Para: Mayela del Carmen
Fotos: Jorge Valenzuela |
Durante la temporada navideña es común encontrar diversas manifestaciones de carácter popular, festivas, relacionadas con la tradición católica de la celebración del Nacimiento de Jesús o la Natividad y el Día de Reyes o Epifanía, dos de las fiestas más gozosas del calendario religioso de la comunidad.
Los símbolos y acontecimientos navideños son tan populares y están ampliamente difundidos que paulatinamente la población ha ido olvidando el origen de la tradición en Durango.
EL NACIMIENTO
El símbolo mas difundido de la tradición católica para la celebración de la Navidad es el Nacimiento, éste como una representación del pesebre donde naciera el Niño Dios en Belén fue una representación impulsada por los misioneros franciscanos que llegaron a esta región desde el siglo XVI.
Utilizado el nacimiento como un instrumento de evangelización muy efectivo, los frailes franciscanos, desde sus diversas fundaciones, misiones y capillas, promovieron en el mes de diciembre la representación de este suceso trascendental en el desarrollo del catolicismo.
Los nacimientos adoptaron de acuerdo a las diversas regiones diferentes elementos representativos de cada una de éstas, aunque en todos se privilegia y aparece desde luego la Sagrada Familia, en el pesebre, acompañados de numerosos pastores y por los animales de corral. En algunas regiones además del buey y el asno, aparecen desde luego los animales de la fauna local, así como representaciones de personajes propios de cada localidad. La cueva del ermitaño y alguna imagen de Lucifer son elementos imprescindibles para poder enseñar la lucha entre el bien y el mal
El nacimiento viviente es una tradición colonial que lamentablemente poco a poco ha ido despareciendo, aunque en algunas regiones los párrocos han luchado por mantenerla.
LAS POSADAS
La tradición de pedir posada fue también introducida por los frailes de la orden de San Francisco para fortalecer su proceso de enseñanza de la doctrina cristiana. Desde el 16 de diciembre y hasta el 24 de ese mismo mes se acostumbraba escenificar cada día el largo camino que siguieron San José y la Virgen María para encontrar un lugar donde naciera el Niño Dios.
Esta tradición culminaba día con día en una fiesta para celebrar al buen posadero que finalmente abrió su corazón para los Santos Peregrinos. La representación en su origen tenía un carácter esencialmente catequizador, pues éste permitía a los frailes recordar a los feligreses y sus familias diversos pasajes de la vida de la Virgen María, de San José y por supuesto de la Natividad.
Al término de la petición de posada, realizada con cánticos muy característicos que lamentablemente se han estado perdiendo, se procedía a una fiesta popular en la que se rompía una piñata de siete picos, simbólica del mal de los siete pecados capitales, que eran derrotados al ser rota la piñata por la fe, la inocencia y el esfuerzo de los niños.
Las primeras posadas de que se tiene noticia en Durango fueron precisamente las realizadas en Nombre de Dios y éstas estuvieron a cargo de uno de los más celebres frailes que evangelizaron esta tierra, Fray Jacinto de San Francisco, popularmente conocido como Fray Cintos.
LAS PASTORELAS
Las pastorelas, o coloquios de Navidad, son la mejor muestra del teatro evangelizador impulsado por los padres franciscanos en la Nueva Vizcaya, esta forma de personificación tenía como finalidad catequizar y evangelizar a los indígenas de la región, por lo que se realizaban con vistosos y atractivos vestuarios y siempre acompañados de música.
Las primeras pastorelas en Durango datan del mismo siglo XVI, a fines de ese siglo se sabe ya de la organización de estas formas de propagación de la fe, realizadas en las misiones de Analco y San Juan del Río, luego para los primeros años del siglo XVII estas actividades se habían difundido en prácticamente todas las misiones franciscanas.
La pastorela, como representación escénica, se componía originalmente en verso y representaba uno de los modelos más frescos y vigorosos de la tradición vernácula. Desde entonces los actores se caracterizan con telas de llamativos colores.
Las tramas de este teatro edificador y vivificante mostraban a través de los diálogos en verso y los villancicos con que se acompañaban, la lucha entre el Arcángel Gabriel y Lucifer, el primero que guía a los pastores hacia Belén, el segundo que trata de impedir que éstos lleguen a adorar al Niño Dios. La pastorela permitía a los misioneros provocar en las audiencias una reflexión sobre los enredos, apariencias, mentiras y argucias de que se vale el mal para impedir que obremos bien.
LOS VILLANCICOS
El villancico fue uno de los géneros musicales que mayor difusión tuvieron en Durango, la Capilla de Música de la Catedral, instituida desde 1667, fue uno los medios principales para la difusión de esta forma musical.
