En nuestra ciudad de Durango nace el 3 de diciembre de 1901 Francisco González de la Vega, quien andando el tiempo sería una de las cumbres jurídicas del derecho mexicano de mediados del siglo XX, cuarto hijo del feliz matrimonio formado por el señor licenciado Ángel González de la Vega y Hornedo y por la respetable dama Rebeca Iriarte. El bien avenido núcleo familiar estuvo formado además por sus hermanos, citados por orden de nacimiento: Ángel, quien fue también abogado y se jubiló como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Manuel, químico de profesión y quien fue el primer egresado de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNAM; Salvador, eminente médico gastroenterólogo cirujano; y Josefina, quien contrajo nupcias con el médico durangueño Joaquín González Cigarroa.
Su padre sirvió como agente del Ministerio Público Federal, en esta ciudad de Durango, a principios del siglo XX, y fue sustituido en el cargo nada menos que por el que sería más tarde maestro, filósofo y educador de gran calado, así como fuerte aspirante a la Presidencia de la República por la difícil vía de la oposición: José Vasconcelos. Por cierto, gracias a la breve estancia de Vasconcelos como fiscal federal en nuestra ciudad, podemos contar con sus apreciaciones sobre la vida social, política y económica del Durango de aquel tiempo, reflejadas en las páginas de su Ulises Criollo, el libro con el que abre sus memorias noveladas; después vendrían La tormenta, El desastre y El Proconsulado, del mismo corte autobiográfico literario.
Cuatro son las vertientes de este gran torrente que es Francisco González de la Vega, a saber: la jurídica, la académica, la política y la educativa. Así en ese orden, porque en él la vocación jurídica es primera en orden, y es precisamente la que lo lleva a la vertiente académica y de allí a la actividad política y educativa.
Su vertiente jurídica se manifiesta primigeniamente, claro está, al cursar con brillantez la carrera de derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, transformada en Facultad de Derecho en 1950, gracias a los esfuerzos doctrinales y académicos de maestros como él, que hicieron del doctorado en derecho un apostolado educativo en beneficio de las nuevas generaciones. Es necesario mencionar que para poderse fundar el doctorado en derecho fue necesario que la recién Facultad de Derecho otorgara varios doctorados ex oficio, es decir, sin que los distinguidos con tal grado hubieran previamente realizado los estudios especiales, lo que originó diversas críticas. Lo cierto es que en la gran mayoría de los casos, como en del Dr. y Maestro Francisco González de la Vega, el otorgamiento del grado estaba plenamente justificado pues contaban con una obra jurídica respetable y seguirían produciéndola. Para probarlo, baste citar algunos de ellos a quienes el derecho mexicano debe mucho: Eduardo García Máynez, Mario de la Cueva, Raúl Carrancá y Trujillo, Eduardo Pallares, Niceto Alcalá Zamora y Castillo, Lucio Mendieta y Núñez, Alberto Trueba Urbina, Rafael de Pina, Antonio Martínez Báez, Salvador Azuela, Manuel Borja Soriano, Gabino Fraga, Antonio Camilo Flores, Mariano Azuela, Andrés Serra Rojas, Alfonso Noriega, Raúl Cervantes Ahumada, José Ángel Ceniceros (durangueño), Carlos Franco Sodi, Trinidad García, Roberto I. Mantilla Molina y, desde luego, nuestro Francisco González de la Vega.
Las generaciones anteriores a González de la Vega se formaron bajo la influencia francesa con su escuela de la exégesis, abrevando en los libros de autores como Le Bon, Laurent, Demolombe, Maurlon, Beauregard, Baudry , Leroy y Beaulieu. Sin embargo , los jóvenes catedráticos a los que pertenece nuestro biografiado tienen ya una mentalidad formada bajo el influjo de la Revolución y en los aires de las modernas corrientes jurídicas y en esa medida se dan a la tarea de escribir sus propios libros de texto, bajo el sistema de apuntes, consistente en que los estudiantes auxiliados por un taquígrafo tomaban las clases conferencias expuestas con gala de erudición por sus maestros y las editaban en mimeógrafo para distribuirlas entre sus compañeros. Estos apuntes, que no dejaban de adolecer de ciertos errores de los taquígrafos, se iban perfeccionando año con año, hasta que un buen año el maestro se echaba a cuestas el trabajo de revisarlos y corregirlos y de allí a las editoriales para convertirse en libros de texto. Así fue naciendo una auténtica bibliografía jurídica mexicana de la que los abogados mexicanos podemos sentirnos verdaderamente orgullosos, y así nació el libro del Dr. y Maestro Francisco González de la Vega Derecho Penal Mexicano, editado por Tip. Previsión, el año de 1935.
