“¡Están caros los elotes!” es una frase popular que se suele expresar cuando alguien hace evidente sus celos hacia su pareja con miradas que si fueran cuchillos le sacarían el mole al compañero, o bien, con una bala de “¿qué le ves a ese canijo?”.
Que exista ese sentimiento en todo romance no es algo que resulte sorprendente, pues, incluso, en cierto grado es natural e indica interés por esa media jugosa naranjita de la que muchos quisieran aunque sea una probadita. ¡Te cuajaste!
Lo cierto es que aquí vale también eso de “todo con medida, nada con exceso”, y es que con frecuencia es tanto el temor a perder a ese “puchunguito” o “puchunguita” que quien cela se convierte en su sombra. Nunca faltan en la escuela esos novios que más bien parecen siameses, lo que evita que la relación con las otras personas se haga presente.
Es comprensible enojarse cuando tu pareja pone ojos de borrego a medio morir cuando pasa frente al salón ese o esa “apachurro”, y peor aún cuando esa persona intrusa ¡le coquetea! Te hierve la sangre y sientes que no puedes controlar esa rabia, pues sientes que tu pareja es tuya y de nadie más.
Lo importante es tener un equilibrio, “ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”. Imagina que te rondan varios pretendientes y tu “peor es nada” no le toma importancia. Obvio que eso también te va a molestar; tu ágil cerebro cuestionaría ¿será que no me ama? –como decía Luismi-, o ¿le da lo mismo que lo termináramos? Osea que, ¿cómo... son buenos o malos los celos?
SOSPECHAS DE TRAICIÓN
Los celos se pueden definir como un estado emotivo ansioso que padece una persona y que se caracteriza por el miedo ante la posibilidad de perder lo que considera que posee, o debiera poseer (amor, poder, imagen profesional o social).
En el ámbito sentimental, el factor de los celos es la desconfianza y sospecha permanentes en el otro que perjudican gravemente la relación con la persona amada. Cuando se muestra en su forma aguda, el origen de los celos hay que buscarlo en situaciones neuróticas o, en general, psicopáticas. Algunos creen que el sentimiento de los celos es universal e innato.
Linton, por ejemplo, ve una prueba de esta tesis en el hecho que en las Islas Marquesas, donde la libertad sexual es prácticamente total, los indígenas manifiestan sus celos ¡sólo cuando están ebrios! Es decir cuando su control voluntario, su raciocinio, ha disminuido. Por el contrario, otros psicólogos señalan que este sentimiento es de origen cultural, y que los celos no dependen del deseo o necesidad de goce exclusivo de los favores del otro, sino del "estatuto" social.
PROBLEMAS FRECUENTES
Las personas extremadamente celosas son, casi siempre, apasionadas, ansiosas, sadomasoquistas y neuróticas. Proyectan en su entorno sus propias tendencias a la infidelidad. Además, buscan con ambición todas las pruebas de su presunta desgracia.
Los “celososotes” –ponte el saco si te quedó a la medida- se sienten abandonados, menospreciados y burlados, pueden llegar hasta la tragedia de perseguir con odio a su "amor" y no vacilarán en atacarlo. De ahí que este sentimiento de los celos genere tantos problemas, no sólo en la seguridad física de las personas directamente afectadas por casos criminales, sino también en el equilibrio emocional de otras muchas cuyo bienestar psicológico se ve amenazado.
Cuando en una pareja surge el miedo a la separación, éste se manifiesta en forma de celos, de persecución en su hipotética infidelidad, controlándole y pretendiendo obligarle a que sea fiel. Cuanto más persigue, el perseguido se siente impulsado a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar.
El celoso exige entonces a su pareja la descripción detallada de su supuesta aventura y en su mente se mezclan la pérdida de autoestima, un deseo morboso de información y un desmedido afán de control. Eso suele verse en la cancha de la escuela, cuando María le hace un “pancho” a Juan, mientras los estudiantes están más entretenidos que en la final del Big Brother.
