Para Mayela del Carmen
De acuerdo con las crónicas de la Conquista, al momento de la llegada de los españoles a las tierras del ahora Durango existía una gran cantidad de pueblos nativos, entre ellos se mencionaba además de los tepehuanes y los tarahumaras, a los xiximes, acaxes, tobosos, cocoyomes, irritilas, laguneros, cabezas, zacatecos, coahuiltecos, entre muchos otros.
La consolidación de los asentamientos españoles en la región fue acompañada en la Nueva Vizcaya y en parte en la Nueva Galicia con el exterminio y desplazamiento de las comunidades indígenas nativas, siendo suplantadas por indígenas de origen náhuatl y tlaxacatleca, traídos del centro del país y negros trasladados del África.
La brutalidad del proceso de Conquista habido en el Norte trajo como consecuencia la desaparición de la mayoría de las poblaciones indígenas nativas, y el desplazamiento de otras comunidades a territorios del ahora estado de Durango. Tal es el caso de los huicholes que, tras la guerra del Mixton ocurrida en el siglo XVI, fueron desplazados a Nayarit, y norte de Jalisco, ocupando una pequeña porción del estado de Durango.
Al igual que huicholes, los coras, tras el violento levantamiento de 1722, fueron confinados a ocupar una pequeña porción de tierras en la zona más inhóspita entre Jalisco, Nayarit y Durango. El caso de los mexicaneros, menos estudiado aún, muestra cómo un grupo de indígenas “amigos” de los conquistadores ibéricos fue atrapado inexorablemente entre naciones hostiles y condenado al aislamiento en la sierra sur de Durango.
TORRE DE BABEL
Los huicholes, coras y mexicaneros comparten algunos mitos, similares entre sí, mientras que los tepehuanes del norte y los tepehuanes del sur, con algunas imperceptibles variantes lingüístas, prácticamente representan una misma cultura, apenas con unos 400 años de distanciamiento.
Todos los indígenas que sobreviven en el estado tienen un origen lingüístico similar, pertenecen a la familia yutoazteca, la más numerosa y diseminada en todo el país, sin embargo, sus variantes dialécticas son significativas.
Los mexicaneros son el único grupo en la región que habla el náhuatl, mientras que los coras y los huicholes lingüísticamente son los más cercanos a la rama náhuatl; el tepehuán y el tarahumara son lenguas de la rama pimana, lo cual nos ayuda a comprender mejor las diferencias culturales.
De los otros grupos indígenas que habitaron la región sólo se conservan algunas voces aisladas en la toponimia, que impiden conocer el significado de esas voces, aunque se trate de encontrar sus raíces en el náhuatl, posiblemente las interpretaciones nos lleven a resultados erróneos, pues irremediablemente la lengua madre se ha perdido completamente.
HUICHOLES
Los huicholes son el segundo grupo indígena en Durango por su número de hablantes, pero representan el grupo más numeroso de Nayarit y Jalisco, asentados justamente en las escabrosas formaciones de la Sierra Madre Occidental en la confluencia de esos tres estados.
Los huicholes tienen una sólida identidad cultural, cuando se refieren a sí mismos en español se denominan como huicholes, pero cuando hablan en su propia lengua se llaman wixárika.
A pesar de los grandes esfuerzos evangelizadores emprendidos por los franciscanos desde el siglo XVI, las fiestas religiosas de los huicholes están directamente vinculadas a sus tradiciones. La cosmovisión del mundo, la religión, la mitología y el ritual conservan numerosas supervivencias prehispánicas, que se han venido reformulando continuamente al contacto de las culturas vecinas y los invasores.
El calendario huichol incluye celebraciones que se originaron con el contacto de los frailes franciscanos, especialmente las relacionadas con Semana Santa, pero esas ceremonias han sido modificadas por las prácticas indígenas, a las que han incorporado las divinidades y el santoral cristiano, que los incluyen en las recitaciones que efectúan los chamanes.
Sólo el caso de la Virgen de Guadalupe, que según los huicholes fue una mujer india, se ha producido una especie de síntesis, de estricto sincretismo religioso ya que la mayor parte de los huicholes consideran a Nuestra Madre la Joven Muchacha Águila y a la Virgen de Guadalupe como una sola y misma diosa.
