Para Mayela del Carmen
La historia de la misión de San Francisco de Mezquital es aún incierta por la carencia de datos disponibles para su reconstrucción, tanto en las fuentes bibliográficas como en las documentales; no obstante, sabemos que la misión se fundó a fines del siglo XVI por los misioneros franciscanos encargados de la catequización y conquista espiritual de la región.
Antes de 1580, sabemos de la presencia de fray Juan Serrato en las inmediaciones de lo que sería San Francisco del Mezquital, puesto que este misionero, proveniente del convento de San Mateo de Sombrerete, del que era guardián, se internó en la zona llegando a las proximidades de Atotonilco, donde fue muerto por los indígenas nativos.
En Atotonilco, cerca del Mezquital, fray Juan Serrato derribó también con menosprecio los ídolos de los indios, que indignados le dieron muerte matando también a dos indígenas que lo acompañaban. El cadáver de este misionero fue sepultado en el templo de San Francisco de Nombre de Dios.
Everardo Gámiz sostiene que se establecieron, a partir de 1560, misiones en Agua Zarca, población muy próxima a Mezquital, donde aún se conserva un bello edificio del siglo XVII, que albergó a la misión franciscana.
LA FUNDACIÓN
La fecha exacta de la fundación de San Francisco del Mezquital no la podemos precisar, sin embargo, algunos autores aseguran que en el año de 1588 el religioso fray Pedro de Heredia estableció una misión muy próxima a las márgenes del caudaloso río que cruza la zona, la que puso bajo la devoción del santo fundador de la Orden, San Francisco de Asís.
José Ignacio Gallegos, por su parte, aseguró en su monumental obra “Historia de Durango” que la misión de San Francisco del Mezquital se trató de la última fundada en el siglo XVI por los padres franciscanos en lo que hoy es el estado de Durango, y ratifica como su fecha probable de fundación al año de 1588.
DIFÍCIL COMIENZO
Sabemos que la misión, cinco o seis años después de fundada, reunía ya una centena de indígenas en su catequismo, que si bien no era una población numerosa, lo era importante si se consideran las difíciles condiciones orográficas de la zona.
Se sabe que hacia 1596 en San Francisco del Mezquital se levantaba ya un pequeño pero bien dotado monasterio de frailes franciscanos, encargados del cuidado de los indios habitantes del lugar, los que la parecer se dedicaba a labores agrícolas, para autosubsistencia.
Las mismas crónicas refieren cómo fuera de las riberas del río casi no había tierra en donde sembrar, ya que San Francisco estaba instalado en tierra montañosa, entonces no aprovechable fácilmente para labores agrícolas.
No obstante, representaba un punto estratégico de importancia, puesto que era el punto obligado de acceso a la sierra, y en donde se acaban los poblados organizados, para no encontrarlos sino muy dentro de la sierra en los dominios ya de la Nueva Galicia.
ACCESO AL SUR
Hacia 1605 se habían practicado más fundaciones hacia el Sur y parece ser que fue bajo la dirección de fray Andrés de Medina. Para entonces se establecieron Milpillas, Huazamota y Quiviquinta.
El padre franciscano en ese año se internó entre las poblaciones de tepehuanes y coras, predicando y catequizándoles, persuadiéndolas de que se congregaran en pueblos, donde con comodidad pudieran ser administrados y bautizados. Fundó un pueblo que llamaron de las Milpillas de Don Alonso, levantando una iglesia cuya invocación la dedicó a San Diego de Alcalá. Luego fundó el convento de Quiviquinta que está al pie de la serranía.
Fray Francisco del Barrio llegó en la misma época a Huazamota, estableciendo allí una misión para evangelizara coras y tepehuanes que vivían en las cercanías, aunque seguramente este primer intento de fundación fracasó.
REBELIÓN DE 1616
El movimiento de resistencia impulsado por los indígenas tepehuanes, de 1616 a 1619, fue una respuesta a las condiciones en que se desarrollaba la conquista y la opresión a la que se sometía a los indígenas de la región, si bien se concentró hacia el Noreste y los valles centrales, la capitulación, si así la podemos llamar, y la zona de refugio a la que con dificultad pudieron entrar los hispanos, fue en la agreste región de Mezquital, que por otra parte se denotó durante esta lucha como una zona por de más estratégica para la definición de la guerra.
La rebelión de 1616 fue de tal magnitud que la Corona española, temerosa de que la lucha se expandiera por más regiones, mandó fortificar las líneas de presidios de Zacatecas y San Luis Potosí, dando ya en la práctica por perdidas las posesiones de la Nueva Vizcaya, pues con la toma de Mezquital, concretada en cuanto dio inicio el conflicto, se cerraban las posibilidades de una comunicación segura hacia el Sur, además de dificultar el posible abasto de víveres y refuerzos, con lo que se ponía en grande peligro las de la Nueva Galicia. Por un hecho circunstancial, la lucha se decidió a favor de los iberos.