Así se expresa uno de sus más destacados alumnos, el Dr. Sergio García Ramírez, de la cátedra y del libro del Dr. y Maestro González de la Vega, a quien llama eminente hombre de leyes, hombre de Estado y catedrático ilustre en el homenaje que le brinda en su obra Justicia penal, publicada por Editorial Porrúa en 1998, página 36: "A González de la Vega debe el penalismo nacional, entre otras aportaciones, el largo ejercicio de una cátedra concurrida y ejemplar, de cuya explicación lúcida y precisa se guarda todavía el más extendido testimonio. También le debe, al lado de un buen número de ensayos, de proyectos, de normas nuevas, una obra sobre la parte especial del Derecho Punitivo -su Derecho Penal Mexicano. Los delitos-, admirablemente bien redactada, en la que tantos estudiantes de la República conocimos, atraídos por su prosa sugerente y capaz, la teoría de los crímenes contra la vida y la integridad corporal, contra las personas en su patrimonio y contra la libertad y la seguridad sexuales".
Esa vertiente jurídica de su vida continúa su cauce poderoso en 1929 al desempeñarse comojuez correccional del Ramo Penal en el Distrito Federal; en 1930 al fungir como Subprocurador General de Justicia del Distrito Federal y como representante de los jueces penales ante la Comisión Redactora del Código Penal de 1931; en 1942 al ser elegido Presidente de la Comisión Legislativa que redactó la Ley General de Educación Pública, reglamentaria del artículo tres de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; en 1946 al ser designado Procurador General de la República; en 1962 al presidir la Comisión de Justicia y formar parte de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República; en 1955 al asistir como Jefe de la Delegación de México a la Conferencia Jurídica convocada por la ONU en Ginebra; en 1965 al acudir a la Quinta Reunión Interamericana de Jurisconsultos en San Salvador y ser designado representante de México ante el Comité Jurídico Interamericano de la O EA y en 1971 al ser nombrado asesor de la Presidencia de la República.
Su vertiente académica fluye en 1922, al ser designado profesor de Derecho y Organización Municipal en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, cuando aún no presentaba su examen recepcional de abogado, siendo pertinente hacer notar que por ese tiempo, debido a la demanda estudiantil en aumento y a la escasez de docentes, se recurría a nombrar profesores a quienes habían realizado estudios brillantes aun cuando no estuvieran recibidos o fueran todavía estudiantes. En 1923 se gradúa con todo éxito como abogado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y se desempeña como profesor de Derecho Público en la UNAM; en1927 imparte el curso de Derecho Mercantil en la UNAM; en 1929 es profesor fundador de la Escuela Bancaria del Banco de México; en 1930 es profesor de Procedimientos Penales en la Escuela Libre de Derecho y profesor del segundo curso de Derecho Penal en la UNAM; en 1934 es profesor fundador de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM; en 1935, como ya se dijo, publica su libro Derecho Penal Mexicano que ha visto múltiples ediciones y es libro de texto y de consulta en universidades mexicanas y extranjeras; en el mismo año de 1935 concurre como Presidente de la Delegación Mexicana al XI Congreso Penal y Penitenciario en Berlín y preside la Delegación Mexicana a la IV Conferencia para la Unificación del Derecho Penal en Copenhague; en 1937 funda la Academia Mexicana de Ciencias Penales; en 1939 publica su Código Penal Comentado; en 1948 es propuesto por el Consejo Universitario para ocupar la rectoría de la UNAM, proposición que muy a su pesar tuvo que declinar por encontrarse ocupando la Procuraduría General de la República.
Dentro de la vertiente académica, son numerosos los reconocimientos que recibe González de la Vega: Rector Honoris-Causa de la Universidad Juárez del Estado de Durango, Profesor Ad- Honorem y Doctor Honoris-Causa de la Facultad de Derecho de la Universidad de Veracruz, México; Profesor Honorario de la Universidad de Puebla, México; Profesor Extraordinario y Doctor Honoris-Causa de la Universidad de Michoacán, México; Profesor Ad-Honorem de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guanajuato, México; Doctor Honoris-Causa de la Universidad de Yucatán, México; Profesor Extraordinario de diversas universidades latinoamericanas; Miembro de la Barra Mexicana de Abogados; Miembro Académico de Número de la Academia Mexicana de Legislación y Jurisprudencia correspondiente a la de Madrid; Académico Fundador y en diversas ocasiones presidente de la Academia Mexicana de Ciencias Penales; Miembro del Número del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados; Presidente de la Delegación Mexicana a la Reunión Interamericana de Barras de Abogados en Lima, Perú; Miembro Correspondiente y Honorario de diversas sociedades científicas mexicanas y extranjeras y recipiendario de altas condecoraciones de distintos países.