Para Mayela del Carmen
Enclavada en el corazón del Centro Histórico de Durango, la gran plancha que da forma a uno de los espacios urbanos más simbólicos de la ciudad, a lo largo de su historia ha cambiado y refleja el acontecer de una ciudad en constante desarrollo.
Espacio vivo de la comunidad, la Plaza IV Centenario es un punto de encuentro, referencia urbana de la ciudad, que se ha convertido en centro de manifestaciones políticas, espacio de expresión de las ideas, recinto de fiestas cívicas, lugar de coincidencia para la cultura.
Conmemorativa a los primeros cuatro siglos de vida de la ciudad, la plaza ha sido mudo testigo del devenir de nuestra población, sus baldosas deterioradas por el paso del tiempo y el tránsito continuo de cientos, de miles de personas que de cuando en cuando se concentran allí; por las fogatas y el peso de los vehículos que sobre ellas permanentemente se encuentran, ahora con una protesta, siempre en la libre expresión, en la manifestación de las ideas.
DE HUERTA A PLAZOLETA
El lugar que ahora ocupa la Plaza IV Centenario durante casi dos siglos fue parte de la huerta del Colegio de la Compañía de Jesús, hasta 1767, cuando fueron expulsados los jesuitas de los territorios de la Nueva España. Entonces al sur de la huerta se levantaron algunas accesorias que ocuparon parte de la actual plaza.
Estas casas formaron un pequeño callejón conocido como callejón de los Zapateros, que permitía comunicarse desde la huerta hacia la calle que cruzaba al sur del antiguo Colegio.
A fines del siglo XVIII, las construcciones que se encontraban a espalda del antiguo templo de San Ignacio, ahora de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos o más popularmente conocido como San Juanita, fueron adquiridas por Juan José Zambrano, quien construiría frente a este lugar su tienda y casa de residencia. Desde entonces se conoció a la pequeña plaza frente al palacio en construcción como plazuela o Plazoleta de Zambrano.
JARDÍN VICTORIA
La Plazuela de Zambrano, con los frutales de la antigua huerta de los jesuitas, se convirtió, junto con la cercana Plaza de Armas, en uno de los más bellos paseos de la ciudad. Desde entones pasó a ser uno de 106 referentes urbanos de la población.
Desde 1816, la mansión de Zambrano se convertiría en la residencia y oficinas de los gobernadores, por lo que el espacio cobró una nueva dinámica en la vida de la ciudad. La Plazoleta de Zambrano empezó a ser renovada, los viejos parrones y otros frutales de la huerta poco a poco fueron sustituidos por nuevos árboles, que iban siendo plantados con una alineación conveniente para trazar amplios y espaciosos andadores.
Con motivo de la celebración del centenario de la Independencia de 1810, a iniciativa del gobernador el Estado, Leandro Fernández, se remodeló integralmente el paseo para ser inaugurado en septiembre de 1910.
Al centro se mandó construir un pedestal de cantera donde se levantó una estatua de cuerpo entero del general Guadalupe Victoria, primer presidente de México y orgullosamente originario de Durango. A partir de entonces la plazoleta cambió de nombre y se le reconoció como Jardín Victoria.
DESTRUCCIÓN DEL ENTORNO
En 1917 se dieron las primeras grandes transformaciones en el entorno del Jardín Victoria.
El general Gabriel Gavira, gobernador del Estado, ordenó la demolición del crucero y el ábside del templo de San Juanita, para ampliar hacia el sur la calle del Coliseo, ahora Bruno Martínez, esto trajo como consecuencia la destrucción de esta parte de la construcción y la demolición de las accesorias al sur del antiguo Instituto Juárez.
En 1934, a iniciativa del general Carlos Real, entonces gobernador del Estado, se efectuaron algunos trabajos que buscaban mejorar la fisonomía de la plaza hacia el Oriente, pues ésta lucía ruinosa por las demoliciones ejecutadas tanto al templo como al extremo sur del Instituto Juárez.
El arquitecto Carlos Briosi propuso realizar un conjunto de arreglos en las fachadas de ambos edificios, de tal forma que se unificaran y presentaran una mejor imagen. El proyecto se inició y permitió reconstruir parcialmente la parte correspondiente al templo, aunque el plan en su totalidad no se realizó, al ser depuesto del poder un año después el Gobernador del Estado.
NOMBRE ACTUAL
En 1962 el gobernador del Estado, ingeniero Enrique Dupré Ceniceros, promovió la iniciativa para lograr, con motivo del próximo aniversario de la ciudad, la edificación de una plaza que permitiera recordar el cuarto centenario del acto fundacional.
Para realizar esta obra, se demolieron las construcciones que se localizaban al sur del Jardín Victoria, hasta llegar a la calle Pino Suárez; se retiró el pedestal de cantera que recibía la estatua de Victoria y ésta fue trasladada a la población de Guadalupe Victoria, donde se colocó en la avenida principal de ese lugar. El 8 de julio de 1963 se inauguró solemnemente la nueva plaza cívica de la ciudad, recibiendo el nombre de Plaza IV Centenario.
Desde entonces ha sufrido dos remodelaciones integrales. En 1972 por instrucciones del ingeniero Alejandro Páez Urquidi, entonces gobernador del Estado, el arquitecto Benito García Ugarte diseñó las modificaciones que se realizarían al espacio, donde se colocó en la amplia explanada el monumento de “Juárez y el estudiante”, realizado en los talleres de la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías, bajo la dirección artística del maestro Francisco Montoya de la Cruz; además, se colocó una asta bandera monumental y se construyó una fuente circundante a la explanada del monumento.
En 1996, a iniciativa del licenciado Maximiliano Silerio Esparza, gobernador de Durango, se realizó una remodelación total de la plaza, bajo el proyecto del arquitecto Hugo Salgado, construyéndose en ella un hemiciclo que da un mejor entorno a la estatua de “Juárez y el estudiante”, misma que fue recolocada al centro del espacio; además, se sustituyó la totalidad de las deterioradas baldosas de cantera, y se construyeron pequeños pero discretos jardines a los extremos, manteniendo la amplia explanada cívica.
CÓMO LLEGAR
Ubicada prácticamente en el mismísimo centro de la ciudad, se encuentra a unos pasos de la Plaza de Armas, pues sólo basta caminar una cuadra desde la esquina suroeste, por la calle 5 de Febrero.
INTENTOS
Divergencias políticas
La plaza ha sido testigo de las luchas políticas recientes, en las que algunos han intentado, al calor de los sucesos políticos, cambiar el nombre del lugar.
En 1986, derivado de los conflictos postelectorales que desembocaron en un lamentable hecho sangriento que privó la vida a un joven, algunos grupos políticos empezaron a llamar al lugar como Plaza de la Democracia, e incluso intentaron llevarlo hasta un acuerdo de Cabildo, sin éxito.
En respuesta, se le denominó también sin fortuna Plaza de los Tres Poderes, considerando que en la esquina de Zaragoza y 5 de Febrero coinciden los edificios sede del Palacio de Gobierno, del Congreso del Estado levantado en 1980 y del Supremo Tribunal de Justicia, inaugurado en 1984.
En ambos casos la costumbre y la tradición hicieron que prevaleciera el nombre de Plaza IV Centenario.
¿SABÍAS QUE...?
... Bajo el suelo de la Plaza IV Centenario se encuentran los restos de la cripta de la Compañía de Jesús, donde reposan los cuerpos de los mártires de 1616.