Dicen que todo comienzo tiene un fin. Si éste es el caso en una relación de pareja, sobre todo cuando se tiene determinado tiempo, es importante no dejarse llevar por la desesperación o la tristeza, aun cuando es obvio que ni el mejor doctor puede recetar algo que termine con los dolores del corazón. En este sentido, ni el mejor psicólogo da un consejo que ayude a olvidar la situación de un momento a otro.
Se puede decir que en la adolescencia esto es un problema sin “efectos secundarios”. Debido a la inmadurez y a la falta de experimentación o de parejas, sólo se puede amar lo que se tiene sin pensar que se tiene toda una vida por delante. Sin embargo, algunas personas se sobreponen más rápido que otras y he aquí el meollo del asunto, cuando se piensa “¿fue su culpa o la mía?”
UN RETROCESO
Primero que nada, incluso previo a la depresión y al hecho de comer diez cajas de chocolate e intentar cualquier tipo de reconciliación, hay que ser honestos a nivel personal y situar las posibles fallas que pudieran ser el causante por este lado del juego.
Se debe convencer uno mismo que el problema ha sido por las dos partes y no recargarse toda la culpa ni mucho menos hacerse la víctima en todo momento. No hay mejor terapia que aceptar los errores y reconocer lo bueno del otro (a) y, de igual manera, perdonarse y perdonar.
Si el problema fue causado por un elemento de la pareja hay que estar conscientes que el otro elemento no va a estar muy feliz al respecto. Incluso, es preocupante cuando la relación lleva un tiempo considerable, pues la magnitud de la molestia de quien termina la relación debió ser tan fuerte para llevarle a tomar esa decisión.
Cuando radica en terceras personas, el egoísmo no debe apoderarse de la persona, pues bien lo dice un dicho: “Si amas algo, déjalo libre; si regresa es tuyo y si no, nunca lo fue”. El problema será si quiere regresar, eso ya depende en qué situación se encuentren como novios.
EL AHORA
Si el golpe fue tan fuerte, que el individuo siente como si él fuera el Titanic y la noticia el iceberg, se debe tomar con calma. Las agresiones físicas y verbales sólo empeorarán la situación, así que es mejor sentarse y hablar tranquilamente al respecto.
Si por el momento la decisión está tomada y no se puede hacer mucho en ese preciso instante, lo mejor es dejar correr un tiempo considerable para que pase la molestia, pero no demasiado para enfriar la relación.
Es bien conocido que en un 82 por ciento de los casos en el que una pareja corta su relación, en los siguientes días se arregla si no hubo demasiada presión y bastante interés.
Existen detalles como las llamadas para molestar, hablar con los amigos del otro, toparse “por casualidad” y tratar de arreglar las cosas precipitadamente que sólo harán que el barco se hunda más rápido.
SIN REMEDIO
Cuando de plano todos los proyectos de regreso han fallado, como los excéntricos aparatos marca Acme del “Coyote Calamidad”, lo mejor es irse haciendo a la idea.
Psicólogos dicen que existen cinco etapas por las que se pasa cuando se tiene una pérdida emocional algo fuerte, éstas son: shock, negación, aceptación, asimilación y resolución, y sería conveniente no quedarse estancado en ninguna, pues una simple ruptura puede hacerse toda una obsesión.
Hablar con los propios amigos y distraerse puede ser un buen factor para mantener la mente ocupada, el ocio sólo empeora las cosas, pues además de producir las mejores telenovelas a partir de un solo problema, es un foco de malos pensamientos y de ideas que pueden ser erróneas y dañinas.
Sí es verdad que deben hacerse introspecciones, pero el ocio no debe conllevar a ello. La introspección consiste en visitar al yo interno, hablar con él y desahogarse. Los problemas a los que se enfrenta diariamente el ser humano son ligeros obstáculos pero, cuando sólo se les da vuelta, se acumulan y convierten al humano en una olla de presión capaz de estallar en cualquier momento.
Cuando el ser amado se ha ido lo mejor es siempre quedar como amigos, no pensar en que la reconciliación puede ser hoy o mañana sólo porque la relación quedó en buen plan, pero sí pensar sanamente en los buenos recuerdos y momentos que juntos compartieron.