Las procesiones a los sitios sagrados que deben realizar cuando menos una vez en la vida cada uno de los huicholes es tal vez la tradición más difundida entre las comunidades mestizas. Cada año se realiza el llamado Viaje del Peyote o Viaje de Wirikuta, que consiste en una larga peregrinación a los desiertos de San Luis Potosí en busca de la cactácea a la que llaman hikurí.
En otro momento se realiza la peregrinación al Cerro Blanco en la serranía de Durango, para la iniciación de los jóvenes en la ofrenda del venado wawatsarí. La ceremonia del tatea neiya, conocida como “el vuelo mágico de los niños hasta Wirikuta”, tiene como propósito central la curación de los niños enfermos.
El complejo maíz, venado, peyote y sus tradiciones, es el centro del estilo de vida huichol, sus ofrendas inequívocamente refieren en su simbología cuando menos uno de estos tres elementos.
MEXICANEROS
En Durango sólo se conservan dos pequeñas comunidades de origen mexicanero: San Agustín de Buenaventura y San Pedro Xícoras, enclavadas en el municipio de Mezquital, en una zona interétnica rodeados de tepehuanes y huicholes, quienes históricamente han sido sus enemigos.
Tal parece que su origen son los grupos nahuas llevados a la Nueva Vizcaya por los españoles. Prácticamente asilados, permanecerían desconocidos hasta fines del siglo XIX, cuando fueron descubiertos por el viajero alemán Honrad T. Preuss, y recientemente estudiados por Neyra Patricia Alvarado.
En el xuravét es en esencia una ceremonia agrícola en la que se concentran los símbolos cosmogónicos de los mexicaneros. En el xuravét se pide a Dios por la salud, la vida, la cosecha, el agua, las plantas, los animales, el sol, los santos, ceremonias en las que se recrea la mitología del origen náhuatl de estas poblaciones, conducida por el Mayor, quien, de acuerdo con la tradición, fue elegido por Dios según “el costumbre” para conducir el xuravét de por vida
TARAHUMARAS
Este grupo indígena, el más numeroso de Chihuahua, se localiza geográficamente al sur de esa entidad y en pequeñas porciones de los estados de Sonora y Durango. Los tarahumaras se designan a sí mismos como rarámuri, que significa “corredores a pie”.
De acuerdo con la cosmovisión rarámuri en un principio Dios les dio vida a ellos y el diablo a los chabochis o mestizos. Su religión tiene elementos sincréticos de la religión católica y sus tradiciones son ancestrales. Sus principales deidades son Támuje Onorá o Onóruame, “nuestro padre” asociado con el sol y Tamujé Yerá o Iyerúame “nuestra madre”, que asocian con la luna y con la Virgen María.
Su calendario festivo está muy ligado con el ciclo agrícola y al calendario católico, las más populares son la fiesta de La Candelaria, La Purísima Concepción, la Virgen de Guadalupe, la Epifanía, en estas ceremonias se danzan bailes de matachines y Yúmari y se ofrece tesgüino y comida a Onóruame, se come y se bebe tesgüino, bebida tradicional fermentada de maíz. En las festividades de Semana Santa se baila Fariseos y Pascola, principalmente.
CORAS
Junto con los tepehuanes del norte, se trata del grupo indígena menos numeroso en Durango, aunque su presencia se concentra principalmente en Nayarit y Jalisco. Los coras se dicen nayeri, aunque cada comunidad pose su propio gentilicio.
Los mitos de origen han sido transmitidos de manera oral de generación en generación, narrando cómo se construyó el mundo, cómo se logró la lluvia, el fuego, el maíz. Sus deidades están inequívocamente relacionadas con la naturaleza y las manifestaciones de su fuerza, y tienen en lo general una doble representación, personificándose por piedras de diferentes tamaños y colores.
Sus fiestas, llamadas mitotes, están directamente vinculadas con las actividades agrícolas. La primera que es una llamada a las lluvias, “la chicharra”; la segunda fiesta, conocida como de las “primicias”, se celebra cuando el maíz ha germinado y brotado en la tierra, y finalmente al momento de la cosecha se realiza la fiesta llamada del “maíz tostado”.
Existen otras fiestas con comidas, bailes, danzas, bandas y música, que se realizan el Día de Muertos, en la celebración de los Santos Reyes, en honor del San Miguel Arcángel, Santiago Apóstol y la Virgen de Guadalupe, principalmente.
