CUENCAMÉ, DGO.- A 406 años de su fundación, este jirón del país aún no alcanza el desarrollo anhelado de sus habitantes. Hombres y mujeres forjados en luchas armadas a través de los siglos por su libertad, mantienen la fe de mejorar sus niveles de vida arrancando la riquezas de las entrañas de la tierra y ver al final de la jornada que el despegue económico sea manifiesto.
En la “Tierra de Generales”, a pesar de sus cambios históricos de partida a villa y recientemente -el cuatro de agosto del 2000- se elevó al rango de ciudad, falta mucho por hacer, sobre todo para generar fuentes de empleo. Según opiniones de la ciudadanía, hay reclamos, críticas, necesidades, pero también algunos reconocimientos para las autoridades. La principal carencia es el desempleo.
Ubicada a 144 kilómetros de la capital del estado, Cuencamé cuenta con aproximadamente ocho mil 500 habitantes, 24 por ciento de la población total esparcida en 54 comunidades rurales que integran el municipio de cinco mil 191 kilómetros cuadrados de superficie. Hay diversidad de riqueza: en la región sur destacan las productivas llanuras agrícolas y al norte los yacimientos de oro, plata, bentonita, por mencionar algunos.
URBANIZACIÓN
El cuadro urbano se encuentra pavimentado casi en la totalidad y con los servicios de agua, drenaje y energía eléctrica, pero los barrios de la periferia tienen carencias, dijo Sergio Gámiz Cháirez de oficio músico; “cuando hay agua en el sector norte, conocido como Barrio Bajo, escasea en el sur en el barrio Los Cachorros y viceversa; así ocurre en el oriente y poniente. Se necesitan más pozos o un sistema más eficiente”.
Yolanda Adilene Franco del Castillo, estudiante del CBTIS 115, dice que su barrio está pavimentado, no hay problema de los servicios primarios y asegura estar enterada de otros lugares donde dejaron de padecer escasez de agua como Cerrito Colorado.
Ana Claudia Artea Hernández, estudiante del CBTIS 115, opina lo contrario: “a mi ver, hay muchas necesidades; por ejemplo, en la colonia Pasajito falta concretar los servicios; no ha cumplido sus propuestas de campaña el Alcalde, no esperaban eso de él”.
EL CAMPO
En entrevistas por separado, los comisariados ejidales de difeentes comunidades expresaron sus necesidades especialmente en lo que se refiere a redes camineras y otros apoyos que necesitan. José Abel Rosales Medrano, de La Fe, dijo tener mucho tiempo solicitando la pavimentación de la rúa Pasaje-La Fe-Las Mercedes; solamente faltan ocho kilómetros. El gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier les prometió hacer un replanteamiento de esa obra en los 15 meses que le restan de administración. Espera que se atienda la petición.
Fernando González Carreón, dirigente campesino de Pasaje, expresó que faltan fuentes de empleo y mayor apoyo del Gobierno Federal para aprovechar mejor el potencial natural.
Mauro Viezca Leyva, comisariado del ejido Viejo Pedriceña, dijo que tienen 20 años en que solamente levantan raquíticas cosechas; este año se fueron 30 jóvenes a Estados Unidos. Aquí hay poco apoyo al campo, sobre todo al norte del municipio.
José Luis Navarrete Escobedo, presidente del Comité Municipal Campesino, expresó que el agro necesita que la Federación inyecte recursos oportunos.
Los entrevistados tuvieron comentarios negativos de la Federación; al estado ni lo mencionan. En términos generales señalan como principal problema la falta de empleo.
Por su parte, Jaime Favela González, agrónomo y escritor, se remonta a la historia y dice que la lucha armada de 1910 no se concretó, hay muchas necesidades; tal vez a Cuencamé, como a muchos municipios, no se les ha hecho justicia por que su gente era villista. Prueba de eso los 20 generales de esta tierra “y sabemos que finalmente no fueron los vencedores”, dijo.
Hay poblados en este municipio que mueren por las carencias de empleo; por ejemplo, Pasaje tiene mil 516 habitantes, pero más de cinco mil de ellos radican en el interior del país y el extranjero.
Falta promover el agro, no existe un solo proyecto para industrializar la bentonita y solamente se vende como materia prima para perforación de pozos y fundidoras.
Falta apoyo para comercializar el orégano, sotol, lechuguilla y candelilla en la parte norte donde la tierra no es buena a la agricultura, pero a cambio hay cerros de riqueza como el oro, plata y calisas para fabricar cemento y cal.
Hace años, se hicieron intentos de instalar una industria cementera, pero no se concretó; de no hacer algo se podría colapsar la economía del municipio en el norte, pues cada vez escasea la mano de obra. Está paralizada la planta de Velardeña; laboran unos cuantos trabajadores en la beneficiadora. Antes había auge en ese lugar por el circulante; hoy todo es preocupación y pobreza.
Hasta la industria del asadero dejó de tener auge, por la falta de circulante, urgen empleos, dijo Modesto Machado Martínez, dedicado a ese oficio por más de 30 años.
PUEBLO DE convicciones
A pesar de la difícil situación económica, Machado Martínez destaca la fe del pueblo que sabe sobreponerse a las adversidades como la falta de trabajo; hay dos maquiladoras donde se pagan salarios bajos. No hay otra fuente más que la agricultura y ganadería, pero en su gran mayoría dependen del temporal. No hay agua de riego y reservas de agua en el subsuelo son escasas en la Región Llanera.
Los habitantes de Cuencamé, se enfrentan a los cambios de la época, la drogadicción y pandillerismo de momento no son alarmantes, dice la gente, pues persiste el temor a Dios y su gran devoción al Señor de Mapimí, principal invitado de la ciudad desde el 6 de agosto de 1715, llegó para quedarse, desde que lo encontraron en la Sierra de Jimulco, donde fue escondido después de la rebelión de los indígenas.
Los jóvenes se desarrollan en la educación, la fe y el deporte y comentan que no todo es negro, hay cosas buenas.
Testigos fieles son los edificios, algunos casi en ruinas, en contraste con modernas fincas y en especial los templos que por siglos permanecen de pie.
Así, entre la fe y la esperanza, los habitantes de Cuencamé tratan de sobrevivir soportando el olvido de sus gobernantes y la pobreza y la falta de servicios.
Es un municipio que muere poco a poco y si se mantiene en pie, se debe solamente a la gracia del Señor de Mapimí y a los dólares de sus hijos que han buscado nuevos horizontes, quizá para no volver.
Sector agropecuario, riqueza sub-explotada
Pese al gran potencial que encierra Cuencamé por las reservas mineras del subsuelo y la productividad de sus tierras, además de los óptimos temporales, el despegue hacia el progreso no se ha dado y ello se debe a que hay poca atención por parte de los tres niveles de gobierno.
Después de varios años de sequía, la región sur del municipio de Cuencamé ha sido bendecida con las lluvias.
Este año esperan buena cosechago, afirmó Roberto Martínez García, campesino de Cuauhtémoc, quien comenta que el 95 por ciento de la población depende de la agricultura, algunos del comercio y otros de los dólares que envían los paisanos que radican EU.
La minería es un recurso antiquísimo que no se ha desarrollado en su plenitud.
La minería y agricultura forman la principal riqueza de Cuencamé, municipio que a pesar de estar ubicado en un lugar estratégico para convertirse en un polo de desarrollo regional, no lo ha logrado.