MÉXICO, DF (Agencias).- Alejado de cualquier patrón y estilismo genérico, Paul Thomas Anderson aborda la comedia como un nuevo reto en el que su visión conceptual se aleje de lo visto hasta ahora, creando, como es habitual en él, un universo propio, genuino y mágico.
Un logro que consigue con esta deliciosa y extraña cinta inclasificable. Si muchos han sido los que han comparado el estilo de este autor con el de Martin Scorsese, sería lo correcto abordar este proyecto como el particular "Afterhours" de Anderson.
La historia se centra en un solitario hombre llamado Barry Egan, un pequeño empresario que tiene una compañía de menaje para baño (atentos al ‘gag’ del ‘Diverchupa’). Su vida viene marcada por la inevitable soledad del incomprendido y de un excesivo sometimiento a siete hermanas que le tienen dominado y ridiculizado desde su infancia.
Una llamada a un número erótico que trae como consecuencia las amenazas por parte de una mafia regida por un miserable vendedor de colchones y su encuentro con Lena, la mujer de su vida, cambiarán y desestabilizarán el anodino universo de Barry, un tipo tranquilo que esconde bajo su apocado carácter una bestia incontrolable.
En este infrecuente entorno, Anderson brinda una historia de amor concentrada no tanto en la acción y el lugar, sino en una granítica y soberbia forma de indagar en los personajes, único mundo de "Punch-Drunk Love", acompañado en todo momento por su habitual ritmo fluido y apasionante.
Planteada sin pretextos desde el absurdo, esta original muestra de cine independiente y de autor se proclama como un bello manifiesto de escapismo y fragilidad donde el amor es el referente para superar lo adverso.
Un surreal romance que culmina en un metafórico final donde se asimila la fragilidad y la forzosa necesidad del amor para el triunfo de los perdedores.
De nuevo, como ya había demostrado en "Boogie Nights" y "Mag-nolia", en "Punch-Drunk Love" hay matices de brío percutante que dan como resultado de este ejercicio cinéfilo una lección de ritmo narrativo. Una cadencia visual que precisa de la delirante música de John Brion y un exceso de color, situaciones y saturación en sus fundidos psicodélicos buscando producir con ello el impacto en el espectador y olvidar, intencionalmente, la propia integridad narrativa del filme.
Histerismo ascendente que sólo se pacifica con la dulce mirada del personaje de Lena Leonard, papel ajustado a los ojos y dulzura de una irregular actriz como Emily Watson; pero, sin duda alguna, una de las mejores y más sorprendentes aportaciones es la excelente composición interpretativa de Adam Sandler, quien confirma lo que había dejado intuir en "Un papá genial": su capacidad para darle a Barry un fondo humano.
EXCELENTE
Los comentarios
Quienes ya han visto esta película coinciden en una cosa: Es una joya que va a pasar desapercibida, considerando sus competidores, los estrenos comerciales de estas fechas.
“Una de las mejores películas del año, la actuación (sorpresiva) excelente de Adam Sandler, la dirección, la música absolutamente perfecta...”
“Qué buena película, excelente, poco usual ver algo como esta pequeña joya, claro para quien ha visto los trabajos anteriores de P.T. Anderson, sabe perfectamente que lo que verá es bueno. Recomendación: Para todos aquellos que sean fans de Adam Sandler y que piensen que ésta es otra de sus bobas películas, ¡cuidado! Están a punto de enfrentarse con una verdadera buena película que no tiene nada qué ver con todo lo anterior que ha hecho (...) la dirección es buenísima y la película te tiene al borde de la butaca”.
FICHA:
DIRECTOR: Paul Thomas Anderson
GUIÓN: Paul Thomas Anderson
MÚSICA: Jon Brion
FOTOGRAFÍA: Robert Elswit
EDICIÓN: Leslie Jones
ACTORES: Adam Sandler, Jason Andrews, Don McManus, Emily Watson, Luis Guzmán, David Schrempf, Seann Conway, Rico Bueno
FUENTE: Cinépolis.