La violencia y la inestabilidad económica que vivimos nos obligan a olvidarnos del espíritu y los foros públicos quedan ocupados por las soluciones inmediatas que ofrecen políticos y técnicos. De suerte que parece fuera de lugar, y hasta chocante, el que alguien se ocupe de temas como éstos que atiendo yo. Sin embargo un cuerpo ulceroso y purulento no se cura limpiando las pústulas sino purificando la sangre. Lo mismo pasa con esta sociedad enferma. Nuestro mal es tan interno que sólo reestructurando el pensamiento puede esperarse curación. Ciertamente los analgésicos producen sensación de salud porque mitigan el dolor pero el mal seguirá prosperando con mayor fuerza hasta que el nuevo concepto del hombre permita la intervención divina que sana el interior. De un escrito a otro me veo obligado a introducir una síntesis porque no puedo permitirme la presunción de creer que usted leyó el anterior. Procederé de la misma manera: los modos de percepción mental son cuatro. Pero sólo dos pertenecen a la existencia: la necesidad y la contingencia. La posibilidad y la imposibilidad no existen sino como referencia al “no ser”. El ser de necesidad es la divinidad y el ser de contingencia es el universo. Si la libertad existe debe estar entre los seres contingentes; trataré de encontrarla para usted pero lo haré invirtiendo el orden de los tipos de contingencia que enuncié en el número anterior, empezando, ahora, por la forma de existencia más débil (la negación) hasta la más consistente (la sustancia): a) La negación existe sólo como sujeto de una proposición gramatical; en cambio la libertad es una vivencia...por tanto...la libertad no es negación b) La privación es la ausencia de un bien debido, o sea, que la privación siempre tiene la cara del mal; pero la libertad es un bien...por tanto...la libertad no es una privación. c) Los productos de la conciencia son abstracciones o superestructuras: teoremas, leyes o instituciones, lenguajes; son reales pero existen sólo porque son pensados; en cambio la libertad (ausencia de obstáculos) se realiza aunque no se piense en ella...por tanto...la libertad no es un producto de la conciencia. d) Los accidentes (categorías) son los modos de ser; o sea que los accidentes sólo existen en otro, al cual están calificando; y son reales; más reales que las productos mentales porque entran en la objetividad, pero menos reales que la sustancia a la cual califican pues necesitan de ella para poder existir; aquí parece pertenecer la libertad, pues, en ocasiones, se usa para calificar; así, es común que digamos “Una empresa libre” o “Una decisión libre”; podríamos pensar que la libertad es una categoría (un modo de ser); pero los accidentes sólo son reales en otro ser; mas la libertad existe en sí misma; cuando la usamos para calificar a otro ser sólo lo hacemos por analogía; trataré de explicar esto: cuando decimos “una orina sana” lo decimos no porque la orina sea sana sino porque revela que en el organismo existe la salud, y sabemos perfectamente que la salud es una propiedad del organismo; así también cuando decimos “un acto libre” lo hacemos porque ese acto revela la libertad que es propiedad del alma.. .por tanto...la. libertad no es un accidente ya que realmente no califica. Tampoco puede ser una sustancia porque la sustancia se soporta a sí misma y a sí misma se refiere; en cambio la libertad no se refiere a sí misma sino a la realidad “persona” en cuanto que persona es “síntesis de materia y conciencia”. Ya se dio usted cuenta de que: la libertad es una “facultad de la persona”. La libertad es una propiedad del alma. Las “facultades” o “propiedades” están tan íntimamente ligadas a la sustancia que nacen directamente, infaliblemente, de ella; al grado de que las propiedades hacen que la sustancia aparezca como naturaleza. La sustancia, cuando actúa, se manifiesta como naturaleza. Lo propio del espíritu del hombre es la elección porque la conciencia detecta las diferencias de las cosas y sería torpe pretender que el discernimiento haya sido dado en vano. La naturaleza (o Dios si usted es creyente) no actúa a capricho, haciendo lascosas en vano. Si el alma que percibe la diferencia (bueno-malo) de las cosas no pudiese elegir, parecería producto de un ser sádico hasta el satanismo. No puedo entender que alguno dude de la libertad. La libertad existe. “Es la propiedad misma de la conciencia que tiende infaliblemente al bien”. Somos libres solamente en dirección al bien. El hombre hace males sólo porque NO alcanza a discernir entre el bien aparente y el bien verdadero. Si quiere usted corregirme corrija primero al Señor porque sin ambages dijo en la cruz (padeciendo toda ingratitud): “Padre... perdónalos, NO SABEN lo que hacen”. Sin libertad NO hay persona. Pero la libertad depende de la inteligencia. El mismo Señor dijo “la verdad os hará libres” y, que yo sepa, la verdad es cuestión de la inteligencia, no de alguna otra misteriosa e inventada “potencia del alma”. Si le ha parecido hermoso lo que he dicho de la libertad es porque es verdadero; desgraciadamente, no puedo decir lo mismo de la gran mentira que filtró el demonio entre la humanidad: La voluntad es una patraña, y muy útil para los enemigos de la libertad de conciencia. ¡Cuánto peso han puesto sobre el espíritu del hombre usando el nombre de la voluntad! Comenzaré a hablar de ella. Hasta la próxima. [email protected]