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Cuidado con las articulaciones

Verónica Castro Bojórquez

La artritis reumática es una enfermedad en la que se inflaman las articulaciones produciéndose dolor y dificultad para el movimiento. Además, se pueden lesionar otras partes del organismo. Tiene una duración variable, irregular y en general larga, por lo que se dice que es una enfermedad crónica.

Las molestias y limitaciones que la artritis reumatoide ocasiona varían mucho de un enfermo a otro, de manera que no hay dos enfermos iguales. No hay que confundir la artritis reumatoide con el "reuma".

La artritis reumatoide es una de las más de 200 enfermedades reumáticas diferentes. Por este motivo los consejos de amigos o vecinos que tienen "reuma" pueden no estar indicados o, incluso, ser contraproducentes. Es una enfermedad que se da con más frecuencia en mujeres, pero que afecta también a varones. No es una enfermedad propia de la edad avanzada y aunque puede aparecer en ancianos, se presenta con mayor frecuencia de los 45 a los 55 años. También puede afectar a niños.

NO ES HEREDITARIA

La artritis reumatoide se presenta con más frecuencia en personas con una especial predisposición genética, sin embargo, no es una enfermedad hereditaria. La causa es desconocida. Se han estudiado agentes infecciosos (bacterias, virus) y aunque se han encontrado datos sugerentes en algunos casos, no hay evidencias que confirmen la implicación de uno en concreto. La artritis reumatoide no es contagiosa. Se sabe que hay alteraciones del sistema inmunológico o de defensa del organismo. La inflamación que se produce en las articulaciones es la consecuencia de la invasión de la membrana sinovial por células que dañan la articulación. La capacidad de defensa ante las infecciones es prácticamente normal. El clima y la humedad no tienen nada qué ver con el desencadenamiento o el mantenimiento de la artritis reumatoide. Sin embargo, es cierto que algunos cambios climáticos y en particular cuando el tiempo va a empeorar, hacen que cualquier articulación dañada por ésta o por otra enfermedad sean más dolorosas.

El dolor en las articulaciones grandes y pequeñas del cuerpo es la queja más frecuente en esta enfermedad. Este dolor es la consecuencia de la inflamación de las articulaciones y con frecuencia se puede ver la hinchazón a simple vista. Las articulaciones dañadas con más frecuencia son las de las muñecas, los nudillos, articulaciones de los dedos, los codos, los hombros, las caderas, las rodillas, los tobillos y los dedos de los pies. El dolor de cuello también puede ser debido a artritis reumatoide y debe ser comunicado al médico.

DIFICULTAD DE MOVIMIENTO

Además del dolor y la inflamación, y como consecuencia de los mismos, por las mañanas habrá dificultad para el inicio de los movimientos (rigidez matutina) de duración variable, y que a veces puede ser de horas. La inflamación mantenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, los ligamentos y los tendones que hay alrededor. La consecuencia será la deformidad progresiva de las articulaciones y la pérdida de la capacidad para hacer algunas tareas de la vida diaria. Otros síntomas poco frecuentes pueden tener qué ver con alteraciones de la enfermedad a otros niveles o con efectos poco deseables de los tratamientos que se utilizan.

Lo más frecuente es que sean independientes, pero hay que contar al reumatólogo síntomas como: fiebre inexplicable, cansancio fácil, dolor de cuello intenso y persistente, hormigueos en manos o pies, ronquera mantenida sin notar catarro, sensación de falta de aire con los esfuerzos, tos continua, dolor en el pecho o en los costados, sequedad de la boca, enrojecimiento ocular, sensación de arenilla en los ojos, picor vaginal, manchas o bultos en la piel o diarrea continuada.

Para saber si una persona determinada padece artritis reumatoide, el reumatólogo valora los síntomas que se han señalado previamente. Hay, sin embargo, muchas otras enfermedades reumáticas que pueden producir molestias similares. Por este motivo los hallazgos que se pueden encontrar en las radiografías y algunos estudios analíticos (factor reumatoide) son de gran utilidad para confirmar el diagnóstico. Puede ocurrir que una persona presente dolor e inflamación en las articulaciones durante algún tiempo, y que ni la intensidad de su enfermedad, ni las radiografías ni los análisis permitan al médico hacer con certeza el diagnóstico de una enfermedad reumática inflamatoria determinada.

PADECIMIENTO FRECUENTE

El reumatólogo Rolando Ávila Valdez explicó que la artritis reumatoide es uno de los padecimientos reumatológicos más frecuentes y que normalmente se presenta entre los 35 y 55 años de edad, aunque se dan casos entre niños (artritis reumatoide juvenil, se presenta en jóvenes menos de 16 años, si se atiende a tiempo se puede frenar la enfermedad). Afecta más a las mujeres, y no se sabe qué es lo que lo origina; aunque se ha demostrado que hay predisposición genética, aunque no todos los que tienen dicha predisposición pueden heredar la enfermedad; sin embargo hay factores externos que pueden ser infecciones bacterianas y virales que llegan a disparar la enfermedad en dicha gente.

Esta enfermedad se presenta mundialmente del uno al dos por cierto o del dos al tres de la población; en Durango del uno al dos por ciento de la población (de cien una lo puede tener); de dichas cifras solamente el diez por ciento puede tener una artritis severa, que si no emplean el tratamiento adecuado padecerán varias secuelas, deformación e incluso llegar a la invalidez. “La importancia de la artritis reumatoide es diagnosticarlo y darle el tratamiento adecuado, que nos ayudarán a controlar la artritis”, dijo.

