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Editoriales

El duelo María Félix-Dolores del Río

ENRIQUE ARRIETA SILVA

María de los Ángeles Félix Güereña, mejor conocida como María Félix, nace el 4 de mayo de 1914, en la ciudad de Álamos, Sonora.

Su incursión en el cine nacional ocurre en el año de 1942, al filmar con Jorge Negrete El peñón de las ánimas, en una epoca en la que señoreaban las figuras masculinas del propio Jorge Negrete, René Cardona, Pedro Armendáriz, Julián Soler, Arturo de Córdova y Emilio Tuero; y la figuras femeninas de Isabel Corona, Gloria Marín, Andrea Palma (durangueña, por cierto ), María Elena Marqués y la que iba a ser su gran rival: Dolores del Río, cuyo verdadero nombre es Dolores Asúnsolo Lopez Negrete.

Su filmografia es extensa y variada: El peñón de las ánimas, María Eugenia, Doña Bárbara, La china poblana, La mujer sin alma, La monja Alférez, Amok, El monje blanco, Vértigo, La devoradora, La mujer de todos, Enamorada, La diosa arrodillada, Río escondido, Que Dios me perdone, Maclovia, Doña Diabla, Mare Nostrum, Una mujer cualquiera, La noche del sábado, La corona negra, Mesalina, Incantésimo trágico, La pasión desnuda, Camelia, Reportaje, El rapto, La bella Otero, French-cancan, Los héroes están fatigados, La escondida, Canasta de cuentos mexicanos, Tizoc, Flor de mayo, Faustina, Miércoles de ceniza, Cafe Colón, La estrella vacía, La cucaracha, Sonatas, Los ambiciosos, Juana Gallo, La bandida, Si yo fuera millonario, Amor y sexo, La Valentina y la generala.

De ellas, la que marcó para siempre su carácter de mujer de pelo en pecho y dominadora de hombres fue Doña Bárbara, basada en la novela de Rómulo Gallegos. D e allí en adelante se le llamaría la Dola, y a ella le gustaría que así le llamen, dado que Doña significa senorío y le venía muy bien a su manera de ser altanera y desafiante, que se revelaba perfectamente con su mejor gesto tanto en su vida cinematográfica como en su vida real y que era precisamente ese de enarcar la ceja hasta alturas inconcebibles que solamente se alcanzan con un entrenamiento diario y sostenido, gesto inequívoco de soberbia yaltivez, visaje éste con el que pretendía asustar hasta al más pintado, y por lo visto lo lograba, pues nada más había que ver a Jacobo Zabludovsky entrevistarla por television, mostrando mucha reverencia y hasta temor frente a la estrella vacía, como si tuviera el grandísimo temor de molestarla o incomodarla. Y lo peor de todo es que ella lo sabía.

Dolores del Río, cuyo nombre verdadero, como ya se dijo, es Dolores Asúnsolo López Negrete, nace en Durango, Dgo., el año de 1902 y fallece en los Estados Unidos el año de 1983.

Inicia su actividad cinematográfica en Hollywood, en 1925, cuando recibe una oportunidad en el reparto de la película Joanna. Una vez que alcanza renombre en el cine sonoro de la meca del cine, empieza a filmar en México bajo la dirección de Emilio Fernández y Gabriel Figueroa, tambien filmó en España y participó en series norteamericanas de televisión.

Entre su filmografía pueden mencionarse como sus películas más destacadas El precio de la gloria, Resurrección, Ramona, El malo, Acusada, Flor Silvestre, María Candelaria, Bugambilia, Historia de una mala mujer y La dama del alba. Su labor en el cine nacional le valió tres Arieles. Tal vez las más conocidas sean Ramona, Flor silvestre y María Candelaria.

Fueron demasiado famosas para ser amigas, y se hicieron rivales quizá sin proponérselo. El caso es que las dos marcaron su territorio, se forjaron sus propias personalidades y se hicieron de sus respectivos admiradores, los cuales como suele suceder ensalzaban a una y denostaban a la otra.

Distaban mucho una de la otra, las separaba un abismo de diferencia en todos los aspectos, tanto como a Libertad Lamarque y a Irma Serrano.

Dolores del Río era muy femenina y de vida social; María Félix era de actitudes varoniles y muy huraña. Dolores del Río era una brisa; María Félix, un huracan. Dolores del Río era de corte aristocrático; María Félix, típica clase media.

Siendo tan diferentes y con la egolatría propia de cada una, más exacerbada en el caso de la Félix, a Ismael Rodríguez se le ocurrió juntarlas en una película sobre la Revolución soñando en hacer la gran película sobre tal tema, tan idiotamente tratado por el cine nacional.

El resultado fue una pésima película más del cine nacional sobre la Revolución Mexicana, con el título de “La Cucaracha”. Quién sabe en qué estaría pensando el Club Deportivo Israelita cuando por este churro le otorga su premio “Menorah” a María Félix, como la mejor actriz del año.

A propósito de churros, en cierta ocasión leí en la prensa unas declaraciones de María Félix en el sentido de que ella no era afecta a ver películas mexicanas porque no le gustaba ver churros. Aquí tiene aplicación una vez más el dicho muy famoso de “el burro hablando de orejas”.

Volviendo a “La Cucaracha”, he de decir que en ese fiasco de película las dos p erdieron, aunque perdió más Dolores del Río, dado que aceptó un papel muy secundario, rnientras que, en cambio, María Félix se hizo del papel femenino estelar pues ella protagonizó a La Cucaracha.

Pero ya entrando al tema, es decir, a lo que es el duelo María Félix-Dolores del Río, sin que me venza el hecho de ser durangueño hasta las cachas, pienso que la gran vencedora es Dolores del Río, y que ningún sonorense se atreverá a afirmar lo contrario.

En efecto, Dolores del Río incursionó también en el teatro con la obra de Wilde “El abanico de Lady Windermere”, que yo sepa María Félix nunca, y el teatro es la gran prueba para toda aquella que se precie de actriz, porque el encuentro con el público es directo e inmediato, sin que pueda venir en auxilio ningún corte ni nada que se le parezca.

Dolores del Río hizo obra social, como cuando patrocinó una guardería infantil y se encargó de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México. Que yo sepa, María Félix nunca fue más allá de regañar al Presidente de la República por televisión porque el Zócalo estaba muy sucio.

En fin, en fin, Dolores del Río, sino en belleza, y vaya que también es bella, se eleva varios codos sobre María Félix como actriz; y esto es así porque comparándolas en cultura, elegancia, talento, técnica, hermosura, fotogenia, personalidad, taquilla, relaciones públicas y educación, nuestra paisana obtiene frente a la sonorense una clara ventaja de seiscientos setenta puntos sobre quinientos ochenta, pues si bien María Félix la vencía en personalidad, hermosura y taquilla, resultaba vencida por Dolores del Río en aquellos comportamientos que requerían un adiestramiento en cultura, técnica y educación.

Y esto no lo digo yo, sino el escritor Oswaldo Díaz Ruanova, quien en el año de 1949 estableció un sistema de valoraciones de todos los artistas nacionales.

(Paco Ignacio Taibo I, La Doña, México, Espejo de México, 1993, páginas 286 y 287).

Escrito en: María, Dolores, Félix, Río,

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