hijo a trabajar para mejorar su técnica y adoptando una

actitud deportiva. Nunca

menosprecie o grite a su hijo por los errores que cometa o por perder un encuentro.

10.- Destaque la diversión

del deporte. Alabe y fomente el esfuerzo y mejora personal.

11.- Ayude A su hijo a

establecer y lograr

objetivos realistas.

Ejemplos

Los problemáticos....

Existen cinco tipos de padres negativos o problemáticos, los cuales pueden ser:

Desinteresados

Las características más notables de estos padres es su ausencia de las actividades del club deportivo. Sin enbargo no sólo el niño sino también los otros miembros y los responsables del club valoran el interés de los padres, al menos cuando se manifiesta de forma positiva.

Excesivamente críticos

Continuamente críticamente a sus hijos y los menosprecian. Nunca parecen estar satisfechos con la participación de su retoño en el encuentro. Dan la impresión de que el encuentro es más suyo, que de sus hijos. La crítica constante puede producir estrés y confunsión emocional, que pueden alterar el juego.. y al niño.

Ruidosos

Este tipo de padres, tiene “pulmones de acero” y enormes cuerdas vocales, con frecuencia se sientan cerca del terreno de juego, despotricando y protestando continuamente y gritando a todo el mundo. Estos gritos, sin embargo, son un mal ejemplo para los niños jugadores.

Entrenadores de la línea de banda.

Estos padres con frecuencia se cuelgan de la bandarilla y proporcionan a los jugadores una continua avalancha de “instrucciones”. A menudo contradicen al entrenador y por lo tanto confunde a los niños.

Hiperansionsos

Repetidamente amenazan con sacar a sus hijo del club. Tienen miendo de los peligros asosiciados al deporte. Este miedo puede transmitirse a sus hijos o puede avergonzarse de sus padres ante los compañeros de equipo.

Súplica

Querido papá

No sabes cuánto trabajo me ha costado escribirte estas líneas pero después del último juego.. creo que he llegado al límite. Me proeocupa mucho que la derrota no la sentí como mía y hace quince días la victoria tampoco.

Creo que esto se debe a que no soy yo en la cancha, sino un instrumento que ejecuta los actos y movimientos que tú y los otros señores quieren que hagamos, no se por qué están por la bandas, incluso junto al marco y no hago más que tocar la pelota y cae sobre mí una cantidad de gritos como “pásala”, “córrele” ¡baja, sube! “córrele al costado”, ¡a gol! Y lo que a continuación hago es todo y naturalmente mal. Así y en cada una de las jugadas, sin encontrar en todo el partido que haya jugado yo mismo.

El otro día que veíamos el futbol por la televisión te enojastes mucho porque un profesional se hizo expulsar por reclamar al árbitro, lo llamaste “bandido” y sin embargo tu reclamas al igual que los otros señores todas las desiciones de nuestros árbitros, e incluso insultarlos.

Tan confundio estoy, que ahora yo reclamo y no se si es parte del juego o no.

Me angustia saber que me puedo quedar en la banca por repetir el vicio que veo en todos los jugadores, incluyendo a los profesionales, pero sobre todo a ti padre.

Papá: ¿por qué no podríamos intentar juntos una nueva forma de conducirlos en los partidos?, tú orientando a los demás para que nos apoyen exclusivamente con gritos de aliento y yo aprendiendo a valorarme por sí mismo y a formarme como hombre.

Yo sé que tu sabes de futbol y podrías enseñarme tus secretos dándome consejos antes y después de los encuentros y señalándome los errores y tratar de corregirlos.

Todo esto para que al momento de jugar yo me sienta responsable de nuestras victorias y me importen mucho las derrotas, aprendiendo a valorar mis cualidades y reconocer mis limitaciones.

Por favor no me quites creatividad, te aseguro que soy capaz de resolver cualquier situación que mis adversarios presenten, de ninguna manera quiero que esta carta nos aleje, al contrario. Te quiero en la tribuna, diciendo a los míos.... vamos, “no le hace”, “fibra Muchacho”, ”ese es mi hijo”, “a la bio a la bao a la bim bom ba” y terminando quiero compartir mis victorias y tu consuelo en las derrotas, no es mucho pedir papá, sólo déjame ser yo mismo en el terreno de juego.

Tu hijo el número “10” en la espalda.

Escrito en: hijo, padres, esto, mucho

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