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Amas de casa, trabajo invisible

Juan L. Simental

¿Cuál es el trabajo más duro? En un programa televisivo se hizo un recuento de “los diez trabajos más duros”, que iban desde instaladores eléctricos, pasando por dobles de cine o domadores, y llegando hasta pescadores de cangrejo en Alaska. Sin embargo, en tales oficios, dados los riesgos y las arduas jornadas de trabajo, los sueldos eran muy elevados, más que suficientes para compensar la exigencia laboral.

Pero no todas las tareas son valoradas como se debiera. Hay algunas especialmente subvaluadas y, entre todas, una tremendamente ignorada: la que realiza el ama de casa.

Y, ¿quiénes son las amas de casa? “Son mujeres que trabajan entre seis y nueve horas todos los días del año; desempeñan al menos veinte actividades diferentes y no reciben ningún pago”, nos dice la Revista del Consumidor en su número de mayo.

Ni bienes ni dinero

“Las amas de casa ceden la aplicación de su fuerza de trabajo a la unidad económica doméstica”, es decir, trabajan sin remuneración alguna, asegura la socióloga María Ángeles Durán.

En su libro “La jornada interminable”, la académica explica que el dinero es una unidad de cuenta que permite homogeneizar artificialmente bienes tan dispares como un vaso de agua, un trayecto en autobús, un impuesto municipal o una sesión de masaje.

En cambio, añade, para medir la producción doméstica se carece de un instrumento homogeneizador que cumpla las funciones del dinero. De ahí que son muchos los problemas que se enfrentan para definir el trabajo doméstico, pues son similares a los que presenta la definición de trabajo en el sector no doméstico, donde más que definiciones sustantivas se manejan definiciones “consensuadas” y “pactadas”.

“Nos enfrentamos con la paradoja de trabajos idénticos e indiferenciables. Por ejemplo, las tareas de limpieza en un hogar por un miembro de la familia o por otra persona asalariada tienen un tratamiento teórico y estadístico diametralmente opuesto”, señala; a una “trabajadora doméstica” se le paga, a un ama de casa no.

Así, María Ángeles Durán concluye que si las amas de casa exigieran el pago de su trabajo a los precios del mercado, no sería difícil la decisión sobre a quién corresponde pagarles: “En pura doctrina económica liberal, correspondería a quienes se benefician directamente de su trabajo, esto es, a sus propios familiares”.

ELLAS:

- Superan las siete horas la jornada laboral

- Comienzan a los 14 años en promedio; muchas lo hacen antes

- Para ellas no hay fines de semana

- No tienen retiro, es decir, no se jubilan

- Si tienen alguna otra ocupación, pero también son amas de casa, trabajan en promedio 11 horas

- No descansan los fines de semana, como el hombre

- Dedican el 75% de su tiempo a cuatro grandes actividades: cuidado de niños y ancianos, limpieza, preparación de comidas y compras

- ¿Cuánto ganan en pesos?... ¡Nada!

CADA DÍA, TODOS LOS DÍAS

“Ser o no ser”. Muchas dicen que las mujeres no deben serlo ya; otras afirman que es como una bendición que les permite desarrollarse plenamente. La cuestión es que, condena o corona, siempre las habrá; estamos hablando de las amas de casa.

Con casi 14 años de casada, a los 19, cuatro hijos y un trabajo extra de medio turno en una empresa privada, Liliana Alemán Torres accedió a responder algunas preguntas sobre el tema.

Las tareas de un ama de casa son casi siempre las mismas. En tu caso, ¿cuáles son?

Arreglar a los niños para que vayan a la escuela, luego tratar de ordenar aunque sea un poco la casa; antes de las 9 de la mañana ya debo estar lista para ir a trabajar. A mediodía voy por los niños, después la comida y lo que faltó de recoger en la mañana. Al terminar de comer ayudar en las tareas escolares, luego levantar o lavar la ropa sucia o los trastes, y después volver a ordenar. Alrededor de las 10:30 de la noche debo tener la cena para mi esposo, que llega de trabajar en promedio a esa hora.