Difundido en México a partir del siglo XVII, el villancico se desarrolló en dos grandes tendencias: una siguiendo el modelo tradicional piadosa y bucólico, ensalzando a la Virgen, al Niño y a los santos; y otro piadoso-burlesco.
De ambos grupos se conservan numeroso villancicos en el archivo de música de la Catedral. Lo cual muestra la amplia aceptación que tuvo el género entre la comunidad, algunos de los más antiguos datan de 1731 como el titulado “Lágrimas tristes corred, suspiros tiernos volad”, de Pedro Rebasa.
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HISTORIA
El árbol
De acuerdo a la memoria oral rescatada por Xavier Gómez, en 1890 se instaló en Durango el primer árbol de Navidad. Éste fue colocado en la casa del cónsul Prusiano en Durango, Maximiliano Damm.
Esta casa, conocida ahora como Casa del Conde de Súchil, ubicada en la calle de Madero y 5 de Febrero, era un prestigiado almacén comercial, propiedad de los Damm. Este primer árbol se instaló adornado de juguetes y dulces traídos de Alemania, por lo que causó un gran impacto entre la población, que poco a poco comenzó, imitando a la familia Damm, a instalar en sus casas árboles con diferentes tipos de adornos para la época navideña.
TABLA
Costumbres
En los pueblos indígenas
Los indígenas también celebran la Navidad.
LOS TEPEHUANES DEL SUR: Las fiestas son patrocinadas por los mayordomos que se eligen previamente y quienes sufragan los gastos del ornato necesario para la festividad y el sacrifico de una res como ofrenda. Durante la fiesta se bailan danzas de matachines, se reparte comida a los participantes, se reza y canta acompañados de violín.
LOS HUICHOLES: A pesar de los grandes esfuerzos evangelizadores emprendidos por los franciscanos desde el siglo XVI, las fiestas religiosas de los huicholes están directamente vinculadas a sus tradiciones. La cosmovisión del mundo, la religión, la mitología y el ritual conservan numerosas supervivencias prehispánicas, que se han venido reformulando continuamente al contacto de las culturas vecinas y los invasores.
El calendario huichol incluye las celebraciones de Navidad, que se originaron con el contacto de los frailes franciscanos, pero esas ceremonias han sido modificadas por las prácticas indígenas.
LOS MEXICANEROS: El xuravét es, en esencia, una ceremonia agrícola, similar a la que se celebra en la Navidad, en ella se concentran los símbolos cosmogónicos de los mexicaneros. En el xuravét se pide a Dios por la salud, la vida, la cosecha, el agua, las plantas, los animales, el sol, los santos, ceremonias en las que se recrea la mitología del origen náhuatl de estas poblaciones.
LOS TARAHUMARAS: De acuerdo a la cosmovisión rarámuri, en un principio Dios les dio vida a ellos y el diablo a los chabochis o mestizos. Su religión con elementos sincréticos de la religión católica y sus tradiciones ancestrales. Su calendario festivo está muy ligado con el ciclo agrícola y asociadas al calendario católico, las más populares son la fiesta de La Candelaria, La Purísima Concepción; la Virgen de Guadalupe. En el caso de la natividad, la mayor fiesta corresponde a la Epifanía, en esta ceremonia se danzan bailes de matachines y se come y se bebe tesgüino, bebida tradicional fermentada de maíz.
LOS CORAS: Sus fiestas, llamadas mitotes, están directamente vinculadas con las actividades agrícolas, aunque existen otras fiestas con comidas, bailes y danzas, bandas y música que se realizan en festividades vinculadas con el calendario católico. En la Navidad tiene una mayor relevancia la fiesta de la Epifanía sobre el resto de las celebraciones.
LOS TEPEHUANES DEL NORTE: Estos son pueblos de una profunda práctica religiosa, de hecho su cosmovisión está estrechamente ligada a la vida cotidiana, formando un profundo sincretismo con elementos simbólicos del catolicismo. De los evangelizadotes del siglo XVII retomaron algunos símbolos como la cruz y las imágenes de los santos, aunque el significado de los mismos no es necesariamente el que les trataron de enseñar los misioneros.
FUENTE: Investigación El Siglo de Durango.
¿SABÍAS QUE...?
... En un barrio de Cuencamé se conserva una de las pastorelas más antiguas de Durango. Se trata de una pieza representada al más puro estilo colonial al modo del antiguo teatro evangelizador del siglo XVI, versificado y con cánticos, descrito en las crónicas.
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