TEPEHUANES DEL NORTE
Los tepehuanes, antes de la Conquista, representaban un solo grupo asentado en los valles y serranías de Durango.
Luego de las guerras de resistencia ocurridas en el siglo XVII, el grupo se fragmentó, una parte se refugió en las montañas del norte, otro en las barrancas del sur. El primero ahora se conoce como tepehuanes del norte. Este grupo se denomina ódami, que significa “gente” refiriéndose a los mestizos, y extranjeros como obhai.
Los tepehuanes del norte son pueblos de una profunda práctica religiosa, de hecho, su cosmovisión está estrechamente ligada a la vida cotidiana, formando un profundo sincretismo con elementos simbólicos del catolicismo. De los evangelizadores del siglo XVII retomaron algunos símbolos como la cruz y las imágenes de los santos, aunque el significado de los mismos no es necesariamente el que les trataron de enseñar los misioneros.
TEPEHUANES DEL SUR
Los tepehuanes del sur son el grupo indígena más numeroso que habita en el estado de Durango.
El nombre de tepehuán es una denominación náhuatl para referiste a este grupo indígena, que significa “dueño de cerros” o “conquistador en batalla”; sin embargo, los tepehuanes se denominan a sí mismos como o’dam que significa “los que habitan”.
El carácter indomable de los indígenas hizo que el proceso de Conquista española fuera sumamente violento. Los levantamientos de resistencia continuos a la presencia de los conquistadores produjo una guerra sin cuartel que se agudizó en el siglo XVII, cuando entre 1616 y 1619 se alzaron de manera general contra los españoles, arrasando la gran mayoría de esas poblaciones. La respuesta de la Corona fue brutal, cruenta y sanguinaria, obligando a los nativos a refugiarse en las montañas de la región. En 1648 un nuevo alzamiento general al centro y sur de la Nueva Vizcaya fue definitivo para la separación en dos grandes grupos a los indígenas tepehuanes, conocidos desde entonces como del Sur o del Norte según la región en que se refugiaron.
Desde entonces, se fundaron las comunidades primordiales que ahora se conservan: Santa María de Ocotán, San Francisco, Teneraca, Taxicarinaga, San Bernardino de Milpillas y Lajas.
Como otros pueblos de la región, los tepehuanes adquirieron de la presencia católica numerosos elementos que integraron a su cosmovisión, que permanece aún influida principalmente por sus ritos prehispánicos. Las historias bélicas y las vidas de los santos católicos se integraron con cierta facilidad a su propia mitología.
Su ceremonia más importante es sin duda el mitote o xibtal, ritual que consiste en una danza alrededor de una gran hoguera que se efectúa durante todo el día y la noche, acompañados del sonido de un monocordio o arco musical. Esta ceremonia se realiza regularmente para solicitar las lluvias en mayo o para bendecir los primeros frutos del maíz en octubre.
Las fiestas son patrocinadas por los mayordomos que se eligen previamente y son quienes sufragan los gastos del ornato necesario para la festividad y el sacrificio de una res como ofrenda. Durante la ceremonia se bailan danzas de matachines, se reparte comida a los participantes, se reza y canta acompañados de violín. Las de mayor importancia que se efectúan en prácticamente todas las comunidades tepehuanes son la de Semana Santa, la de San Miguel, la de San Francisco y las relacionadas con la cosecha, la sequía o las enfermedades.
RECOMENDACIONES
Para conocer más
Si desea viajar a las zonas indígenas de Durango, solicite información en las oficinas de la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas, ubicadas en la calle Hidalgo 311 Sur, a unos pasos del templo de San Agustín.
En el Museo de las Culturas Populares de Durango podrá adquirir diversos objetos elaborados por los indígenas de la localidad. Allí mismo encontrará en exhibición objetos rituales de las diversas comunidades indígenas.
En el Museo Regional de Durango, localizado en Aquiles Serdán y Victoria, descubrirá una sala dedicada a la cultura tepehuana actual. Allí, a través de dioramas, se reproducen algunas actividades cotidianas y rituales de los tepehuanes del sur.
¿SABÍAS QUE...?
... Los xiximes fueron un grupo nativo que vivió hasta el siglo XVII en Las Quebradas. Comían carne humana y sabían distinguir diferentes sabores, de acuerdo al color de la piel.
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