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El manejo del micrófono

Enrique Arrieta Silva

Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UJED

El micrófono se ha vuelto indispensable en la vida de todos, no se diga en la del orador. Está presente en todos los eventos públicos, trátese de reuniones empresariales, de negocios, políticas o académicas. Lo que es más, el micrófono impone su presencia aun en eventos en los que no se necesita, porque en los lugares en los que se celebran no son de grandes dimensiones y quien habla puede hacerse escuchar fácilmente a simple voz. Por lo tanto, necesario resulta para quien por su actividad o profesión tiene que hablar en público, estar al tanto de las técnicas que permitan su manejo correcto y si se puede óptimo, y claro que se puede. Veamos.

Es muy recomendable primeramente obedecer el protocolo de su uso, esto es, utilizar el micrófono, si los demás lo están haciendo, dado que negarse a hacerlo, y peor aún anunciar que no lo necesitan, puede sonar a presunción o chocantada.

Se debe procurar llegar al acto con la suficiente anticipación, para probar el sonido e incluso para cambiar impresiones con quien está a cargo de él, para manifestarle nuestras inquietudes y recibir indicaciones sobre cómo aprovecharlo mejor. Jamás se debe olvidar que un buen micrófono puede levantar un acto haciéndolo lucir y que un mal micrófono que distorsiona, chilla o truena, puede con toda seguridad echar a pique al más importante de los eventos.

UN BUEN DISCURSO

A quien le preocupe pronunciar un buen discurso o tener una buena intervención en público, debe familiarizarse con el manejo manual del micrófono.

Micrófonos hay por ejemplo, que son de piso y que gradúa su altura por medio de una tuerca que se aprieta y se afloja para moverlo hacia arriba o hacia abajo, según sea el caso. Pues bien está operación que es sencilla si no se practica puede resultar complicada frente al público, y así se puede observar a oradores sufriendo lo indecible y resultando hasta cómicos porque cuando aflojan la tuerca la aprietan, y cuando quieren apretarla la aflojan y a leguas se les ve la cara de sufrimiento porque no hallan qué hacer con el micrófono.

Referiré un caso que puede parecer inventando pero que pertenece a la cómica realidad. Resulta que en una ceremonia importante y trascendental, uno de los principales oradores colocó el micrófono de piso a la altura correcta, tal y como mandan los cánones, pero no apretó bien la tuerca que regula el movimiento vertical del micrófono. Fue así como a los pocos segundos de haber iniciado su pieza oratoria el micrófono tuvo un ligero descenso y el orador encogió su cuerpo para que su voz siguiera de cerca al micrófono; otro descenso del micrófono y otro descenso del orador. Todavía se produjo un descenso más de ambos, siendo los últimos afortunadamente, pues de lo contrario el orador hubiera acabado hablando de rodillas, aunque sí terminó muy encogido. Demás está decir que el cuadro resultaba angustioso para el orador y risible para los demás.

Micrófonos hay que son de mesa y que tienen un botón rojo para encenderlo y apagarlo, subiéndose dicho botón para prenderlo y bajándolo para silenciarlo. No es recomendable empezar a probarlo cuando el público ya está presente, porque esto se debe hacer con toda anterioridad como ya se dijo. Hay quienes, con público ya presente, tiene el mal gusto de pegarle con el índice para ver si funciona bien, soplarle o todavía peor, contar el “uno, dos, tres”, agregando el “probando”, “probando”, y más aún hay otros a los que se les ocurre decir lo que han escuchado de los grupos musicales: “bueno sí, probando, probando, bueno sí”. Otros tienen la mala costumbre de preguntarle al público si se escucha bien, sobre todo a los de la última fila.

CONTROLAR LA VOZ

Con el micrófono, ninguna necesidad se tiene de alzar demasiado la voz, mucho menos de gritar, se puede dar la imagen del perro gritándole a la bocina del tocadiscos de la RCA-Víctor. Además, la modernidad permite en los tiempos actuales el uso de la consola, con cuyo manejo el operador puede controlar el volumen de la voz, esto es, subirlo en el caso que la voz sea débil o bajarlo si es atronadora, y hasta manejar los tonos.

