Para Mayela del Carmen
Uno de los más singulares y tradicionales paseos de la ciudad de Durango es un pequeño y pintoresco parque popularmente conocido como Las Moreras. Confundido entre la mancha urbana de la ciudad, incluso ahora se llega a tomar por una extensión de Las Alamedas; sobre todo, una vez entubado el antiguo río del Guadiana o Acequia Grande, quedo prácticamente tras el arroyo de la avenida Dolores del Río.
INDUSTRIA EN TIEMPOS DE GUERRA
La naciente República vivía años de gran incertidumbre comercial, derivada en buena medida por el bloqueo económico impuesto desde 1828 por España, seguido por Francia e Inglaterra, lo cual redujo de manera significativa las importaciones de productos, y a su vez el encarecimiento de lo que vía el contrabando se podía comercializar en el país. Durango no estuvo ajeno a esta circunstancia, esto propició el desarrollo de nuevas industrias que vinieran a satisfacer la demanda interna de la entidad y de la nación.
La construcción de la primera ferrería en México para suplir las importaciones de fierro que se hacían desde Santander, el nacimiento de las fábricas de hilados y tejido de El Tunal, que permitió satisfacer la demanda de telas populares y de calidades medias que consumía la población, muchas de las cuales se importaban de Francia e Inglaterra, son sólo algunos de los ejemplos de los esfuerzos que se vinieron realizando para la sustitución de importaciones, en los primeros años de la vida independiente, de allí que no extrañe que se investigara en torno al cultivo del algodón, de las moras y del ganado lanar, para considerar el desarrollo de empresas de estos giros.
UN JARDÍN DE SEDA
Entre enero y febrero de 1831, dos prestigiados comerciantes de la ciudad de Durango, don José Leonardo Flores y don José de Matos, dieron respuesta a un cuestionario que les enviara el entonces gobernador del Estado, Juan Antonio Pescador, en el que se detallan el estado de algunos cultivos no convencionales en la ciudad de Durango y su posible industrialización.
Entre los cultivos que se estaban estudiando entonces, para buscar el financiamiento de un banco de avío que permitiera impulsar la industrialización de sus productos, se encontraba el cultivo de las moras, pues era sabido el alto consumo de las telas de seda que requería el país, las cuales eran importadas en su inmensa mayoría.
De acuerdo con el informe recabado, al inicio de la vida independiente, José Matos, quien había sido el administrador de la Real Renta de Tabacos en Santiago Papasquiaro, señalaba que en el estado no había plantíos de moreras, incluso éstas eran casi desconocidas en el país. Entonces asegura que en Durango no se cultivan los gusanos de seda, ni existe algún tipo de aprovechamiento de éstos, por lo que se desconoce si el terreno y clima de la entidad son apropiados para el cultivo de moras y la consecuente crianza de gusanos de seda.
Por su parte, José Leonardo Flores, empresario radicado en la región lagunera, promotor del cultivo de algodón, a partir del cual estableció una incipiente industria en la región lagunera, aseguraba en contraparte que los terrenos templados de Durango eran de lo más propicio para el cultivo de la mora, aunque ésta no se había realizado aún para el aprovechamiento industrial.
LAS PRIMERAS PLANTAS
Las más antiguas plantaciones de moreras en el estado corresponden a las que realizara Joaquín Alcalde y Amattrain en su hacienda minera de San Miguelito de El Hambre, en la región de Santiago Papasquiaro, donde tenía moreras blancas y negras, aunque se sabe que no se explotaron para el aprovechamiento del gusano de seda.
De acuerdo con el informe de José Leonardo Flores, la primera y más antigua morera de la ciudad de Durango era, justamente la que estaba en la casa de don Joaquín Alcalde, en lo que ahora es la Casa de Gobierno, quien las había traído del mineral de San Miguelito de El Hambre y a juzgar por la edad de la planta, en plena producción, ésta debió plantarse hacia los años 1800 a 1805, aunque no existía referencia a la explotación comercial del gusano de seda.
Otro sitio en el que se habían plantado moras con éxito era justamente en la huerta de la Hacienda de la Labor de Guadalupe, donde fue plantada otra morera negra en la primera década del siglo XIX, como parte de la flora de la huerta, sin llegar a explotarse comercialmente sus frutas ni de manera industrial el gusano de seda.
UNA PLANTACIÓN
Aunque se desconoce la fecha precisa sabemos que a fines del siglo XIX, el Dr. Librado Castillo de Valle inició un plantío de moreras en la ciudad de Durango para ofrecer trabajo a las mujeres. Esta plantación realizada con fines eminentemente industriales, fue en sí la primera de esta naturaleza que se realizó en Durango, por lo que dejó de considerarse a la mora como una simple especie decorativa de las antiguas huertas.
El objetivo del doctor Castillo era impulsar el cultivo del gusano de seda para la producción de telas, por lo que consideraba el trabajo femenino como fundamental para devanar los capullos del gusano y producir la seda necesaria para hilar.
Hizo traer un buen número de moras para lograr su propósito, las cuales plantó en un pequeño predio a las orillas de la ciudad, junto al cauce de la Acequia Grande, logrando incluso que los árboles se desarrollaran con éxito, aunque el desconocimiento de las técnicas para el cultivo del gusano de seda hizo que la naciente industria fracasase, por lo que el cultivo de la seda fue un desastre.
Según Javier Gómez, el factor que contribuyó a que la empresa fracasase por completo se debió a una tormenta eléctrica que cayó sobre la ciudad en 1901, causando entre otros estragos la muerte de los gusanos de seda de la plantación, cayendo en la ruina el mal logrado proyecto.
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PARQUE PÚBLICO
Reunión familiar
No es precisa la forma en que Las Moreras dejaron de ser una plantación privada para convertirse en un parque público, algunos autores aseguran que el doctor Castillo había hecho las plantaciones en un terreno que pertenecía a la ciudad, otros más aseguran que ante el abandono de la plantación la ciudad se lo adjudicó.
Lo cierto es que para 1932, el Gobierno del general Carlos Real consideró este espacio como parte de un parque público más extenso conocido como El Ariel, por el club deportivo que lo limitaba en un extremo, incluso se iniciaron las primeras construcciones para habilitar el parque para el disfrute de las familias. La fuente de Quetzalcóatl, realizada en piedra de río, que aún se conserva, fue mandada hacer desde entonces conservando aires del estilo Art Déco.
Luego se fueron habilitando paulatinamente sus corredores, andadores y espacios para la convivencia familiar. La primera gran obra que transformó el entorno de este parque, es la majestuosa y bella Biblioteca Pública que se levantó al centro del parque, construida en 1977 por el Gobierno de la Ciudad encabezado por Máximo Gámiz Parral. Luego, durante el Gobierno de Rodolfo Elizondo, se construyó un moderno parque infantil, para delicia de los niños que diariamente acuden a este parque.
TABLA
UBICACIÓN
Cómo llegar
Si desea conocer este lugar.
El paseo de Las Moreras se encuentra muy próximo al Centro Histórico.
Desde la Plaza de Armas siga por la calle 5 de Febrero seis cuadras hacia el poniente.
Al pasar la avenida Dolores del Río y llegar al monumento a Francisco González de la Vega, a su izquierda podrá reconocer el espacioso parque de Las Moreras.
FUENTE: Investigación Javier Guerrero Romero.
¿SABÍAS QUE?
... La escultura “Muchacha Maíz”, realizada por Roberto Macias en el año 2002 en el paseo de Las Moreras, está tallada en el tronco de un árbol seco.