En algunas culturas, la manzana aparece en historias de retos y desavenencias. Cuenta la mitología griega que Eris, diosa de la discordia, estaba resentida por no haber sido invitada a la boda de Tetis y Peleo.
Para vengarse, arrojó entre los dioses invitados una manzana de oro (la singular “manzana de la discordia”), en la que había grabado la inscripción “para la más hermosa”. Las invitadas a la ceremonia, se pelearon entonces por conservar el preciado fruto.
Las manzanas aparecen también como símbolo de la discordia en la historia de Paris y Helena de Troya, que Homero narró en el clásico “La Ilíada”.
En la tradición judeocristiana, la manzana del Paraíso trajo consecuencias funestas para Adán y Eva, que perdieron sus privilegios como criaturas de Dios y fueron expulsados de su hogar por haber desobedecido la única regla que existía en el Paraíso: no comer el fruto del árbol de la sabiduría, del bien y del mal.
A pesar que no está del todo claro que dicho fruto fuera una manzana es, desde entonces, el símbolo de la tentación y del pecado original que se representan en la iconografía cristiana con la figura de una serpiente sosteniendo una manzana en la boca.
Para los celtas la manzana era el fruto de la inmortalidad y su árbol era sagrado para los druidas. Avalon, la isla encantada de los celtas, se llama en galés Ynys Avallach, que significa “Isla de las manzanas”. Cuenta una leyenda que el caballero Lancelot dormía bajo un manzano cuando las cuatro reinas de las hadas fueron a raptarlo.
Todavía en algunos países anglosajones se cree que comer manzanas aleja la enfermedad, o bien que ayuda a mantenerse joven.
Por otra parte, el manzano es uno de los árboles más poderosos de la mitología feérica, y con su fruto se realizan hechizos y encantamientos.
Algunas moradas
Las hadas constituyen una gran familia que puebla los rincones más diversos de la tierra: mares, lagos, marismas, fuentes, túmulos y bosques. Pero también hay algunas hadas que tienen su morada en las lejanas cumbres, cubiertas de nieve y hielo, y los países más fríos.
Se dice de la existencia de la bellísima Reina de las Nieves, que vive en un helado palacio de cristal y surca los cielos en un trineo arrastrando por blancos corceles. Su carácter extremadamente frío, constituye una amenaza para los sentimientos de los seres humanos, cálidos y pasionales.
La experta en temas de hadas, gnomos y elfos, Elizabeth Linden Bracho, manifestó que en las zonas alpinas se encuentras las vilas, unas hadas que son capaces de detener los derrumbes y que a menudo salvan a los hombres que se extravían en las heladas cumbres de las montañas.
Manifestó, además: “En España existen leyendas que hablan de seres mágicos habitantes de cumbres heladas, como los gnomos del Moncayo, unos espíritus diabólicos que provocan avalanchas que arrollan todo lo que encuentran a su paso”.
Personaje destacado
Los Ferrishyn son una especie feérica que ya aparece en los relatos del ciclo artúrico, donde se dice que habitaban, entre otras criaturas fantásticas, en la isla de Mar, situada en el mar de Irlanda, cuyos habitantes humanos vivían de la agricultura.
De ahí que una de las tareas habituales de estos seres sea participar con los campesinos en las tareas del cultivo y la recolección. En este sentido, son comparables a las ninfas griegas de los campos y de los bosques, vinculadas a Ceres, diosa de la agricultura.
Estos seres, explicó Linden Bracho, son de constitución robusta. Las femeninas tienen la apariencia de campesinas rebosantes de sensualidad, y tanto ellas como sus compañeros tienen rostros de edad indefinida.
Los Ferrishyn disfrutan con los animales, sobre todo con los caballos. A veces los toman de los establos de los humanos, pero también tienen su propia cría de corceles de espléndido color y pelaje, con los que cabalgan durante la noche.
Los Ferrishyn también disfrutan enormemente con todo tipo de fiestas y celebraciones, en las que participan con cantos y bailes. La más conocida es la de la Flor de Mayo (en inglés, May Day), en la que estos seres se reúnen para celebrar la llegada de la primavera y bailan alrededor de un enorme poste o mástil.
Para la ocasión los Ferrishyn se adornan con guirnaldas de flores de todos los colores, a excepción del amarillo, que les disgusta sobremanera.
Mundo de un poeta
Irlanda, un país en el que el folclor y la tradición poseen desde antiguo una enorme vitalidad, ha dado al mundo algunos de los escritores de literatura fantástica más importantes de la historia.
Este género, también llamado “maravilloso”, goza de uno de los más destacados precursores. Lord Dunsany no escribía acerca de las cosas que veía, sino acerca de sus propios sueños, de gran originalidad. Sus relatos trasladan aun al lector más especial al reino de la fantasía, o a las tierras de ensueño, como él mismo las llamaba.
En uno de sus mejores ensayos, “Días de ocio en el país de Yann”, el protagonista zarpa de Irlanda a bordo de la nave pájaro del río (símbolo de imaginación) para dirigirse al país del Yann, y recorre sus ciudades rodeadas de mariposas doradas, aves de plumajes maravillosos y pequeñas criaturas de alas que danzan por los aires.
“La niña-hada”
Parte de la literatura fantástica fue escrita por Lord Dunsany, que le dio un toque mágico a su Irlanda natal.
“Dejo atrás estos blancos muros, la iglesia y el campanario,
y los campos cubiertos de hierba y de grano,
y marcho con el pueblo de las hadas
para jamás regresar a mi mundo.
Quizás una niña veáis, con mi cabello y mi semblante, que a mi hogar con cautela se acerque,
y quizás hable con mi voz y lleve mis vestidos.
Mas no seré yo, pues yo habré partido
lejos, muy lejos, adonde viven las hadas.
Preguntad a las aves si me han visto.
Allí donde anidan las garzas, en las marismas abiertas,
o donde se extingan la luna y las estrellas.
Y en las noches de tormenta, cuando rebosen los ríos,
tal vez oigáis de mí, ecos lejanos antiguos.
Los carrizos son ahora mi camino, y mi techo, los astros,
mas a Ballynar nunca he de regresar”.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
Pequeños brotes que asoman, blancos y rosados,
en las ramas más altas del árbol.
Las hadas ahora os protegende la sequía y del frío.
Mas un día soplará el viento, y sobre los pétalos, suavemente,
alzaréis el vuelo.
Volaréis muy lejos, pero con un poco de paciencia muy pronto volveréis a vuestro hogar, las manzanas, maduras y hermosas,
que un día dejasteis atrás.
Un bonito presente para el género humano
de parte de los brotes del manzano.