Hablando de horario, ¿a qué hora te levantas y te acuestas normalmente?

Me levanto a las 6 de la mañana y me acuesto a las 11:30 de la noche.

El fin de semana es añorado por los niños, que no van a la escuela, y por tu marido que reposa al menos un día, ¿tú descansas igual?

No mucho, pues la comida es de todos los días; las camas deben tenderse; siempre hay ropa, por ejemplo el domingo los uniformes deben estar limpios. El fin de semana es distinto, pero el descanso no es el deseado.

¿Trabajar fuera de casa te ha hecho independiente?

¡No, para nada!, al contrario. Por un lado, se llega a depender del dinero extra que se gana; tú sabes, entre más tienes, que no es gran cosa, más gastas. Por otro, trabajar fuera es una responsabilidad que a veces la mujer carga sola, es decir, por mucho que haga o se canse, debe seguir cumpliendo con lo de la casa. Claro que, finalmente, depende de los acuerdos que seas capaz de establecer con los hijos y con el esposo.

¿Qué opinas de las feministas que dicen que ser ama de casa no debe, ni siquiera, ser ya una opción para la mujer?

Están mal, no hay que ser radicales. Todo está en encontrar el justo medio en lo relacionado a cómo llevar y organizar el hogar en pareja. Algunas feministas radicales atacan la vida del hogar como si fuera “cosa del diablo”; sin embargo, de aquél salen los hombres y las mujeres de bien, y para esto se requieren dos: el hombre y la mujer. Por otro lado, el trabajo en casa es tan digno como el del barrendero o el del presidente, o el de la mujer empresaria, por ejemplo.

En la rutina que a veces es tu día, ¿cuál es el momento que más esperas?

La noche, para ver algo interesante en la TV o leer un poco y, por supuesto, para dormir.

¿El más difícil?

Levantarme.

Finalmente, ¿eres un ama de casa feliz?

Aun con la dificultad cotidiana de cualquier ama de casa, ¡sí soy feliz!

¿Cuánto vale?

La mayor parte del día, casi todos los días del año, las amas de casa se afanan en quehaceres que, cuando no se hacen, es cuando más se notan; además, su trabajo es gratis. ¿Qué tal que un día decidieran cobrarnos? ¿Cuánto cuesta, en términos monetarios, el trabajo de un ama de casa? Veamos:

Jardinero: $300 ($150 por día 2 veces al mes)

Aseo general: $ 2,000

Lavandera: $1,000 (40 docenas mensuales a $25 c/u)

Planchadora: $625 (24 docenas mensuales a $25 c/u)

Llevar las compras del súper a casa: $100 (4 veces al mes a $25)

Recamarera: $3,000

Bolero: $150 (a $10 la boleada, 15 veces el mes)

Mesera: $1,500

Chofer: $5,000

Niñera: $4,000

Costurera: $480 (coser cierres, pegar botones, hacer dobladillos poner parches, ajustar prendas, considerando que cada reparación se hace 4 veces al mes)

Lavaloza: $1,600

Cocinera: $3,500

Masajista: $800 ($400 por masaje, 2 veces al mes)

Enfermera: $1,520 ($380 por día, 4 veces al mes)

Peluquera: $100 (2 cortes para niño al mes a $50)

Maestra: $3,200 (40 horas al mes a $80 la hora para tareas y regularización)

Psicóloga: $800 ($400 por sesión, 2 veces al mes)

Telefonista: 2,300

NOTA: Este ejercicio considera una familia de 4 miembros (papá, mamá y dos hijos).

Si cada servicio se contratara por separado, la cantidad ascendería a más de, ¡$30,000 mensuales! Para muchos no es un trabajo, sino “una obligación”. De ahí que sea fácil no valorarlo en su justa medida, sin considerar, claro, el amor y la dedicación que la mujer pone en hacerlo...

Fuentes: Sondeo en agencias de colocación de personal doméstico y de enfermeras durante la primera semana de marzo del 2003. Aviso Oportuno, Empleos, El Universal, Revista del Consumidor de mayo.

Escrito en: trabajo, veces, casa, amas

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