Ciudad Lerdo, dgo.- Las exigencias de los vecinos del fraccionamiento Rivera-Castilagua fueron escuchadas. Hace varios días una constructora empezó a reparar las viviendas que presentan grandes cuarteaduras; los quejosos señalan que necesitan más vigilancia policiaca para prevenir los robos a casa-habitación y de vehículos.
Este fraccionamiento fue creado hace aproximadamente seis años por una constructora denominada Gipo; según dijeron los vecinos, muchas personas ocuparon sus nuevos domicilios y otros prefirieron no recibir la vivienda porque la finca presentaba cuarteaduras muy evidentes.
“Todo el techo se gotea y por la humedad se está cayendo, el drenaje se tapa y huele muy feo, los pisos no están bien nivelados y cuando llueve el agua inunda la casa”, dice Martha Angélica Tovanche López, quien tiene su domicilio en el número 67 de la calle Jazmines.
Esta ama de casa comenta que en repetidas ocasiones se reunieron con diferentes funcionarios de Infonavit para exigir que les repararan las viviendas; su demanda fue escuchada y desde hace dos semanas empleados de la constructora Quetzal, S.A de C.V., de la ciudad de Durango, trabajan en la reparación de varias fincas en la calle Tulipanes, que es la primera de este fraccionamiento.
Rosario López de Lara tiene su domicilio en la calle Tulipanes número 80; frente a su vivienda trabaja un grupo de obreros en la reparación de las viviendas que se encuentran deshabitadas.
“Ya tienen algunos días que empezaron a arreglar las casas; cuando terminen de arreglar ésas nos vamos a cambiar para allá”, dice la ama de casa. Sin embargo, podrían generarse problemas una vez que las viviendas estén reparadas y sus propietarios originales pretendan ocuparlas.
“Es lo que estamos pensando, porque esas casas están asignadas, pero en Infonavit nos dijeron que nos las iban a prestar mientras arreglan las nuestras”, agrega Rosario.
Las mujeres entrevistadas por separado señalan que los robos es otro de los problemas que se vive en este fraccionamiento.
“Hay muchos robos; a una señora la robaron cuatro veces; las patrullas a veces pasan pero dejan de venir algunos días”, dijo.
Rosario y su familia fueron víctimas de los amantes de lo ajeno; comenta que en noviembre le robaron una camioneta Voyager modelo 1993 de procedencia extranjera. Los ladrones tenían todo planeado: antes de llevarse el vehículo colocaron clavos en los neumáticos de los otros automóviles que estaban estacionados ahí cerca para que se poncharan en caso de que los vecinos se percataran del robo y trataran de seguirlos.
“Por la falta de vigilancia hubo mucho vandalismo: a los carros les pusieron clavos de los grandes, de una pulgada, para que no los siguiéramos; una vecina iba llegando a su casa y unas personas le pidieron agua. Ella se las regaló pero nunca se dio cuenta de que esa gente estaba robando la casa de enseguida.