Y, claro, jamás forzar a nadie a hacer nada, cuando algo está destinado para esa persona, no importa si en el trayecto pasan miles de desgracias, eso que le fue sentenciado desde siempre llegará y sólo para él será (eso dicen algunos, pero habría que ver qué tan cierto es). Por el otro lado, también hay que entender de buena manera que si es para alguien más, pues qué se le va a hacer.
EVITAR
Mal gusto
Si han roto una relación, hay que evitar algunas cosas para que la reconciliación se pueda dar.
*Vengarse. Si se considera a alguien como una amenaza, el amor puede no volver a tocar su puerta.
*Forzar la situación. Cuando un león dormido es molestado, puede causar mucho daño, lo mejor es dejarlo por la paz y ver qué pasa en el futuro.
*Tratar de convencer a sus amigos. El problema es de dos, cuando se meten más personas, un pequeño conflicto puede volverse una verdadera pesadilla.
*Amenazar. Si la típica frase “si no eres mía (o), no serás de nadie” sale de los labios de alguien, el otro (a) descartará la posibilidad de mirarle siquiera.
*Agredir. Y menos físicamente. Los golpes son de bárbaros no de gente civilizada, y menos si se trata de una mujer.
*Encerrarse. Es lo peor, hay que sacar todo lo que se considere una molestia en formas razonables.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
INTENTAR
Pues, ni modo
Cuando de plano la adversidad es parte de la situación y volver parece imposible, se deben intentar algunas otras cosas.
*Platicar. Los amigos siempre están ahí y más en los malos ratos.
*Distracción. El trabajo, los juegos, la tele, incluso el disco de Yahir puede distraer a la mente de algo en lo que está enfocada. Ojo, no hay que tomarlos como pretexto siempre.
*Desahogarse. Incluso si se es varón, porque eso de que los hombres no lloran es del pasado. Si no se expresan los sentimientos de forma voluntaria, el cuerpo encuentra la manera de externarlos.
*Relacionarse. Por lo menos como amigos, honestamente cuando se “rompe” con alguien lo menos que se quiere es verse con ella (él), pero nadie mejor que ellos dos para entender la relación.
*Desenviciarse. Alejarse a toda costa del alcohol y las drogas, son depresivos seguros y como bloquean la razón, no se sabe qué acciones se puedan tomar bajo la influencia de ellos.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
IDEALISMO
Un amor saludable
La educación en la familia puede potenciar una vivencia amorosa psicológicamente más saludable si se atienden los siguientes aspectos y se orienta a los hijos hacia ellos:
*Autoestima. Significa saber que se vale por el simple hecho de ser personas. La autoestima consiste en conocerse para tener un plan de superación personal y social, en el que se debe dar cabida a la pareja adecuada en el momento idóneo para compartir sus vidas.
*Independencia. Cuando se piensa que sólo el amor de pareja da valor a una persona y a su vida, el sentirse amado se convierte en una necesidad absoluta, más que en una opción deseable. La relación de dos personas relativamente independientes es mejor a la de quienes se necesitan en exceso.
*Felicidad interior. La idea de que si no se es amado da cabida a la infelicidad puede llevar a una dependencia amorosa o, lo que es lo mismo, a sentirse incapaz de asumir la responsabilidad en cuanto a la vida emocional.
*Otros sentimientos amorosos. Significa valorar otros afectos como los ofrecidos por los amigos, hermanos y padres.
*Estar en soledad. Se debe aprender a estar con uno mismo, para así realmente estar con los demás.
*Proyecto de vida en común. A la larga, nadie tolera la falta de sentido en la existencia. Esta ausencia de significado tiene sus raíces en la falta de compromiso, cuando una persona piensa que lo único importante es hacer lo que le apetezca. Esto mata cualquier relación amorosa, porque así cada cual jala para su lado, sin importarle su pareja.
*El compromiso. El amor comprometido aspira a la felicidad, que es una actitud, una forma de estar frente a la propia pareja y que consiste en generosidad y renuncia. El compromiso y la fidelidad acrecientan el amor, porque hacen admirar a la pareja por sus esfuerzos por superarse, por la valentía en las circunstancias vividas juntos y por haber sabido llevar el amor inicial a una amistad profunda y generosa.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.