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GRAL. DOMINGO ARRIETA LEÓN

(1ª de tres partes)

Domingo Arrieta nació el 4 de agosto de 1874 en el rancho de Vascongil, perteneciente al municipio durangueño de Canelas, siendo sus padres el Sr. Teófilo Arrieta y la Sra. Soledad León de Arrieta.

No pudo realizar sus estudios primarios y en su juventud se dedicó a la arriería y a los trabajos mineros, por lo que fue testigo de las injusticias que sufrían los jornaleros de parte de sus patrones, así como de la explotación de que eran objetos los trabajadores, circunstancias que lo condujeron a ser un ferviente antirreeleccionista y a que, el 20 de noviembre de 1910, en compañía de sus hermanos Mariano, Andrés, Eduardo y José, se levantara en armas en su pueblo natal, a favor del Plan de San Luis y en contra del gobierno que presidía el Gral. Porfirio Díaz.

Parece que en los meses de diciembre de 1910 y enero y febrero de 1911, anduvo merodeando por los municipios de Canelas y de Tamazula, consiguiendo el 9 del siguiente marzo, ocupar a viva fuerza la población minera de Topia, Dgo; a la que atacó desde el día 7 anterior, en compañía de los jefes maderistas sinaloenses Ramón F. Iturbe y Conrado L. Antuna.

Después de este triunfo, operando con sólo las fuerzas de su estado, pues se le separaron los jefes Iturbe y Antuna, pero contando ya con cerca de mil 500 hombres medianamente armados, pues se le habían unido otras partidas revolucionarias, el 16 del siguiente abril inició el ataque de la población de Santiago Papasquiaro, Dgo; consiguiendo ocuparla al día siguiente, después de hacer huir a la guarnición federal defensora, la cual comprendía 52 individuos de tropa del 11° Regimiento de Caballería, al mando del Cap. 1° Antonio M. Priani y de dos oficiales más. De aquí, con sus mil 500 hombres, quienes lo había reconocido como jefe principal del movimiento maderista en el estado, se dirigió resueltamente sobre la ciudad de Durango, a cuya guarnición asedió desde el 10 de mayo posterior, sin conseguir apoderarse de ella por la fuerza de las armas.

Solicitó ayuda de los jefes maderistas de la región lagunera y vinieron en su auxilio los señores Jesús Agustín Castro, José Maciel y Calixto Contreras con sus respectivas partidas, sólo que, cuando éstos arribaron a las cercanías de la ciudad asediada, ya no pudieron atacarla en fuerza, porque por esos días se había firmado el Tratado de Paz en Ciudad Juárez por el Sr. Francisco I. Madero, jefe de la Revolución, suspendiéndose las hostilidades.

Sin embargo, el 31 de ese dicho mayo, entró triunfalmente a la capital durangueña, al frente de unos tres mil revolucionarios, acto con el que concluyó la revolución maderista en el estado de Durango (el 26 de ese repetido mayo de 1911, el Sr. Madero le expidió el nombramiento de Tte. Corl. del Ejército Libertador).

Al triunfo de la Revolución, sus tropas no fueron licenciadas, sino que formaron el Regimiento Auxiliar de Caballería “Guadalupe Victoria”, cuyo mando retuvo con el empleo de Coronel, según nombramiento que le expidió el Sr. Madero el 20 de julio de 1911, y en el resto de este año y en el siguiente de 1912, guarneció con su tropa la ciudad de Durango, sin mayores contratiempos, combatiendo a los grupos rebeldes reyistas y orozquistas que aparecieron, particularmente en la zona occidental del estado.

En febrero de 1913, a causa del asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, perpetrado por esbirros del Gral. Victoriano Huerta, el día 22 se salió sigilosamente de la ciudad de Durango en compañía de sus hermanos Mariano y Eduardo, y se dirigieron a los municipios de Canelas, Santiago Papasquiaro y Tepehuanes, para levantar tropas con las cuales vengar la muerte de aquellos mandatarios, y para fines del mes de marzo siguiente, contando ya con unos 700 hombres, a los que organizó en una Brigada que denominó “Guadalupe Victoria”, afiliado al constitucionalismo que acaudillaba el Sr. Venustiano Carranza, gobernador del Estado de Coahuila, con el carácter de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, el 27 de ese dicho marzo ocupó la ciudad de Santiago Papasquiaro, Dgo; después de una débil resistencia que le opusieron los vecinos, pues el Jefe Político del lugar, ante la abrumadora superioridad numérica de los atacantes, la abandonó casi sin combatir.

(Fragmento de la obra “Generales de la Revolución”; Sánchez Lamego, Miguel Á., segundo tomo, 1981)

Escrito en: ciudad, jefes, Santiago, pues

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