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Las palabras tienen la palabra

Juan Recaredo

A la tilde, que nadie la tilde de insignificante

Esa rayita a la que llamamos acento, es la tilde, -tilde como mi Tía Matilde- y su ocupación básica (la de la rayita, no la de mi tía) es cambiar el significado de una palabra: hábito, habito y habitó, por ejemplo son tres palabras con significados diferentes.

La primera es un sustantivo y las otras dos son acciones del verbo habitar en diferentes tiempos y personas: Un hááábito es una costumbre, habiiito es primera persona en presente del verbo habitar (yo habito) y habitóóó es tercera persona en pretérito (él habitó).

Algo parecido sucede con cééélebre, celeeebre y celebrééé así como con otras palabras que cambian totalmente su significado por una tilde (1)

Existe también la historia de un imberbe seminarista (2) que tenía que presentar un trabajo sobre la vida de San Francisco de Asís. En su narración el mozalbete (3) quiso poner que San Francisco era muy pobre, vestía sólo andrajos y que además “comía como vestía...” Pero al mozalbete le falló la ortografía y en lugar de “comía como vestía” escribió: “Comía como bestia”

Es muy diferente hablar de ápodos que de apodos: Los ápodos son animales que no tienen pies ni alguna otra clase de extremidades inferiores. La a es privativo, quiere decir que no hay, mientras que podos significa pies o patas, o en general extremidades inferiores,

Son ápodos, por ejemplo, algunos reptiles. No todos, porque por ejemplo el lagarto o la iguana son tan reptiles como una víbora o un gusano pero sí tienen sus patitas. También la tortuga es reptil.

Lo que pasa es que cuando se habla de reptiles uno piensa siempre en víboras, pero pertenecen a esta familia todos los animales que reptan ¿Que qué? Que reptan, del verbo reptar, quiere decir que arrastran la panza (el vientre para que se oiga un poco más científico).

Si le quitamos el acento a los animales ápodos nos quedan los apodos que son motes, sobrenombres que les pone uno a las personas o cosas. En un grupo escolar, por ejemplo, no podía faltar el negro o el gordo o el ciego y a veces uno ni se enteraba cuál era el verdadero nombre de aquel compa.

De mis días de juventud recuerdo con especial cariño a Chuy Mentiras que contaba unas mentirotas tan sabrosas que siempre querías que te las siguiera contando. Todo mundo conocía a Chuy Mentiras pero sólo unos cuantos sabían su verdadero nombre. Yo sí lo sabía, pero ya se me olvidó.

Volviendo al acento, fíjese lo que sucede con el verbo mendigar: Mendigóóó es acción en pretérito. Mendiiigo puede ser acción (yo mendigo) o puede ser un sustantivo.

Un mendiiigo es el que vive de la caridad pública. Ahora que, si le pone el acento en la penúltima sílaba, nos queda una palabra un poco gruesa que se usa como adjetivo: méééndigo. Entonces vamos a dar a ese dicho muy mexicano de que mendiiigo es el que pide y méééndigo el que no da.

Por si las dudas

1 Tilde:

También la palabra puede cambiar su significado por la colocación que se le da a la tilde.

2 Imberbe:

Un muchacho tan joven, que aún no le crece la barba.

3 Mozalbete:

Muchacho (los españoles dicen mozo) de pocos años.

PREGUNTA: ¿Cómo es

correcto decir y diferenciar: “b “ y “v” o “b” grande y “v” chica? Elizabeth Cardona.

RESPUESTA: Si te refieres a aquella vieja regla que la V es labiodental y la B es

labial, ya ni te preocupes por ella (por la regla... por esa regla) Está plenamente aceptado que ambas son labiales y que ni los

académicos supieron

pronunciar la V como

labiodental. Lo más sencillo es llamarles b grande y v

chica. Algunos prefieren

llamar uvé a la V chica

porque la juntan con la letra anterior en el alfabeto. Es una forma de diferenciarla también aceptada.

FRASE LOCA… DE REMATE:

¡Ladran Sancho, eso quiere decir que estás pisando

a un perro!

¡Hasta la próxima!

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Escrito en: verbo, decir, palabra, palabras

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