-Manolo, ¿de dónde vienes? -Del cementerio, de enterrar a mi suegra. -Y, ¿por qué vienes tan triste? -Es que me ha dicho el cura que, en la otra vida, nos volveremos a encontrar... Este Día de Muertos, es probable que encuentres lápidas para la suegra del tipo: Aquí yaces, y haces bien, tú descansas y yo también o Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando. Aunque ahora las suegras salen a trabajar y tienen menos tiempo para meterse en la vida de los demás, en casi todas las historias, la suegra sale muy mal parada. Me atrevería a decir que el problema de las malas suegras tiende a ir a la baja, aunque... no siempre. El otro día escuché, en una despedida de soltera, un consejo que alguien le dio a la novia: recuerda que depende de ti tomar las cosas para bien o para mal. Te aseguro que si un día tu mamá te dice “M´hijita, no laves los sartenes con fibra porque se les cae el teflón”... o, “Antes de desvenar los chiles sumérgelos en agua caliente”... dirás: “Qué linda mi mamá”... Pero, si eso mismo te lo dice tu suegra, de seguro pensarás: “qué vieja tan metiche”. Que no se te olvide, de ti depende... La buena relación entre la suegra y la nuera, o el yerno, es responsabilidad de ambas partes y esto, sin duda, es un factor importante en la felicidad del matrimonio. En esta delicada relación, hay presiones naturales. Para los papás, es inevitable experimentar una sensación de pérdida y muy pocos saben manejarla. Hay que aceptar que, después de la boda, las cosas cambian y los papás ya no tienen los mismos derechos que antes. No te aflijas, a continuación comparto contigo: Las 15 reglas para ser una buena suegra. 1. La primera y más importante recomendación: Tú debes estar ahí para disfrutar, para florear, para ayudar y nunca, nunca, nunca para hacer cuentas: cuánto gastan, cuánto tiempo dejaron a los niños solos, a dónde van o ¿por qué se van de viaje otra vez? En pocas palabras, no te metas. 2. Haz sentir que las puertas de tu casa están siempre abiertas para tus hijos, nueras, yernos y nietos, a cualquier hora del día y en todo momento. Y si ves que los niños se suben al sillón con manitas de chocolate, hazte de la vista gorda. Ya lo limpiarás después. No hay nada peor que una suegra vigilante. Lo importante es que se sientan a gusto en tu casa y siempre quieran volver. 3. Evita hablarles por teléfono a cada rato y, cuando ellos te hablen, no les reclames que hace una semana no sabes de ellos. Siempre manda saludar a su cónyuge. 4. Jamás se te ocurra presionar para que tengan un bebé. Si ya tienen uno, no insinúes que es hora de tener el segundo o el tercero. 5. No tomes decisiones por ellos. Evita decirles cosas como: este fin de semana les caigo en su casa... Ya escogí el moisés para el bebé... Pasen por nosotros antes de ir a la comida.... 6. Sé prudente. Por más ganas que tengas de opinar, de corregir, de decir lo que no te parece sobre cualquier tema que tenga que ver con ellos o sus hijos, aguántate y quédate callada. Sobre todo evita comentarios del tipo: siempre llegas tarde...Te veo repuestita... o Con un vestido negro, te verías más delgada... 7. Si durante el embarazo, tu nuera tiene molestias, hazle sentir que es la primera mujer que va a dar a luz en el mundo. Evita minimizarla, y decirle ¿A eso le llamas pies hinchados? Eso no es nada, en comparación con lo que yo pasé... ¡Ésas sí eran molestias! 8. Procura ver siempre lo positivo de tu nuera o yerno. Jamás critiques lo que hacen, cómo cocinan, cómo educan a sus hijos, en qué trabajan y, sobre todo, haz que sientan tu apoyo en todo. 9. Si tienes dos o más hijos casados, no hagas distinciones entre ellos. Esto también aplica a sus parejas y a tus nietos. 10. No seas de las personas que se sienten por todo, porque sólo vas a construir tu propia cárcel. Olvida y perdona cualquier imprudencia. La vida es muy corta y si ellos ven que eres flexible, te buscarán con más gusto. 11. Nunca azuces a tu hijo ni lo uses como intermediario, por ejemplo: te hablo a la oficina porque con eso de que tu esposa nunca está en su casa... Esto sólo agranda los problemas. 12. Cuando te inviten a comer a su casa y tu nuera te sirva el plato favorito de tu hijo, que a ti, por supuesto, te sale mejor, no le digas: está muy bueno pero... te voy a dar la receta correcta 13. Jamás des consejos. Ni para bañar al bebé, ni para amamantarlo, ni cómo poner una mesa, ni para decorar la casa. Si piden tu opinión, recuerda que es una mera cortesía. 14. Si un día notas que están enojados y tu hija o hijo acude a ti para quejarse, escúchalo y trata de darle tu apoyo al otro, para que así recapacite y se calme, de otra manera ten la seguridad que estarás contribuyendo a que las cosas empeoren. 15. Para concluir, haz el papel de bruta: Tú ni ves, ni oyes, ni entiendes, ni opinas... Nada más sonríe. Si te cuesta trabajo aplicar alguno de los quince puntos, piensa que lo que más deseas es la felicidad de tus hijos y las suegras somos una parte importante en su vida y podemos enriquecerla o hacerla miserable. No es fácil balancear tus necesidades con las de los otros pero la armonía familiar y el gusto con el que nos van a recibir, valen la pena. ¿No crees?