Apenas conocida la toma de San Francisco del Mezquital por parte de los tepehuanes, fue necesario una vez consumada la batalla de Cacaria recobrar el punto estratégico, que controlaba la entrada a los cañones de la serranía del sur de la Nueva Vizcaya, por lo que se envió al capitán Bartolomé Juárez para que recuperara la población del Mezquital, para desde allí emprender la reconquista de las serranías del Huazamota y Acaponeta, a principios de 1617.
La intervención de los frailes de la Orden de San Francisco fue decisiva para poder retornar la paz al sur de la Nueva Vizcaya. Encabezados por fray Juan de Zumaya, entonces custodio de la provincia, los religiosos Cristóbal de Espinosa, Gregorio Sarmiento, Domingo Cornejo, Rodrigo de Ovantes, Jerónimo Bautista y Francisco Capillas levantaron de nuevo cada una de las destruidas misiones de la región de Mezquital, entre 1618 y 1619.
POBLACIÓN MESTIZA
San Francisco de Mezquital fue secularizado a mediados del siglo XVIII, es decir, dejó de ser atendido por los misioneros franciscanos, para quedar a cargo de un cura párroco designado por el Obispo de Durango.
Esta práctica común en la administración eclesiástica se debía a que se consideraba que la población indígena nativa del lugar había sido ya suficientemente evangelizada y requería entonces la atención directa de un sacerdote. Cuando San Francisco de Mezquital pasó a la administración directa del obispo, vivían allí sólo 120 indígenas, mientras que la población mestiza, española y de otras castas llegaba a 257 habitantes.
Para el censo de 1787, la población reunía 771 habitantes mestizos y españoles y, aun cuando la presencia indígena era importante, había en definitiva dejado de ser una población indígena.
CÓMO LLEGAR
Desde Durango. Tome la carretera federal numero 23 con destino a Mezquital, aproximadamente 82 kilómetros adelante encontrará la población de San Francisco de Mezquital. Para llegar al Balneario, entre a la población y en la esquina de la Plaza de Armas, doble a su izquierda, esa calle cuesta arriba lo llevara directamente a La Joya. Siga la señalización.
MILAGROS
De leyenda
Una leyenda asegura que luego de la toma y destrucción de la misión de San Francisco del Mezquital, a fines de 1616, en la iglesia sólo las imágenes de Jesús y María escaparon de las llamas y la última tenía, como la del Zape, un hachazo en el rostro, no habiéndose podido restaurar.
En cuanto a la otra imagen, tenía un flechazo en una “espinilla”, de cuya herida, aseguraban, había salido una gota de sangre.
Los religiosos acordaron llevar aquellas estatuas a la ciudad de Durango, “pero no pudieron levantar la de Cristo ni entre ocho hombres”. Probaron inútilmente algunos sacerdotes, que al fin suplicaron al doctrinero de San Francisco que (ya que la estatua pertenecía a su orden religiosa) probara a levantarla, como lo hizo sin gran esfuerzo.
Estas estatuas fueron alojadas en el convento de San Francisco de la ciudad de Durango, siendo la de Cristo trasladada poco después al templo de San Nicolás, hoy San Agustín, en donde hasta hoy se le venera.
VISITA
A dónde ir
Si un día va a Mezquital, no deje de visitar estos lugares.
*Templo de San Francisco. En pleno centro de la población, a unas dos cuadras de la plaza principal, podrá encontrar el templo de San Francisco, construcción original del siglo XVII. Observe la curiosa disposición de las campanas en una espadaña, a la usanza de las construcciones de Yucatán. El interior el techo de la iglesia recuerda los alfanjes del centro del país. Allí se venera una pequeña imagen del santo patrono, posiblemente del silgo XVII.
*Parroquia del Sagrado Corazón. Frente a la plaza principal de la población se levanta el templo parroquial de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, con sus características torres.
*Balneario de La Joya. A unos cuantos kilómetros de la población, por un camino de terracería bien conservado, se puede llegar a uno de los balnearios más famosos del estado. Se trata del balneario de aguas termales de La Joya, que se levanta al pie de imponentes relices, de donde brotan las aguas termales que hacen célebre este lugar.
*Sitio arqueológico de los pigmeos. Desde el balneario de La Joya se puede acceder por una angosta vereda a la parte media de los relices, donde se encuentran vestigios de un sitio arqueológico, que de acuerdo con la conseja popular, se trata de pequeñas casitas de antiguos habitantes de pigmeos, cuando en realidad de acuerdo a los estudios científicos, se trata de pequeños graneros que construyeron los antiguos habitantes para conservar los alimentos.
FUENTE: Investigación de Javier Guerrero Romero.
¿SABÍAS QUE...?
... El Mezquital es muy famoso por su producción de los más finos mezcales. Los indígenas llaman “guachicol” a un tipo de mezcal, de una destilación realmente muy fuerte.