MÉXICO, DF (Agencias).- Restos fósiles de la especie de colibrí más antigua que hasta ahora se conoce, de una antigüedad de 30 millones de años, fueron descubiertos en Alemania por el zoólogo Gerald Mayr.
Basado en un par de esqueletos de cuatro centímetros de largo, hallados cerca la provincia de Frauenweiler, al sur de Alemania, el investigador del Museo de Historia Natural de Frankfurt determinó que el extinto colibrí tenía largos picos y alas, que le permitían alimentarse mientras revoloteaba.
El científico alemán nombró a esta especie Eurotrochilus inexpectatus, que significa “versión europea inesperada del Trochilus” (nombre científico del moderno del colibrí).
SÓLO EN AMÉRICA
En la actualidad, los colibríes viven sólo en América, pero guardan gran parecido con el extinto pájaro del Viejo Mundo, detalla Mayr en la revista científica Science.
“Tres de las características que conservan los esqueletos del colibrí moderno son su tamaño minúsculo, el diseño del hombro y del hueso de su brazo superior, así como sus picos largos, que son 2.5 veces más grandes que sus cráneos”, explicó el zoólogo alemán.
Asimismo, los detalles de la articulación de los hombros y los huesos superiores del brazo sugieren que estos pájaros rotaban sus alas tal como lo hacen los colibríes actuales.
“Es muy divertido estudiar especies de este periodo de la Tierra en el que vivió este animal, el Oligoceno temprano, porque algunas de las especies ancestrales comienzan a parecerse a las modernas”, expresó.
TIEMPOS REMOTOS
Antes de este hallazgo, el fósil más antiguo de colibrí del que se tenía registro era el encontrado en América del Sur, que tiene un millón de años. “Con este nuevo descubrimiento, el registro de los modernos fósiles se remonta 29 millones de años atrás”, resaltó el especialista.
Una de las interrogantes que plantea este descubrimiento es cuándo y por qué los colibríes desaparecieron de Europa, África y Asia, pero no de América. Gerald Mayr sospecha que esto pudo haberse debido a la competencia ecológica con otros pájaros o insectos.
El descubrimiento del fósil en Europa implica también el cuestionamiento acerca del tipo de flores con las que se alimentaba. Mayr sugiere que hubo un proceso de coevolución con ciertas plantas que crecen actualmente en Europa, África y Asia, que permitió que ambos se desarrollaran juntos, para satisfacer mutuamente sus necesidades.
“Cuando los colibríes desaparecieron de esos continentes, insectos como abejas podrían haber asumido su deber en la polinización de estas flores”, concluye el zoólogo alemán.