Para Mayela del Carmen
Uno de los más antiguos y tradicionales sitios de paseo de la ciudad es el lugar popularmente conocido como Las Alamedas, enclavado en pleno Centro Histórico.
La tradición de plantar álamos a la orilla de los ríos para mejorar el entorno de las poblaciones es una usanza heredada de la costumbre española de las fundaciones españolas.
Durango no fue la excepción, desde los inicios de la presencia española en Durango se iniciaron las primeras plantaciones de ahuehuetes en los manantiales cercanos a la ciudad, junto a los pantanos que dieron forma al actual Parque Guadiana.
La plantación de álamos para formar paseos públicos se inició en los primeros años de vida independiente. De hecho, el primer gobernador del Estado, Santiago Baca Ortiz, tuvo la iniciativa de realizar una plantación para construir un paseo en las márgenes del arroyo que cruzaba la ciudad y dividía a ésta del pueblo de Analco, origen del popular paseo que aún disfrutamos.
DE NORTE Y ORIENTE
Luego, en el mismo siglo XIX, se iniciaron otras dos plantaciones más, una al Oriente que concluía frente al panteón, enmarcando el camino al cementerio. De este paseo se conserva una plantación reciente de eucaliptos frente al camposanto y unos cuantos especímenes de centenarios álamos.
Otra plantación más se realizó a mediados del siglo XIX, hacia el norte de la ciudad, para enmarcar el camino al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Seguramente las dificultades para el riego de estos árboles impidieron su crecimiento, por lo que la larga explanada destinada a la alameda del norte quedó pronto abandonada. Sólo algunos álamos lograron sobrevivir y se yerguen majestuosos recordando este fallido paseo.
LA PLAZUELA
Gracias a la abundante agua del arroyo del Guadiana, conocido largamente con Acequia Grande, la Alameda iniciada por Santiago Baca Ortiz logró desarrollarse adecuadamente, por lo que unos años después se decidió ampliar este paseo, hacia la gran plaza que se abría como un solar frente al cementerio del Hospital de San Juan de Dios.
El gobernador Fernando Ortiz de Zarate tuvo la iniciativa de construir esta extensión que a la postre llevaría su nombre, como Parque Ortiz de Zarate, aunque la tradición popular lo recuerda solamente como Plazuela Baca Ortiz, en reconocimiento al iniciador del popular paseo anexo.
TRADICIONAL
Las frondosas copas de los álamos, plantados en una rigurosa y espaciosa alineación, permitieron que al crecer aquéllos se formaran largas calles sombreadas, bajo las cuales se transitaba, protegido de los rayos del sol.
Estas calles formadas de manera paralela al cauce de la acequia pronto se convirtieron en el lugar de paseo para las familias, donde los carruajes de todos tipos, tirados de caballos, pronto invadieron los espacios, lo que obligó al Ayuntamiento a destinar las primeras banquetas y jardines para proteger a los paseantes del tráfico de los coches.
A principios del siglo XX se colocaron las primeras bancas para el descanso de los paseantes, y luego, en los años treinta, se construyeron andadores, con recias bancas y arbotantes de granito.
En 1996 se inició por primera vez una remodelación integral del paseo, se clausuraron las calles interiores destinadas al tránsito y estacionamiento de carros, para ampliar y privilegiar los andadores y jardines.
La primera etapa de este proyecto contempló la regeneración de las tres primeras calles del paseo, de la calle Juárez a la calle Zaragoza. A partir de 1998 se continuó con el proyecto de regeneración concluyéndose la totalidad del paseo, al que se le añadieron fuentes y el mobiliario urbano necesario para hacer de Las Alamedas uno de los más bellos paseos de Durango.
RUTA DE PROHOMBRES
A lo largo de los andadores y jardines de Las Alamedas se han venido levantando diversos monumentos, para recordar a personajes de la historia nacional y hombres y mujeres ilustres de Durango.
El monumento más antiguo localizado en este paseo es el que se erigió al Benemérito de las Américas, en 1906, en ocasión del primer centenario de su nacimiento. La estatua de cuerpo completo, realizada en bronce, fue levantada en un bien proporcionado y adecuado pedestal de cantera labrada, donde se encuentran insertas sendas palcas de bronce.
El pequeño busto dedicado al general don Venustiano Carranza fue erigido en 1944 y colocado sobre un bien logrado pedestal de cantera, que por mucho tiempo se ubicó como una pequeña glorieta al centro de la calle Hidalgo, por lo que durante las remodelaciones realizadas en 1998 se trasladó a uno de los jardines del paseo, como remate visual de la calle Independencia, sobre un nuevo pedestal de proporciones mayúsculas realizado en mampostería y concreto.
El monumento al general Ignacio Zaragoza, curioso y original, se localiza justamente en el crucero de la calle en honor del héroe de la Batalla del 5 de Mayo. Se trata de un altorrelieve en bronce, que reproduce una escena gloriosa del general Zaragoza, mostrándolo a caballo, rodeado por las tropas a su mando. Este monumento, ubicado de manera original en remate de la avenida 20 de Noviembre e Independencia, fue trasladado a este lugar al remodelarse el espacio en 1999.
En este mismo paseo se levanta un busto en bronce realizado en homenaje a la insigne escritora y bailarina Nelly Campobello.
RUMBO
Cómo llegar
El paseo de Las Alamedas se extiende de Oriente a Poniente de manera paralela a la avenida Dolores del Río, vialidad construida sobre el entubamiento del cauce de la Acequia Grande.
El paseo comprende unas siete cuadras, desde el punto donde inicia la calle Juárez, hasta el lugar donde concluye la calle 5 de Febrero.
Desde la Plaza de Armas, camine hacia el Sur dos escasas cuadras, por calle Juárez o Constitución para llegar a este hermoso paseo.
¿SABÍAS QUE…?
... El monumento a Juárez fue derribado en un acto vandálico el 24 de noviembre de 1954, repuesto en su pedestal el 5 de febrero del año siguiente. Desde entonces los estudiantes del entonces Instituto Juárez, ahora Universidad, realizan cada 21 de marzo guardias de honor las 24 horas del día.