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Provoca enfermedad decir malas palabras

Viena, Austria (Agencias).- Quienes se sienten impulsados a soltar improperios y “palabrotas” o a volver diez veces a la puerta de su casa para ver si está bien cerrada, tienen algo en común con el compositor Wolfgang Amadeus Mozart, que probablemente sufren del síndrome de Tourette.

Ese trastorno nervioso se expresa en la repetición compulsiva de determinados gestos, actos, blasfemias o palabras obscenas y en tener una constante inquietud, opina el psiquiatra Martin Aigner, del Hospital General de Viena, quien explicó que esta enfermedad afecta a un número creciente de personas.

En plenos preparativos para el año 2006, cuando se celebre el 250 aniversario del nacimiento del genio salzburgués, los documentos históricos y relatos de biográficos dan fe de que Mozart tenía problemas característicos de dicha enfermedad.

Se sabe que a Mozart, en sociedad, le resultaba difícil quedarse quieto sentado en su silla, por ejemplo cuando estaba invitado a la Corte, y también que se expresaba algunas veces de una manera inapropiada.

Los textos de algún canon suyo o las cartas, como las dirigidas a su prima María Ana, revelan su predilección por los insultos y las expresiones vulgares, aunque también muestran un notable talento para jugar con las palabras y a veces llevan un ritmo musical pese a estar sembrados de improperios.

Pero Mozart no es el único personaje famoso del que la ciencia sospecha algo parecido, también se puede desprender lo mismo de las biografías de personalidades como el emperador Claudio, el zar Pedro el Grande o Napoleón.

Hace algunos años, el síndrome de Tourette se consideraba aún una enfermedad psíquica muy rara, pero datos más recientes demuestran que se presenta entre 50 y 100 veces más de lo que se suponía, informa la revista austriaca "Medicina Popular" en su último número.

Aunque no se puede probar un crecimiento del fenómeno desde los tiempos de Mozart, lo más probable es que las condiciones de la vida moderna, el aumento del estrés y la presión en el trabajo influyen en la intensidad con la que se presenta.

Los pacientes con trastornos compulsivos procuran a menudo ocultar sus problemas pero llaman la atención cuando cierran en repetidas ocasiones el grifo del agua, se lavan las manos reiteradas veces, limpian continuamente el piso o tienen que dejar siempre sus cosas en orden simétrico en el escritorio.

No siempre se puede hablar de un trastorno grave por algún tic, pero en su forma extrema los síntomas pueden afectar de forma perjudicial a la vida diaria, de manera que el paciente llega a sufrir seriamente.

Según el psiquiatra vienés, puede quedar destruido todo el ritmo de vida cuando, por sentirse impulsado a repetir determinados actos hasta extremar la exactitud, llega tarde a todas las citas o no acaba nunca con su trabajo.

Las personas afectadas viven atemorizadas ante una posible contaminación, el contagio de una enfermedad o alguna catástrofe, y los actos compulsivos aportan un alivio momentáneo, pero por otra parte inducen a la repetición.

Hay personas que no pueden controlar sus pensamientos y se pierden en fantasías sobre algo sucio, sobre un fenómeno extrasensorial, la salud o el sexo, se dejan atormentar por dudas patológicas o sienten una agresividad intrínseca.

También se registran como síntomas la hipocondria, el juego compulsivo con objetos, la bulimia y anorexia e incluso herirse a sí mismos con arañazos continuos.

Aigner, jefe de un consultorio del Hospital General donde se trata esta enfermedad desde hace casi diez años, señala que hay buenas posibilidades de tratamiento con medicamentos así como una terapia del comportamiento en la que el paciente aprende así a superar los sentimientos negativos que le invaden sin supeditarse a la compulsión.

Para siempre quedará sin respuesta la pregunta de si, en el caso de Mozart, la presunta enfermedad influía en su creatividad, ya que algunos biógrafos resaltan el potencial de conflicto con la sociedad que evidentemente contenía.

Pero quienes han escuchado a Mozart saben que su manera de vivir, con sus dotes y defectos dio los resultados más afortunados y asombrosos, por lo que abre buenas perspectivas para cualquier persona que padezca este síndrome en el mundo.

CONTROVERTIDO

Personalidad única

No existe, en toda la historia de la música, una vocación que se haya manifestado tan tempranamente y que haya fructificado tan espléndida y genialmente como la de Wolfgang Amadeus Mozart.

*De niño despertaba simpatía por su aire desenvuelto, atractiva figura y comunicativa cordialidad; pero admiraba aún más por su ágil inteligencia, habilidad extraordinaria y capacidad creadora.

*No hubo una sola persona que al acercarse a él, ver y comprobar sus singulares facultades, no se sintiese maravillado.

*Hasse decía de él: “era un genio demasiado peligroso para la mediocridad de sus compañeros de profesión”.

*Poseía un gusto exquisito para la vulgaridad en la que preferían vivir sus contemporáneos.

*Estaba por tan encima de todos, que sólo otro genio, incapaz de alentar odios y rencores, Franz Joseph Haydn, proclamaba en voz alta: "Yo sólo sé que Mozart es el compositor más grande que tiene hoy el mundo".

*Después de su muerte la posteridad se ha encargado de hacerle justicia: se le considera como uno de los más grandes maestros.

*Su música es cristalina, sugestiva, llena de poderoso encanto y de honda expresividad, envuelta en las galas de una sencillez aparente y de una refinada y aristocrática discreción.

*La totalidad de ella repele al mal gusto y se desarrolla en un ambiente de finura.

FUENTE: Agencias.

Escrito en: enfermedad, veces, Mozart, Mozart,

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