Ya sea el micrófono de pie o de mesa, no se acerque demasiado como si fuera a morderlo o se estuviera peleando con él, porque vicia el sonido, ni se aleje considerablemente como si el micrófono fuera a picarle porque disminuye la potencia de su voz. La distancia aconsejable es de diez a 12 centímetros.

Si usted advierte que por las malas condiciones acústicas el sonido rebota, si se está a tiempo recomiende que el evento se desarrolle en otro lugar más adecuado, si no abrevie su intervención, pues no se le entenderá nada y esto molestará bastante al público, o bien deje de utilizarlo y siga adelante sin él.

El micrófono debe estar a una altura que no le tape nada de la cara, ni siquiera la boca, pues el público debe tener la perfecta visibilidad de su rostro que le permita recibir el mensaje oral y corporal. Cantantes he visto que pegan el micrófono a su boca y todavía suben el resto del aparato hacia arriba hasta la raíz del cabello, cubriéndose de esa manera con micrófono y mano casi todo el rostro, pensando tal vez que con ello demuestra muy buen dominio del micrófono, pero en realidad es el micrófono el que los domina a ellos, dando realmente conmiseración.

REFLEJAR ÁNIMO

Cuando sostiene con la mano el micrófono, esto es sin base, no juegue con el alambre del micrófono, pues puede dar la imagen de nerviosismo y esto no es bueno para el que habla, que en todo momento debe reflejar presencia de ánimo. Tampoco se le ocurra doblarlo en círculo a la manera de Yuri o Alejandra Guzmán, que eso podrá estar bien para una cantante en variedad, pero no para una persona que quiere dar la imagen de seriedad, llámese orador, conferenciante o líder.

Hasta donde se pueda, evite usar micrófono de mano, esto es sin base, pues esto limita casi por completo el lenguaje corporal de las manos, esto es la mímica, tan indispensable y necesaria tratándose de la palabra hablada. Tan indispensable y necesaria es, que ponga atención usted en alguna persona que esté hablando por teléfono y verá como aunque nadie la observe, estará moviendo sus manos a medida que habla como para darle a sus palabras tono e intencionalidad. Lo que es más, haga usted la prueba en solitario y trate de hablar como si estuviera pronunciado un discurso frente a un auditorio, pero hágalo con los brazos en posesión de firmes y sin despegarlos para nada de sus costados y experimentará que sus palabras no tienen la fuerza ni los matices debidos. Pero si no hay más remedio que usar el micrófono de mano, manténgalo firme con una mano, pues si lo mueve mucho se le escuchará a veces y a veces no, y con la mano libre haga una mímica moderada.

Por tal razón no es recomendable el micrófono inalámbrico para pronunciar un discurso o impartir una conferencia. Cosa diferente cuando en una conferencia llega el momento de las preguntas, pues puede con facilidad pasarse a todos aquellos que deseen plantear alguna interrogante o debatir con el sustentante.

Si en pleno discurso el micrófono le empieza a dar dificultades, tales como chillar, tronar, zumbar, silenciarse, no lo dude, apáguelo sin que se note si es que lo trae en su mano o bien despéguese de el, sin dejar de hablar y sin que su rostro manifieste desconcierto o contrariedad en absoluto.

Tenga presente siempre que el micrófono depende de la corriente eléctrica y que ésta puede suspenderse accidental o intencionalmente, si tal caso sucede, recuerde que usted debe seguir hablando aún con mayor entrega, porque usted es un gladiador de la palabra, y un gladiador no se rinde jamás.

Un último consejo, no se enferme de “engolitis”, enfermedad muy común en quienes tienen qué ver con los micrófonos, es decir, no engole la voz frente al micrófono, podemos ocasionar la risa de quienes nos conocen, pues saben cómo hablamos normalmente y al vernos o escucharnos hablar engolando la voz pueden tomarnos por falsos o facetos. Frente al micrófono sea usted natural, así se hará de simpatías y evitará al máximo las antipatías.

Escrito en: micrófono, esto, debe, pues

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