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Amós, el profeta de la justicia social

Enrique Arrieta Silva

Para estar a tono con estos días de Semana Santa de 2005, me referiré al profeta Amós, por estar considerado el profeta de la justicia social.

Es frecuente que se tenga un concepto de los profetas como videntes anunciadores de la venida de Cristo para salvar al mundo. Sin embargo, esto no es así. La Biblia griega es clara en esta cuestión, al establecer que profeta es el que habla en nombre de Dios.

Así se tiene que el profetismo en Israel era un acto de fe que buscaba la conversión al llamado de Dios, cuya época se da aproximadamente en lo que se conoce como el periodo de los Reyes, mitad del siglo VIII antes de Cristo.

Los profetas no pertenecían a una sola condición social, ni estaban identificados por un solo tipo de carácter. lsaías era noble. Jeremías, Ezequiel y Zacarías eran sacerdotes del templo de Jerusalén. Oseas y Jonás eran originarios del reino del norte. Sofonías es probable que viniera de Jerusalén. Miqueas era campesino del sudoeste de Jerusalén.

Por lo que hace a Amós, aunque tiene una imagen de profeta pastor, es más probable que fuera el escriba encargado del ganado real dado en arriendo.

La Biblia se refiere a los profetas como hombres poseídos por el Espíritu, que acompañaron a Israel en todo su peregrinar, encargados no de escribir una crónica de los hechos pasados, sino más bien de interpretarlos para escudriñar en ellos el modo de actuar de Dios, así como los cambios de la Alianza. Por eso, son tan importantes los profetas, y por eso mismo gran parte de la historia de Israel está ligada en torno a ellos.

Para los abogados, reviste especial importancia Amós, porque es el profeta que, al hablar en nombre de Dios, tiene como referente principalísimo a la justicia social. Veamos.

El lujo de unos pocos siempre ha insultado la miseria de los pobres. Así pasó en el Reino de Israel a la mitad del siglo VIII antes de Cristo, cuando la prosperidad y la riqueza estaban en manos de unos cuantos y padecía el proletariado numeroso. Es entonces y en ese medio en el que la pequeña propiedad había ido desapareciendo, que Amós, natural de Tecoá, pequeño pueblo ubicado aproximadamente a nueve kilómetros al sur de Belén, investido de la calidad de profeta, empieza a recorrer las calles de las ciudades del Reino de Israel, señalando las injusticias sociales y a la religión que se limita sólo a los ritos externos, de ahí que proclame el castigo de Dios y el destierro de Israel, aunque al fm anuncie tiempos felices. Veamos.

A las mujeres ricas y egoístas de la capital de Basán, que engorda a costa del pobre y saben únicamente preparar cocteles, les anuncia el día que serán sacadas de la capital vencida, sin más consideraciones que un simple rebaño y desterradas, y les llama Vacas de Basán y encima les advierte que está por llegar el día en que las levantarán con arpones, y con un aguijón, para empujar por detrás.

Hace.notar el enorme contraste existente entre el lujo, la mala conducta del pueblo y la frecuencia de las celebraciones de quienes piensan erróneamente que Dios no se fijará en ellos, si le ofrecen sacrificios y cumplen los ritos.

Lanza un ¡Ay de ustedes! a los que transforman las leyes en algo tan amargo como el ajenjo y tiran por el suelo la justicia; a los que odian al que defiende lo justo en el tribunal y aborrecen a todo el que dice la verdad; a los que pisotean al pobre, exigiéndole una parte de su cosecha y a los que teniendo muchos crímenes y enormes pecados son opresores de la gente buena, exigiendo dinero anticipado y hacen perder su juicio al pobre en los tribunales.

Porque no aborrecen el mal, ni aman al bien, ni imponen la justicia en sus tribunales, el día en que venga Yavé será para ellos un día de tinieblas, no de luz. Será como el de un hombre que, huyendo de un león, se topa con un oso; o como el de aquel que, al entrar en su casa, recarga su mano en la pared y lo muerde una culebra.

También les dice que odia y aborrece sus fiestas y no le agradan sus celebraciones; que por más que le ofrezcan víctimas consumidas por el fuego, no le gustan sus ofrendas ni le llaman la atención sus sacrificios; que se vayan lejos con el barullo de sus cantos, porque ya no quiere escuchar la música de sus arpas.

Dice Amós, hablando en nombre de Dios, que quiere que la justicia sea tan corriente como el agua, y que la honradez crezca como un torrente inagotable.

Amós fustiga la avaricia de los comerciantes y de los ricos, así como el lujo de los adinerados, la explotación de los necesitados y desde luego el soborno de los jueces. Les dice que aumentan los precios, reducen la medida y falsean las balanzas, y que juegan con la vida del pobre y del miserable tan sólo por algún dinero o por un par de sandalias.

Y así va Amós por las calles de Israel, echando en cara los innumerables atropellos a los derechos de los pobres, por lo que Amasías, sacerdote de Betel, después de denunciarlo con Jeroboam, rey de Israel, diciéndole que Amós está conspirando en contra de él, en pleno centro de Israel, le dice a Amós que salga de allí, que no profetice más en Betel, que se vaya a Judá.

A ello replica Amós que Yavé lo sacó de detrás de las ovejas, para que hablara de parte de él a su pueblo de Israel.

Advierte que llegará el día en el que Yavé mandará al país el hambre, pero no el hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír su palabra, y que entonces atravesarán mares y recorrerán la tierra desde el norte hasta oriente, buscando la palabra de Yavé sin encontrarla.

Sin embargo, no todo es denuncia en Amós, pues dice también que se acerca el día en que el jugo de las uvas correrá sobre los cerros y habrá abundante mosto en todas las colinas, y que entonces regresarán los exiliados, volverán a construir sus ciudades en ruinas y morarán en ellas, plantarán sus viñas y beberán su vino; cultivarán sus huertos y podrán comer sus frutas.

¿Habrá mucha diferencia entre las denuncias de Amós, el profeta de la justicia social, pronunciadas en el siglo VIII antes de Cristo, y la situación actual de la humanidad del siglo XXI, después de Cristo? Me temo que no.

Escrito en: Amós,, profeta, justicia, Israel,

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