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La Delgadina

Por: Óscar Chávez

El buen rey tenía tres hijas muy hermosas y galanas

la más chiquita de todas

Delgadina se llamaba.

Levántate Delgadina ponte tu falda de seda

que nos vamos a la misa a la ciudad de Morelia.

Delgadina se paseaba de la sala a la cocina

con su vestido de seda que su pecho le ilumina.

Cuando salieron de misa su papá le platicaba

Delgadina, hija mía, tú serás mi prenda amada.

No lo quiera Dios del cielo, ni la virgen soberana

que es ofensa para mi madre y perdición de mi alma.

Júntense mis 11 criados y encierren a Delgadina

si les pide de comer, no le den comida fina.

Mamacita de mi vida un

favor te pediré

que me des un vaso de agua que ya me muero de sed.

Delgadina, hija mía, no te puedo dar el agua

si lo sabe el rey, tu padre, a las dos nos quita el alma.

Papacito de mi vida un

favor te estoy pidiendo

que me des un vaso de agua, tu castigo estoy sufriendo,

Júntense mis 11 criados,

llévenle agua a Delgadina

en plato sobredorado, vaso de cristal de China.

Le fueron a dar el agua, Delgadina estaba muerta

con sus bracitos cruzados y con su boquita abierta.

La cama de Delgadina de ángeles está rodeada

la cama del rey su padre de demonios apretada.

Delgadina está en el cielo dándole cuenta al Creador

al contrario el rey su padre está con el Diablo mayor.

Ya con esta me despido con la flor de clavellina

aquí se acaban cantando los versos de la Delgadina.

Escrito en: Delgadina, vaso, misa, vida

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