MUESTRA DE INSEGURIDAD
En contra de lo que podría parecer y de lo que sugieren algunas letras de canciones, argumentos literarios o guiones de películas, los celos no siempre son consecuencia de un gran amor, ni indican cuánto se quiere, se necesita o se desea a la otra persona.
Los celos afectan con frecuencia a jóvenes desconfiados e incapaces de trabajar en equipo y que invierten gran parte de su tiempo y energía en los pequeños detalles, no compartiendo información y controlando cuanto ocurre a su alrededor, a fin que nadie presente un trabajo que pueda ensombrecer el suyo.
Con esa actitud, evidencian su inseguridad y un déficit de inteligencia emocional, al no responder positiva y equilibradamente a los estímulos del exterior, en este caso, a la competencia de sus compañeros de clase.
VARIEDAD
-Celos buenos: Se caracterizan por la retención de pensamientos básicamente positivos sobre la pareja, aún cuando se genere dolor. La mayoría de la gente puede experimentar varios grados de celos buenos. Éstos no siempre significan que la persona que siente celos es insegura o posesiva, especialmente, si se experimentan como sólo una emoción pasajera.
-Celos malos: Son una reacción destructiva y mística que de la nada inventan pensamientos malos e injustos sobre la pareja. Con frecuencia son bien disimulados, pero son traidoramente destructivos para las emociones de ambas personas.
Impiden a la persona celosa conocer, aceptar, recordar o creer los valores de la víctima. En su lugar, una amargura irreal, cinismo o malevolencia hacia la víctima son conjurados por los celos malos.
Tales ilusiones negativas generalmente están arraigadas en experiencias pasadas que no están relacionadas al compañero actual.
INTERESANTE
Al principio puede dar gusto que te celen, pero si aumentan sin control pueden ser un motivo capaz de romper con la relación.
SEÑALES DESENCADENANTES:
-Aumento del círculo de amigos
-Ilusión por ir a actividades extraescolares
-Arreglarse más o asistir al gimnasio para mejorar el aspecto
-Retraso en las citas
-Desconocer el paradero de la pareja
PERFIL PSICOLÓGICO DEL CELOSO:
-Dependencia emocional
-Baja autoestima
-Desconfianza
-Introversión
-Falta de habilidades sociales
Fuente: Investigación de El Siglo de Durango.
SOLUCIÓN
¡Acaba con ellos!
Si en determinado momento te sientes víctima de un ataque de celos que perjudica tu bienestar emocional, actúa de inmediato.
-Sé consciente que estás padeciendo los celos y comunica tu sentir a la persona cuyo comportamiento ha generado los celos, especificándole claramente las conductas que te provocan esa inquietud
-Háblale cuanto haga falta, aunque sin someter a una presión excesiva y con ánimo de pedirle que te ayude a disipar tus dudas
-Fortalece el diálogo continuo, la confianza y el contacto amoroso
-Acepta más, confía en ti mismo y trabaja en tu seguridad y autoestima
-Si sufres un cuadro agudo de celos, dirígete a una consulta psicológica
-Si hay motivo real para celar, plantea con realismo la situación a tu pareja; ármate de valor, paciencia y comprensión para superar la situación. Todo tiene un final y el amor puede tener también fecha de caducidad.
Fuente: Agencias.
El hombre más celoso
En las relaciones, afirman los científicos, los hombres sienten celos por cuestiones relativas al sexo mientras que las mujeres se preocupan más por el aspecto emocional.
Se asegura que el origen de los celos en las mujeres se debe a la gran cantidad de tiempo y energía que dedican en criar a un hijo.
Gary Brase, investigador de la Universidad de Sunderland, ha llevado a cabo un estudio acerca de los celos en diferentes culturas. Señala que en países como Brasil, con alto índice de fertilidad, se tienen los hombres más recelosos con respecto a las infidelidades, mientras que los hombres de países con índices de fertilidad menores, como Japón, se muestran menos preocupados.