El reumatólogo, posgraduado del Hospital “20 de Noviembre” de la Ciudad de México y recertificado por el Consejo Mexicano de Reumatología informó que las manifestaciones de dicho padecimiento son: procesos inflamatorias en articulaciones pequeña, medianas y grandes (principalmente en codos, manos, muñecas, rodillas, hombros, pies), es poliarticular (en más de cuatro articulaciones), es simétrica (afecta las dos manos, los dos codos, etcétera. Si fuera de un solo lado sería asimétrica). Se han dado casos en que el paciente no puede realizar sus actividades diarias, como bañarse o cambiarse. Otra de las manifestaciones es la artritis es que el paciente pierde fuerza en sus manos, brotan nódulos (codos, nuca, etcétera).

TRATAMIENTO A TIEMPO

“Es muy importante tratar de tomar al paciente a tiempo, principalmente, los primeros años”, recalcó el también miembro de la Sociedad Mexicana de Reumatología y de la Sociedad Médica del Centro Hospitalario “20 de Noviembre”, debido a que muchas personas recurren a remedios caseros que a la larga empeoran la enfermedad que no se puede curar, más si controlar. Hay que tener especial cuidado si el dolor en las articulaciones dura más de cuatro o seis semanas.

Entre los medicamentos que emplean para controlar la enfermedad son: el del Oro: metotrexate, también se utiliza la cloroquina, hidroxicloroquina, asulfirira, penicilamina,; hay otros medicamentos que apoyan a los anteriores (terapia biológica) como el arava, remicade, embrel, entre otros. Desafortunadamente son medicamentos costosos; pero en el ISSSTE y el IMSS ya los están manejando; además de que en México se cuenta con reumatólogos de gran calidad e incluso están reconocidos a nivel nacional e internacional.

Las mujeres que padecen artritis y desean embarazarse pueden hacerlo, pero es muy importante informar al reumatólogo con meses de anterioridad, para que este evite recetar algunos medicamentos muy fuertes. En ocasiones en el estado de gestación la enfermedad de inactiva, y el parto se realiza y el producto nace en forma natural.

Desafortunadamente no hay una vacuna o un tratamiento para prevenir la artristis, lo único que se puede hacer, después de detectarla seguir el tratamiento indicado.

TRATAMIENTO

Dos grupos de fármacos

Todos los medicamentos que sirven para algo tienen efectos secundarios. Los que se usan para tratar la artritis reumatoide también. Cualquier tratamiento a aplicar lo es en función de considerar que es mayor el beneficio que el riesgo. La opción de un tratamiento en particular por parte del reumatólogo es fruto de una amplia experiencia a nivel mundial. Al final será el enfermo quien decidirá si asume el tratamiento después de disponer de la mayor información posible. El tratamiento de la artritis reumatoide con medicamentos incluye dos grandes grupos de fármacos: Uno de ellos engloba a los que sirven para aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo. Son útiles para bajar la inflamación y sobrellevar el dolor del "día a día", pero no sirven para modificar la evolución de la enfermedad a largo plazo. En este grupo entran los llamados antiinflamatorios y los corticoides. Los antiinflamatorios son medicamentos eficaces. No hay uno mejor que otros para esta enfermedad. Cada persona puede encontrar uno que le va mejor a ella en particular. Si no mejora de sus síntomas (después de un plazo de un par de semanas) o no tolera el antiinflamatorio prescrito, hay que consultar al reumatólogo para probar otro. Los corticoides (derivados de la "cortisona") utilizados de forma juiciosa, a dosis moderadas y con unas indicaciones particulares que el reumatólogo conoce, permiten, en muchos casos, mejorar la calidad de vida a largo plazo, superando a los efectos secundarios que se producen a estas dosis.

El otro gran grupo lo integran medicamentos que no sirven para tratar el dolor en un momento determinado, sino que actúan haciendo que la actividad de la enfermedad a largo plazo sea menor.

MEDIDAS GENERALES

Prevención

Hay que evitar en lo posible una vida agitada, con gran actividad física o con estrés psíquico.

Conviene dormir una media de 8-10 horas nocturnas, y viene bien una siesta de 30 minutos.

Es bueno comenzar el día con un buen baño de agua caliente, que contribuirá a disminuir la rigidez o el agarrotamiento articular matutino.

Si se puede elegir el trabajo, hay que evitar actividades que precisen esfuerzos físicos, obliguen a estar mucho tiempo de pie, o necesiten de movimientos repetitivos, sobre todo con las manos.

Durante la jornada laboral hay que mantener una posición recta en el asiento y evitar permanecer con el cuello o la espalda doblados durante periodos prolongados.

En el trabajo doméstico hay que evitar hacer fuerza con las manos. No es bueno retorcer la ropa, abrir tapaderas rosca, presionar con fuerza mangos de cubiertos o fregonas, etc.

En algunas ortopedias hay utensilios que pueden ser de gran ayuda para las tareas domésticas.

No es saludable practicar deportes con contacto físico y en los que sean frecuentes los choques.

Montar en bicicleta por un terreno llano y sin riesgo de atropello, es conveniente, así como nadar o pasear.

En los periodos de poca inflamación es muy recomendable practicar algún ejercicio físico de forma habitual y sin cansarse.

Durante el reposo hay que mantener una postura adecuada.

Es preciso evitar mantener las articulaciones dobladas. No deben ponerse almohadas debajo de las rodillas.

Hay que procurar mantener los brazos y las piernas estirados.

Conviene un zapato elástico pero firme. Es mejor evitar los zapatos de plástico o material sintético.

Es recomendable evitar el sobrepeso o adelgazar según los casos. La dieta típica mediterránea, rica en legumbres, ensaladas, aceite de oliva y pescado, puede ser beneficiosa.

FUENTE: Agencias.

Escrito en: artritis, enfermedad, articulaciones, dolor

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